Era Domingo de festival en Pampa de Indio, la gente se reunía para celebrar el aniversario de la fundación del pueblo. Las mujeres se encargaban de la comida,la organización y los hombres de las bebidas. Manuel observaba todo desde la puerta de la clínica. El cura era el encargado de inaugurar el festival con una misa,como todos los años. Vio a Manuel parado en la puerta y se acercó a él.
_ ¿Nos va a acompañar? - preguntó el cura.
_ Seguro, no me lo perdería por nada- el párroco le ofreció caminar un rato para charlar, Manuel cerró la clínica con un cartel que tenía la información para que lo ubicaran ante cualquier urgencia. Pasearon por una peatonal llena de personas haciendo las compras, niños jugando y mujeres reunidas charlando en una esquina. Llegaban a la plaza donde se iba a efectuar el festival, las mujeres acomodaron las sillas frente al púlpito donde el padre daría la misa.
El festejo había comenzado con la misa del cura Lorenzo y luego siguió con un almuerzo, habían situado una mesas a lo largo de la plaza para la gente adulta y varias mesas esparcidas para niños y adolescentes. Todos charlaban muy entretenidos cuando apareció el intendente.
_ Veo que todos se están divirtiendo- aplaudió lentamente. Los vecinos dejaron de hablar y miraron al hombre con desprecio.
_ El doctor no debe estar aquí, él no es oriundo de Pampa del Indio, pero ya que esta, voy a aprovechar para que conozcan mejor a su doctorcito.- Manuel se puso de pie pidiendo disculpas a la gente. El intendente lo increpó de inmediato.
_ ¿Qué pasa? doctor tiene miedo de que diga algo que lo deje en evidencia.- ironizó Bruno.
_ La verdad Cassini no creo que usted esté en posición para evidenciar absolutamente nada- Bruno lo observó desconcertado ante aquellas palabra.
_ Me han hablado mucho de usted y me parece que no va ser de su agrado tener que explicar ciertas cosas. - dijo Manuel en un tono de amenaza. El intendente miró con desprecio a Manuel. y él de inmediato se percato que había hecho un poderoso enemigo. Manuel regresó a la clínica y el cura lo esperaba en la sala. Lorenzo pidió hablar solo unos minutos con él.
_ Perdón, padre pero tengo mucho trabajo- se disculpó poniéndose el delantal. Pero el párroco insistió.
_ Tienes que tener paciencia con el intendente, es un hombre que sufrió mucho.
_ Padre, vine al pueblo a curar a la gente, no a tenerle paciencia a Cassini- le dijo Manuel.
_ Confía en Dios- puso la mano en el hombro del joven y se retiró.
Manuel paso todo el resto del domingo en su consultorio atendiendo pequeños casos. La enfermera ya se había retirado, miró la hora en su reloj, se levantó para cerrar la clínica y en ese preciso momento entró el intendente con dos hombres. Manuel se echó hacia atrás.
_ ¿Qué quieren? - preguntó mientras los hombres lo toman de los brazos.