Manantial de amor

Fétido olor

—Siempre te miraba de lejos y envidiaba esa sonrisa tan bella, ese amor que tanto notaba en ti por todos a tu alrededor y por disfrutar a tus padres amorosos. Mientras tanto yo tenía que trabajar para llevar a mi mesa un pedazo de pan que alguien por lástima me obsequiaba. Y tú teniendo maestros particulares. Cuando mi madre murió sufrí más de lo que en años había llorado, la llevé a una balsa vieja al lago y le prendí fuego a su cuerpo mientras de la orilla la veía arder, y juré vengarme por todas esas personas  pudientes que NO hicieron nada por nosotras.

—Espera Martha, mis padres NO fueron culpables de la muerte de tu madre, mis padres nunca la conocieron porque de haberlo hecho estoy segura la hubieran ayudado. 

— ¡Cállate! Tus padres sabían que había gente muy pobre en el lugar y nunca les importó ofrecer ayuda. Por ese motivo gocé asesinarlos, por su felicidad, por su amor, por sus sonrisas, por amarte tanto y porque me enamoré de Ji. Todo lo que tú tenías sería mío y por ese motivo estás aquí. Te voy a matar con mis propias manos, tu empresa, tu casa, tu manantial y el amor de Ji serán míos.

— ¡Suéltame desgraciada asesina! ¡cobarde! te voy hacer pagar lo que le hiciste a mis padres, al Sr. Yee. Mátame ahora mismo porque si no lo haces te juro que yo misma te mataré. 

Se acercó a mí y con la mirada de odio, y las manos fuertes por ese sentimiento. Me golpeó hasta que se cansaron sus brazos, hasta que vió correr mi sangre por diferentes partes de mi cuerpo, así perdí el conocimiento nuevamente envuelta en mi sangre, en mi furia amontonada. 

—¡Váyanse de aquí! ¿Qué me ven? Chismosos, entrometidos. No quiero que pruebe bocado, ni le den agua a beber, que se ahogue en su propia sangre, regresaré en dos días a matarla, pero antes debe firmar unos documentos. Más les vale que la cuiden bien ustedes dos. Más tarde la suben al otro cuartucho y la encadenan de pies y manos.

Podía escucharla aun cuando sentí como me desvanecí perdiendo el conocimiento, no comprendía nada, hasta que escuché sus voces. "Era necesario que sufrieras esto por un motivo que ya conocerás Angélica" Libérenme, debo vengarme de esa estúpida asesina. "No podemos hacerlo"

De repente sentí como era cargada por esos hombres y llevada a otro lugar dentro de la casa. Me encadenaron asegurándose de ser lo suficientemente ajustada para no liberarme. Me ardía el rostro, mis manos estaban desesperadas por soltarse, mi cuerpo respondía con furia salvaje, deseaba con todas mis fuerzas ahorcar a Martha, yo misma le haría pagar su delito. De repente escuché un sonido que provenía de alguna parte de arriba de dónde me encontraba, volví a escuchar como un lamento. Solo...  mmm, mmm, mmm, una y otra vez se escuchaba. Aseguraba cuando llegué a ese horrendo lugar que era la única persona que esperaban, escuchar ese sonido me desconcertaba, me asustaba, ¿A quién más tendrían torturando? 

— ¿Puedes escucharme?

—Mmm, mmm, mmm.

—Espera, sólo responde mi pregunta con un sólo mmm si es un sí y dos mmm, mmm, sí es un no. ¿Me entiendes?

—Mmm.

— ¿Te tienen cubierta la boca?

—Mmm.

—Te voy a buscar, pero primero debo liberarme de estas cadenas para ayudarte y escapemos juntos. ¿Eres mujer?

—Mmm, mmm.

Logré mirar un eslabón de una cadena enmohecida medio abierta, la jalé y ajusté en el tornillo de la pared donde era sujetada la cadena. La encajé y tiré de ella con todas mis fuerzas, era muy resistente, casi tanto como mi sed de venganza, al paso de unas horas y con sangre sobre mis manos logré abrirla y separarla, mis manos estaban libres pero con las cadenas en mis manos, muy cerca había una trinche con el que muy seguramente habían traído la paja, allí encajé otro eslabón de la cadena que sujetaban mis pies y le di vueltas, vueltas hasta que trocé el eslabón y separé las cadenas. Había unas escaleras de madera que llevaban a un ático, enredé en mis brazos el resto de la cadena para no hacer ruido y ser descubierta, subí lentamente escuchando levemente el crujir de la madera vieja y apolillada. Me preguntaba ¿A quién tendrían torturando?

—Señor, haga ruido para encontrarlo, no lo veo y está oscureciendo. Solo se hacía cada vez más penetrante el fétido olor. 

Escuché su "mmm" a la derecha y caminé sigilosamente deseando ser una sombra para no ser descubierta. Tropecé con el cuerpo del hombre y sentí sus manos rasposas sobre mis piernas, me llevé las manos a la boca para intentar no emitir sonido de asombro y miedo que sentía. Es un hombre mayor, vestido con harapos, sucio totalmente, esbelto en demasía, podría decir esquelético y con un fétido olor que emanaba de su cuerpo. Sentí compasión por ese hombre, sentía su dolor como mío, su sufrimiento que al parecer era de mucho tiempo.

—No me tenga miedo, le voy a quitar el trapo con el que cubrieron su boca, ¿Está bien?



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En el texto hay: amor, muerte y esperanza, kimchi

Editado: 13.11.2020

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