Edward y Bella habían llegado la noche anterior a Forks, al parecer su estadía en la casa de la madre de Bella había sido muy gratificante para ella, claro, no tenía idea que en realidad solo era una distracción, no fue sino hasta llegada la noche del lunes que Edward descubrió que un intruso había entrado a casa de Bella. Nos reunimos inmediatamente, a partir de ese momento tendríamos que cuidar de ella y su padre las 24 horas del día, ese extraño podría regresar en cualquier momento, era una tarea difícil, no solo teníamos que cuidarlos sino también buscar a victoria y alimentarnos. No sé si para bien o para mal, pero a Bella se le ocurrió que colaboráramos con los lobos, ninguno confiaba en ellos, pero era necesario, nos turnaríamos para hacer guarda en casa de los Swan.
Carlisle y Esme organizaron los turnos, tendría que vigilar los martes y jueves de seis de la tarde a dos de la mañana con nada más y nada menos que con Alice, estaba aterrada, ella y yo solas durante seis horas en un espacio reducido, ¿aprovecharía para reprocharme? ¿qué me diría?, no tenía idea, me quede haciéndome esa pregunta ¿qué haría ella? Vaya, hasta ese momento no había caído en la cuenta que no la conozco, Alice había sido parte de mi vida desde siempre, pero aun así no podía decir cómo era ella más que superficialmente, no sabía si era su culpa o mía o de ambas, pero en todos estos años no habíamos podido entablar una verdadera amistad, es decir, por supuesto que quería a Alice al fin y al cabo era mi prima, pero la relación nunca fue como con los demás y tenía la impresión que probablemente nunca lo seria, no mientras Jasper estuviera en medio, ella era su esposa o exesposa, no estaba muy segura, y yo había llegado a irrumpir en su vida.
Por más que quise evitarlo, por más que procuré que las horas pasaran lentamente, ya era martes a las seis de la tarde, me encontré con Alice en la puerta de la casa y corrimos en silencio por el bosque hasta casa de Bella, allí estaban los dos licántropos, en ese tiempo no me interesó saber quiénes eran, solo nos miraron y se fueron, finalmente estábamos solo ella y yo.
—Voy a dar un vistazo por el sector, tu sigue cuidando aquí Mariana.
—Está bien —me tranquilice por un momento, apenas empezaba a oscurecer, las luces de casa de Bella ya estaban encendidas, solo alcance a dar una vuelta sobre mí misma observando alrededor cuando Alice ya estaba de vuelta.
—No hay nada extraño, Edward aún está con ella —me infirmó.
—Él no la va a desamparar.
—Creo que tendremos que forzarlo a que se alimente, ¿quién lo hubiera dicho? —dijo sonriente.
—¿Qué cosa?
—Edward, enamorado hasta las entrañas.
—Ni él mismo debió imaginarlo, pero ¿tú no lo viste venir?
—No, su romance no lo vi venir, pero si pude ver a Bella conmigo cuando nos hacíamos buenas amigas.
—Alice, ¿puedo hacerte una pregunta?
—Eso no lo tienes que preguntar— se río un poco.
—¿Cómo funciona tu don? —ella pensó por un segundo y luego comenzó a hablar.
—Todo depende de las personas, no hay una consecuencia en el futuro que no venga de una decisión del presente, yo solo veo las posibilidades cuando se han tomado decisiones, no siempre las cosas terminan como las predigo.
—Eso significa que ¿podemos cambiar el futuro?
—Pues si la decisión solo depende de ti, creo que si puedes hacerlo.
Alice me corroboró lo que ya sabía, dejar que las cosas sucedieran o no solamente dependía de la decisión que yo tomara, pero ¿qué decisión tomar?, tenía muy claro que era lo que quería e igualmente tenía claro que lo que quería no era lo correcto, si me dejaba guiar por mis sentimientos tal vez dejara de importarme lo que pensaran de mí, pero viendo en ese momento a Alice a mi lado sabía que no podía ser indiferente a su dolor.
Las siguientes horas las pasamos hablando, conociéndonos, charlando sobre banalidades, riéndonos, era muy extraño, nada de lo anterior había pasado por mi mente que podía ocurrir pero me agradaba la sensación, ni a ella ni yo intentamos en ningún momento tocar el tema Jasper, esa noche solo era de nosotras.
A las dos de la mañana ya estábamos entrando a casa, cada una tomo su rumbo a su habitación, abriendo la puerta sabía que me esperaba una larga ronda de pensamientos, pero al entrar me encontré con algo inesperado.
Había una rosa roja en mi escritorio de tras de la ventana, en el ambiente estaba ese olor que tanto conocía, no era un vampiro, me pasó un escalofrió por la espalda, me acerque y tome la flor, debajo de ella había un papel blanco con una letra magnifica decía "No te olvides de Paris". Giré el papel y me encontré con una fotografía de Caius y yo en la punta de la torre Eiffel.
Había aprendido a convertir a Caius en un fantasma del pasado, pero en ese momento puedo decir que revivió entre los muertos, volví a sentir el vacío en el estómago que él me había producido tantas veces. Alcé la cabeza anonadada y a través de la ventana me encontré con Jasper parado en el césped señalándome con su mano que lo acompañara a cazar.