Capítulo 7

Cuando Isabella entró a su casa luego que Joaquín la dejara, sus papás no estaban. Esa noche tenían una boda y llegarían tarde; ese había sido otro de los motivos por el que le había mentido a su mamá diciéndole que saldría con Pamela. Estaría ocupada todo el día pensando en la boda y no tendría mucho tiempo para dar vueltas al asunto o estar pendiente de ella. Aprovechó lo que quedaba del día para conversar un rato con sus amigos por Whatsapp y quedó en verse con amigos de su carrera durante la semana; luego le escribió a su amiga Pamela para que le confirmara que iría al día siguiente a su casa a almorzar con su familia. Mañana te cuento todo, le había respondido cuando su amiga había insistido en que le cuente cómo le había ido con Joaquín.

Luego de ponerse su pijama y meterse a la cama, decidió que empezaría a leer el libro que se había comprado de Khaled Hosseini. Cuando estaba ya por terminar el primer capítulo, recibió un mensaje de aquel chico de ojos oscuros. Era una foto del libro que se había comprado en la feria.

Me estás contagiando, por empezar a leer esta obra de arte J

Sonrió tanto por el mensaje como por el hecho que estuviera “contagiándolo”. Le envió su propia foto del libro que ella andaba leyendo y le respondió:

Isa: Copión. Yo también J

Joaco: Solo hace falta que veas partidos de básket y estaremos copiándonos mutuamente. Aunque… me empezaría a preocupar si pasa eso jajaja

Isa: jajaja, no te preocupes, no creo que suceda :P

Joaco: me ofendes

Isa: Lo siento pero no soy fan de los deportes

Joaco: Una lástima

Isa: pero eso no significa que no te acompañe a los partidos ;)

Se dio cuenta entonces que esa oración sonaba muy futura.

Joaco: La.

Joaco: Mejor

Joaco: Noticia

Joaco: Del

Joaco: Mundo

Joaco: Mundial

Joaco: J

Isa: jajaja

Joaco: bueno, te dejo leer, no quiero aburrirte. Bonita noche chica sensual.

Nunca me aburres, pensó Isabella, pero no se lo dijo.

Isa: jaja. Bye chico igualmente sensual.

Joaco: ok, no dormiré.

Isa: tonto

Joaco: Hermosa

Cuando despertó, su hermano ya estaba con su esposa Florencia tomando desayuno en el comedor. Ella era una excelente cuñada; aunque no la consideraba hermana como muchas otras personas llegaban a hacer, sí le gustaba mucho pasar el rato con ella y saber que amaba a su hermano. Tenían juntos un año de casados y todavía estaban en la etapa de experimentar, por lo que había días en los que era incómodo estar cerca de ellos, tan en su burbuja. Aunque Florencia tenía la edad de su hermano, parecía menor de lo que aparentaba; sin embargo, cuando hablaba era bastante intelectual y te olvidabas que su estatura baja a veces no ayudaba a que aparentara su edad. Le encantaba su personalidad y la admiraba porque siempre fue gruesa de contextura y recibió muchas molestias en la escuela y a pesar de ello, nunca se dejó intimidar. Era feliz como era y ese era uno de los motivos por el que la consideraba una excelente cuñada y por lo que su hermano se había enamorado. Le encantaba también su pelo rojizo y el cuidado que le daba a este, siempre lo mantenía en forma y con sus rulos bien definidos.

—Hola tortolitos —saludó cuando se acercó a ellos y los encontró robándose un beso luego que Mario metiera un pedazo de jamón a su boca.

—Hola cuñis —la saludó Florencia y estaba por ponerse de pie para terminar el gesto pero se detuvo cuando Isabella se lo negó—. Tu hermano me contó que ya empezaste en un nuevo trabajo, ¿cómo te va?

—Obviamente que bien a la cerebrito —bromeó Mario e Isabella le sacó la lengua en respuesta.

—Estoy muy contenta —respondió—. La gente está muy a gusto y es muy cómodo. El trabajo apenas empieza de verdad el lunes porque ya se fue la que estaba antes en el puesto.

Se sentó entonces a la mesa y comenzó a servirse lo que había disponible: tostadas, huevo, jamón y jugo de naranja.

—Qué bueno cuñis. ¿Y ayer qué hiciste? Con tu hermano nos fuimos a terminar de reservar todo para irnos a Cancún, ¡ya no falta nada!