Capítulo 29
Seis meses después
Habían pasado ya varios meses desde el accidente y el encuentro con Diego, e Isabella lo recordaba siempre como si fuera su propio aniversario. Los puntos habían sanado rápido y el yeso se había tardado más de una semana en salir, sin olvidar el hecho que luego le costó caminar, sus músculos adaptándose nuevamente al movimiento. Pero Joaquín, Pamela y su familia habían estado ahí para ella, ayudándole siempre que lo necesitaba y cuidando que no haga mucho esfuerzo, haciendo que su cabeza y los puntos también se adapten al movimiento.
Hoy, a seis meses del accidente, era su cumpleaños número veintiséis. Joaquín le había preguntado qué quería hacer por su día, y como siempre, no había sabido qué hacer. Pero finalmente se había decidido por algo casual y clásico: una cena en su restaurante favorito y luego una película en casa de Joaquín. Como era viernes, el sábado celebraría con amigos—y Joaquín—y el domingo en familia. Durante el día fue a desayunar con sus papás, Mario y Florencia; en el almuerzo con los de la oficina, y en la noche iría con Joaquín. Sin duda su panza estaría pidiendo auxilio de dolor.
Olive Garden ya tenía la mesa reservada y bien puesta cuando Joaquín e Isabella llegaron aquella noche. Ambos habían salido del trabajo y se habían detenido en casa de Joaquín para que él se bañe y se vista con un pantalón de drill beige y una camisa azul, que iban a juego con sus lentes del mismo color. Isabella había suspirado cuando lo vio salir del cuarto tan guapo como le gustaba. Luego se detuvieron en casa de ella, donde él se mantuvo conversando con sus “suegros” mientras su novia se arreglaba. Joaquín la recorrió con la mirada cuando ella salió con aquel vestido de flores que él tanto amaba y unos tacones bajos de color rojo.
La mesa en el Olive estaba algo apartada para tener privacidad y aunque estaba bastante lleno, ellos ya se sentía en su propia burbuja. Desde que habían salido del trabajo, Isabella había notado algo nervioso y raro a Joaquín pero no le había querido dar importancia e insconscientemente creía que quizás le tenía algún regalo sorpresa por su cumpleaños; aunque le había dicho que no quería ningún regalo más que a él, una hermosa noche y una deliciosa cena, sabía que algo estaba tramando. Luego de pedir una botella de vino blanco y dos platos para compartir, se pusieron a conversar sobre los eventos que se darían el fin de semana para la celebración de la cumpleañera.
—¿Te confirmó entonces que va Sebas? —le preguntó Isabella mientras sorbía un poco de su vino blanco.
—Sí, pero va solo porque Andre tuvo que viajar por trabajo a México —respondió él, mientras probaba un poco del recién plato de camarones con verduras.
—Buhh, quería ver a Andre. Bueno, mínimo Leo le hará compañía a Sebas.
—Mmm, dudo de eso amor —dijo Joaquín, riendo—. Ya sabes lo acaparador que es Alberto.
El mesero los interrumpió entonces, al traer el siguiente plato de salmón a la parrilla. Le agradecieron y continuaron con su conversación, disfrutando además de la comida. Al finalizar, luego que Joaquín invitara la cena, Isabella notó que su novio estaba más nervioso y tenso que antes y se aguantó las ganas de preguntarle ya que quería esperar a ver si hasta el final de la noche había un regalo sorpresa. Sostenidos de la mano, se dirigieron al auto de Joaquín y cuando estuvieron en ruta, Isabella frunció el ceño al ver que su novio no se dirigía por el camino que llevaba a su casa sino que tomó una dirección diferente.
—Amor, ¿a dónde vamos? —no pudo evitar preguntar.
—Es una sorpresa —respondió él, con voz vacilante y mirando fijamente el camino.
Y con eso, Isabella sonrió ampliamente y le robó un beso en la mejilla; no podía esperar a saber qué traía entre manos y ya había resuelto la duda de su nerviosismo aunque no se imaginaba qué podía ser para tenerlo tan tenso.
En pocos minutos, llegaron a un puerto, donde se abría un pequeño espacio de mar, rodeado de algunos yates y barcos pequeños. Todos estaban apagados, salvo uno, que brillaba junto a la luz de la luna y en su frente llevaba un cartel de “Feliz Cumpleaños Vida”. Isabella se emocionó y se le formó un nudo en la garganta, abrazando luego a Joaquín y llenándolo de besos, a lo que él respondió con una pequeña risita y un tirón de su mano para llevarla hacia el yate que había alquilado para esa noche.
—Es hermoso —dijo entonces, cuando subieron al yate lleno de luces y velas y un reproductor de video ya encendido con la película favorita de Isabella: Diez Cosas que Odio de Ti, con Heath Ledger (Q.E.P.D) y Julia Stiles.