Mamá ¡mírame!

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Me levanto lleva de energía. Ya quiero tener ese premio en mis manos.

La verdad es que no tenía idea de que mi profesor de lenguaje había mandado esos cuentos a un concurso.
Pero ahora le agradezco.

Por lo que sé, el premio es un pequeño trofeo de madera y algo de dinero, que aunque no sea mucho es algo que no tenía así que me viene muy bien.

Hago mi rutina como siempre y salgo hacia la escuela.

Hay un acto y cuando llaman a los premiados se me acerca mi profe de lenguaje.

- Ana, ¿Y tus padres?- pregunta

- No podrán venir profe, están muy ocupados- digo

Ni modo que les dijera que mi mamá ni se interesó en saber de que va el premio, y bueno, mi padre no podría pedir permiso en el trabajo así que no le dije nada.

El acto va tranquilo y muy lindo. Mis amigos me felicitan y me lanzan besos desde las gradas del gimnasio, que es donde está el acto.

Recibo aplausos y todo. Mi escuela siempre se ha destacado por querer y consentir mucho a los alumnos, y aunque estos lo saben, no lo usan a su favor. Me refiero a que a pesar de ser consentidos y mimados por los profes, no son malos chicos. Puedo decir que mi escuela es como mi segunda casa.

La escuela dio el día libre luego del acto así que me voy a casa contenta con mi premio y con mi dinero.

- Hola mamá-  digo entrando

- Hola. Ana necesito que vayas a comprarme unas cosas al super- dice sin mirarme

- Mamá estoy cansada- digo

Es verdad, el acto fue algo largo y me dejó agotada.

- Pero si nunca haces nada, no puedes estar cansada- está molesta

- ¿Nada? Mamá ¡Mírame! Estoy la mayor parte del día en la escuela, y el resto te ayudo en lo que puedo. Pero de verdad estoy cansada. Hoy en las premiaciones...- ella me interrumpe

- Siempre quejándote de todo, ¿Cámo Chris puede hacerlo? Él también estudia y se cansa pero no dice nada. Deberías ser más como él- dice mirándole mal

Colapso. Enserio. Ya estoy en mi limite.

- ¡Desearía que dejarás de compararme con él! ¡No tienes ni la menor idea de lo que él hace o deja de hacer. Pero como siempre es tu hijo favorito! ¡Desearía que me pusieras un poquito de atención de la que le pones a él!- le gritó

Salgo de la casa y doy un gran portazo. Me muerdo los labios intentando aguantar el llanto.

Meto mis manos a los bolsillos y pudo sentir el dinero del premio así que me voy por una malteada a la cafetería del parque que esta cerca de mi casa.

Llego, pido y cuando la tengo en mis manos me permito soltar un grito ahogado.

Estoy triste y muy furiosa. No quiero volver a casa.

 



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En el texto hay: juvenil, vida, histora corta

Editado: 20.09.2020

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