Manipulada Por Mi Jefe

CAPITULO 29 ¿POR QUÉ NO INTENTARLO?

CAPITULO 29 ¿ Por qué no intentarlo?

 

06 de Julio 2018

7:16 a.m.
 

Me hubiera encantado saber
Cómo se siente el amor sincero
 

— Son un par de regalo muy hermoso ¿no lo crees Ámbar? — asentí. Papá estaba feliz viendo a las niñas.

— Si papá — sonreí viendo a las pequeñas niñas

— son tus hermanas mi niña, promete que cuidarás de ellas — papá sobaba mi pelo. A papá le gustaba mucho mi cabello — Eres la mayor — asentí.

— Te quiero papá — sonreí recordando ahora lo que él me había enseñado — je t'aime papa — ~Te amo papá~. Papá sonríe, lo dije bien. Aprendí poco del francés

— Réveillez—Vous Et Vivez Ma Fille— sonreí. No sabía que me dijo.

 

Pero aun así sonreí

 

......

— solamente está descansando Alexis. Ve con las niñas y dile que todo está bien — Esa voz ordenaba a quien sea que le hable

¿Quién es?

Octavio

— Claro... Octavio cuídala — Era la voz de mi hermano. Se escuchó la puerta siendo cerrada.

¿Qué me pasa?

Primero empecé abrir un ojo. Vi con claridad mucha luz y lo volví a cerrar. Abrí los ojos esta vez y parpadeo unos segundos para poder abrir y ver una figura masculina parada en los pies de la cama. Me removí incómoda intentando sentarme en la cama viendo como el cuerpo estaba inerte, veía aún borroso, mi cabeza da vueltas. Pero presentía quien era.

— Hola Octavio — sonreí a medias. Pude ver con claridad. Su camisa blanca marcaba sus brazos cruzados. Dirijo mi mirada a su rostro, era una expresión de molestia, voy a morir hoy.

De pronto los recuerdos me golpean ahora si sabiendo de su enojo

Anoche

Antro

Ricardo

Octavio

— ¿Solo eso? — me reclama aun mirándome de lejos.

 Hice el esfuerzo de sentarme más o menos entre las almohadas de la cama — Vamos hablar muy enserio señorita Pirrie. Tienes que darme una larga explicación...

Cierro los ojos por unos segundos

— Te lo juro que lo haré... – trato de explicarme

— De lo de anoche – siento mi cuerpo estremecer lo sabes levanto la vista a su rostro e intento decirle algo — lo quiero saber todo — Me interrumpió levantando una mano en señal de que me callara — Tu vida, todo Ámbar. Sin mentiras, sin ocultarlo de mi. — no puedo Quiero todo, esta vez vamos enserio — la impotencia en su voz me hizo saber que no habría escapatoria de él.

Tendría que decirle la verdad. Tenía miedo que después de esto cambiará todo, que me odiará, que me vea cómo un bicho raro en la tierra.

El miedo sucumbió mi cuerpo, pero no podía decirle, no le iba a decir que le tenía miedo. No a él, sino a mi pasado. A mí historia.

— Anoche tuve miedo — susurra acercándose a la cama a pasos lentos — Tuve miedo de perderte, si ese tipo fue capaz de matar a alguien. Lo iba a hacer contigo, te iba alejar de aquí. Y ¡Dios! Quien sabe que haría contigo Ámbar. Anoche fue uno de los momentos que no supe reaccionar de manera adecuada — detiene sus palabras sentándose en el lado de la cama — Desperté desesperado a un trabajador, desperté a Roberto para que me llevará. No podría yo manejar con el miedo que sucumbió a mi cuerpo — Tomo ligeramente aire — estaba nervioso, angustiado por cada minuto que pasaba. No me perdonaría perder a alguien más...

— Yo realmente lo siento, lo siento mucho — dije deteniendo a que siguiera — Lo siento. En mi cabeza no cruzó la idea de Ricardo. Mi intención era liberarme un instante de lo que viví. Me acomodé mejor, poniendo la sábana hasta mi pecho — Tuve miedo... No sé qué hubiera hecho si no hubieras llegado. Creí... — ¿Se lo digo? — que no vendrías. — lo solté tan bajito, mirando mis manos jugando con la sábana por los nervios.

 

— Ámbar, no soportaría pensar  perderte

— Nunca demuestras miedo — dije sincera en mis palabras — Solo enojo, nunca miedo, nunca...

— No expreso mis emociones – me interrumpe — no soy de aquellos que demuestran vulnerabilidad — Respire — Roberto después de tanto tiempo me vio así. Hecho un manojo de nervios solo por ti — sonreí inconscientemente, no lo esperaba de parte de él— Lo que más me molesto fue tu mentira. Cuando te vi, tenía ganas de darte un castigo — Contuve la respiración por su confesión repentina — Odio que cambies de actitud. Qué de un momento a otro estés molesta — Suspiré de nuevo negando con mi cabeza, lamentablemente soy así.

Octavio

Vi una leve preocupación cuando me daba miradas llenas de vergüenza.

Después de ver una pequeña sonrisa en sus labios por lo último que dije, me dio la tranquilidad que necesitaba al tenerla aquí conmigo

A mi lado

¡Dios!

Si, quería saber todos, quería saber sus fuerzas, sus debilidades su vida. Lo iba hablar con ella, y quiera o no, me lo tendría que decir.

Recordar como su voz titubeó anoche me hizo cerrar los ojos. Ella estaba presa en el miedo y yo no estaba con ella. Estuve por perderla, Pero también me había mentido respecto al lugar que iba a ir.

— Nací un 25 de Octubre de 1997 en Santa Cruz. Mi padre se llamaba Cristian Pirrie y mi madre... — levante la mirada para verla, su cabeza caída mirando sus manos jugando con la sábana de la cama. Quedé petrificado al escucharla narra su historia te paciencia, escúchala la escucharía — Violeta Salvatierra una de las mujeres que nunca mereció tener hijos. No recuerdo mi niñez claramente, creo que mi cabeza bloqueo eso para que no viviera atormentada con cosas que me habían pasado de niña – se acomoda un poco mejor en la cama — Cuando tuve tres años, recuerdo que mamá llegó molesta a casa con papá. Pero papá traía un bulto en mano — ella hablo con una sonrisa forzada, estaba recordando por sí misma aún sin mirarme — Era un niño, era mi hermano. Papá ese día me presento con el bebé, conocí a mi hermano Alexis y él me conoció a mí. Papá decía que cuando estaba feliz, siempre había un brillo en mis ojos, solo pasaba cuando papá volvía del trabajo y estaba con nosotros. No recuerdo lo que mamá hacía, pero no cuidaba del bebé cuando papá no estaba en casa, hasta se iba sin decir nada y yo no sabía qué hacer. Me preocupaba solo cuando el bebé lloraba, que me salía de casa para ir donde la del vecino, amigo de mi padre que viera porque lloraba — Una lágrima cayó en su mano. Odiaba que no tuviera valor a mirarme por sí sola solo escucha — El bebé tenía hambre al igual que yo... yo si podía soportar el dolor en mi estomago… pero él…




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