Cuando tuve la idea central de empezar a relatar esto se me hacia inmensamente complicado el pensar que las ideas llegaron a mi de forma tan rápida como lo están haciendo en este momento, y que nunca pensé en mis días de quinceañera promedio el escribir con un barniz de uñas recién hecho las palabras a relatar ya que las mismas son aquellas que demostraran de manera real mis sentimientos sobre aquellas contrariedades que pocos padecen, y de la cuales muchos hablan como aquel detalle poco, y en muchos casos miseramente real que cada uno de nosotros nos concentramos en pensar, el futuro. Mi futuro hoy está centralizado por mi propio cuerpo, como es de imaginarse, mi cuerpo está en constante movimiento y el mismo con dos pies izquierdo ha mantenido desde muy joven la ilusión de conocer el mundo como si de una moneda vieja se tratase, y cuando conoci a nuestro personaje principal nos dio a manera de sueño (que salió bien gracias a los atrapasueños) las ganas de ser caminante y camino a la vez.
Mi detalle principal es que ya había conocido algunas partes cruciales del mismo y que mis pies aun no tan cansados por el viaje ya caminaron las calles del antiguo Buenos Aires, ya sonaron en grande en las aceras de ciudades de los Estados Unidos, y que descalzos ya toparon arenas Ecuatorianas, y ya sintieron el frío del páramo de mis tierras, pero nunca había sentido aquella emoción de cuando conocí aquella tierra que vio nacer a nuestro querido e increíble increíblemente nombrado a lo largo de la historia Mateo, es tierra linda, llamada a breves rasgos Guaranda. La historia de cómo el destino hizo que un dos de marzo me encontrara en estas tierras es fuerte, y aunque mucho tiempo ambos lo consideramos un sueño que era a radical y fuertemente imposible, sucedió.
Es aquí donde conocí aquella parte que a pesar de no estar escondida en él, estaba ordenada con otras, y que centrarnos en que me cuente las historias de sus calles, de los suyos y de sus avenidas me hizo imaginarme en una metáfora en la que como un ciclo, el relataba aquellas historias en las que alguna vez él fue el oyente principal. Consideremos aclamado lector que este fue nuestro primer alejamiento de las calles de la Capital hacia un lugar muy suyo, lejos de cualquier ruido, el carnaval retumba, y retumba en ese momento con el mismo mis ganas de soñar con el más seguido. Se que la vida ha sido ese detonante que no he sabido esperar de manera correcta, y que la paciencia de los hechos han sido el lado negativo de mi carácter, pero esta vez no tuve que esperar a que los sucesos se dieran de manera correcta, simplemente todos ellos se iban ordenando como si de tomarle la mano y vivir la vida se tratase.