CAPÍTULO 4 PÉRDIDAS Y DOLORES
Octavio
24 de mayo 2018
8:15 a.m.
Su mirada era triste
Pero aún así ella lograba sonreír
— ¿No tienes algo que decirme? — Pregunté notando como su mirada se endurece y su cara se contrae
Claro que es ella.
— No, señor — recalca muy segura de sí misma
Y me enfada
Me enfada que sea así
— Bien, Ámbar — digo mientras la miro y esta analiza mi mirada . — Tendré que solicitar una nueva secretaria por como has visto antes de entrar — digo recordando la mancha que dejó Estefanía en el sofá con café y la tinta regada en el lavamanos del baño.
Que inútil
— ¿Usted lo hizo...? — pero se queda callada a media
— no sabe soportar mi manera de trabajar, es inútil — Y es la verdad, no se como ella llegó a pasar por mis manos o las de Paul.
La miro de reojo.
Se nota nerviosa
¿Qué pasa por tu cabeza?
Aquellos ojos azules intenso de vez en cuando se apartaban de mi mirada
— Tú serás mi secretaria — digo mientras, internamente me río por su rostro.
Sonrío para mí mismo.
— ¿Yo? — ella se apunta a si misma, cree que le miento.
Soy el jefe aquí, yo mando y será divertido verla.
Me amenazó
Tu osadía te costará pequeña rubia
Agarro la libreta donde se agenda mis citas y leo mentalmente el apunte que le pedí.
Los apuntes están en inglés, algo que no he tenido de mis secretarias anteriores.
Me adapte, aprendí español desde que llegué aunque mi lengua materna es más fácil de manejar con mis socios y clientes.
Bien escrito y sin errores
Vaya, vaya... Que sorpresa me ha dado
¿Por qué pienso eso?
Frunzo mi ceño molesto
Es perfecta en el inglés
— Sabe inglés, eso te suma puntos — reconozco, la verdad debe haber tenido buena prácticas, ya que hasta los errores ortográficos son los que más detesto.
La veo que como ella misma se reprende por sus acciones cerrando los ojos por segundos antes de medio sonreír.
En silencio
— ¿Qué más sabes Ámbar? — me mira molesta, pero trata de ocultarlo.
— Creo ... Creo que hay un malentendido señor, yo... — Trata de excusarse, pero la corto, dejándola callada.
Levanto mi mano en señal que se calle, no dejaré que se vaya asi por asi.
— Necesito una secretaria y te quiero a tí — le señalo, eso sonó extraño — como mi secretaria — afirmó para que se le quede en su cabeza — Al fin y acabó trabajas para mi empresa, pero puedo hablar con mis empleados, y no habrá problema ya que te tienen como asistente y has pasado la prueba de Zagthep es llega a ser complicado, la conozco — el halago se me escapa, pero no lo corrijo.
Debió tener buenos resultados como por haber entrado por manos de Zagthep y no como las que Paul elige para mí en estos meses.
Pone los ojos en blanco mientras se quiere ir
— Pero yo... — ¡Pero que pare!
La miró con advertencia.
Igual que hace unas noches, donde aquí apenas se está resistiendo de decirme como hace unas noches.
Quiero que explote
Sus malditas palabras aun rondan por mi cabeza, por mas que he querido borrarlas con trabajo.
Ella se resigna y por fin no me contradice
Cierra sus ojos
Ella piensa, la inquietud me pica la nuca por querer escucharla.
No me entiendo.
Solo hace unas horas la pequeña rubia toda sentimental del parque pasaba por mi cabeza, ahora la tengo aquí, frente a mi.
En mis manos.
— La espero mañana a las 8:00 a.m. Le daré el número de la antigua secretaria para que se familiarice con el entorno, necesito que se preparé — sus ojos temerosos con corderito me miran, queriendo huir tal vez.
Sacó la pequeña tarjeta que no he quitado desde hace unas semanas que ha estado fallando, ya la tenía que despedir.
—Si es por... — le pasó rápido la tarjeta que Estefanía tenía, me está cansando.
— El número y esa libreta es donde anotaras todo lo de las reuniones — le sonrío mientras pienso en que podría empezar a realizar desde mañana.
Será un poco... Divertido
— Gracias... — Dice de mala ganas
Veo de reojo y no puedo evitar soltarlo, no quiero pero si no lo digo no dejará de estorbar en mi lengua:
— bonita letra — el sarcasmo en mi voz es notoria y ella responde de manera fingida, al menos pude soltarla así, revisa los apuntes que se ha mantenido en las secretarías de estos últimos cuatro meses — Y la última, algo que no está incluido dentro de eso — aquellas palabras salieron de mi sin pensarlo. — No deben haber relaciones amorosas dentro de la empresa, lo odio rotundamente — Su reacción es inesperada, como si lo aceptara pero a la vez suena absurdo.
Lo parece, pero prefiero evitar inconvenientes y despido que pueden resultar una pérdida.
— ¿Cómo haré por lo de la directora? — Dice aún. Quiere hacer algo para cambiarlo.
— Le pido que se memorice si es necesario aquel reglamento para no tener inconvenientes futuros — me levanto de la silla. Estoy cansado — su voz suena por toda la habitación. — Será un gusto trabajar con usted señorita Ámbar — su cuerpo se estremece a mis palabras. — Hablaré con ella te aseguro que no habrá inconveniente — sonrío mientras alejo mi mano de la suya.
— También será un gusto ,señor Octavio — Ya se resigno a aceptarlo — Es mejor que me retiré, le estoy quitando su tiempo, mañana mismo me tiene aquí a las 8:00 en la mañana — ella volvió a estirar su mano y hice lo mismo de nuevo, pero está vez duró un poco más
¿Qué me está pasando?
Salgo tras de ella para ver cómo se va.
La pequeña gritona sentimental frunce el ceño al verme.
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Editado: 25.01.2023