Mamihlapinata: Mirada sin palabras

Capítulo 18

Cuando Joaquín terminó su relato, Isabella ya tenía envueltos sus brazos alrededor de él, con algunas lágrimas en sus ojos. Lo entendía a la perfección y él no sabía cuanto se sentía identificada, pero pronto lo sabría. Lo abrazó fuerte y le susurró un lo siento, antes de llenarle de besos la cara. Él no tenía ninguna lágrima, solo los ojos brillantes y su mente todavía distante en otro espacio.

—Por eso desde un inicio quería saber qué pasaba contigo, y quiero saber —enfatizó—, porque si hay algo que anda mal entre nosotros… —Isabella ya estaba negando con la cabeza—, yo sé que no tiene que ver conmigo, pero nunca se sabe Isa. No se trata de controlarte, solo de saber más de ti; conocer un resumen de tu pasado ayuda a entenderte mejor. Y si algún día decides dejarme, espero que no…  —Isabella ya estaba negando de nuevo—, será más fácil entenderlo o aceptarlo si la comunicación entre nosotros funciona bien. Eso he aprendido al menos con Pilar y Penélope.

—Lo haré Joaco, lo prometo.

Hubo un silencio largo y luego:

—Pero ya está Isa, ya pasó hace mucho —dijo él.

—Claro que sí Joaco —respondió ella, acariciando su mejilla—, pero para ti aún no pasa. Tú mismo me dijiste que tienes miedo… y ese miedo es que te vuelvan a romper el corazón así.

Cuando él seguía distante ella presionó.

—Joaco, mírame —dijo y lo tomó del mentón y lo obligó a que sus ojos la miraran, estaban muy tristes, como nunca—. Llévate los aprendizajes de ello y los bonitos recuerdos. Eso último creo que de alguna manera ya lo tienes; siempre la recuerdas y eso es porque aún quedan esos recuerdos bonitos aunque los que me comentas son de ella no siendo comprensiva contigo. Perdónala en tu corazón, todos cometemos errores. No la estoy justificando para nada y créeme que la odio por eso —agregó cuando él le frunció el ceño—, porque debió conversarlo contigo, no dejarte ilusionar y traicionar así. Pero dentro de ti, no debes dejar que te siga gobernando y ese miedo tampoco. Le estás dando más poder del que debería de tener.

Joaquín suspiró y la abrazó entonces, fuerte.

—Siempre existe el riesgo de algún desliz. Lo menos que quiero en este mundo es que nos separemos y ni pasa por mi cabeza traicionarte, de verdad. Además, ¿qué sería de mí sin mi chico sensual? Pero si vivimos así siempre, será difícil seguir adelante.

Ojalá yo pueda meterme eso en la cabeza, pensó. Mucho doy consejos que no aplico.

—Tengo a la novia más comprensiva, psicóloga, buena y linda del mundo.

Isabella rió suavecito y le dio un beso suave en su mejilla.

—Eso es porque te amo —le susurró en su oreja—. Y odio verte triste cuando tú eres la alegría personificada.

—Todos tenemos una debilidad bonita. Y ahora eres tú, porque te amo.

—Amo que me ames —dijo ella, riendo suavecito—. Tengo una pregunta —agregó, luego de un breve silencio—, ya que estamos muy abiertos. ¿Mariana sabía de tu pasado?

Joaquín suspiró y asintió con la cabeza.

—Sí. Tengo mucha confianza con ella, es como mi hermana mayor. Un día me encontró muy pensativo y apagado, algo que ya sabes que no es común en mí, y me preguntó si sucedía algo. Al principio no quise comentarlo pero necesitaba sacarlo de mi sistema, así que le conté todo. Incluso que uno de los motivos de venirme a Nueva Yersey fue escapar de ella, de Chicago; quizás no estuvo bien la causa pero me hizo encontrarte a ti —dijo, finalizando con una sonrisa.

—La mejor decisión entonces —dijo ella, robándole un beso.

—Cuando llegaste a la oficina y te conocí, sentí inmediatamente la atracción; quise negarlo y seguir el juego que había vuelto a usar: el de no enamorarme y dejar todo libre, pero con el tiempo me di cuenta que sería bastante difícil. Lo hablé con Mariana, ella me aconsejó mucho y me dijo que había pasado mucho tiempo, que tenía que darle una oportunidad pero que fuera con cuidado y sin premura. Mucho caso no le hice —rió—. Cuando fue conociéndote más se dio cuenta que eras la chica más especial y ya quedó.

Isabella rió y lo golpeó suavemente en el pecho.

—Tonto lindo.

—Te amo Isa, no me dejes nunca —le dijo entonces, mirándola fijamente a los ojos.



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En el texto hay: sexo, romance y drama, amor

Editado: 01.10.2018

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