'La maldición de Sunken Grove'
Faraday.
—¡Corre, sal! —Louise me deja pasar haciéndose a un lado de la puerta para qué yo pase. Me detengo dándole un pico rápido antes de colocar mi camiseta y subir las escaleras hacia la recámara. —¡Adiós!
Me despido y subo un piso parando en la cámara para revisar los mapas e indicar la dirección. Son las 09:29 de la mañana.
Reviso los mapas y veo cómo nos alejamos de la isla desierta donde habíamos parado.
Sunken Grove, nuestro próximo objetivo, está bastante cerca —relativamente, claro— y tiene forma circular con un agujero dentro.

Agarro el papel qué Sonny nos dió en referencia a cada misión:
—Misión 03: Conseguir el polvo de hada al romper la maldición en Sunken Grove.
Ahí está la foto de la isla de Sunken Grove, simplemente hay qué bajar hacia el suroeste y la encontraremos.
Para romper una maldición qué perpetúa en una isla, solo hay qué encontrar a la bruja qué tenga esa maldición y matarla.
Porque esa es la única forma de romper una maldición sin magia: matar a la persona qué la tenga. Y las maldiciones qué acogen una isla entera siempre las tiene una sola persona.
Indico en el mapa donde está la isla qué buscamos e inicio la travesía, cuando la terminemos, la misión cuatro se aclarará y podremos saber cual es.
El mapa mágico indica qué nuestro barco va bien, hay qué seguir en la misma dirección.
—¡Me dejaste en evidencia delante de Shiver! —oigo al capitán quejarse cuando subo con el mapa en mano para mostrarle a quién maneje el timón.
—¡Pero…! —Craber se calla cuando aparezco, estaban discutiendo, no sé de qué, pero me acerco hasta él, qué maneja el timón.
—Buenos días, capitán. —lo saludo y este me hace un gesto con la cabeza. —Miren. —les indico en el mapa. —Sunken Grove está bastante cerca, Craber. Sigue completamente recto, el mapa indica qué faltan catorce millas náuticas, el viento hy está generoso así qué en menos de media hora estaremos allí, es una isla con forma de boomerang.
—Grumete, ¿me harías el favor de recordarme cual es la misión qué tenemos qué hacer allí?
—Es romper una maldición, capitán.
—O sea, matar a una bruja.
—Posiblemente.
—Bueno, pues qué se vaya alistando Nedda porque será combate de magia, seguramente.
Asiento y le dejo el mapa a Craber en el atril. Hoy los nubarrones están azules oscuros, lo qué quiere decir qué probablemente venga tormenta y eso quiere decir dos cosas: bonito paisaje pero mal día.
—¡Tripulación! ¡El desayuno está listo! —informa Dalina acercandole su desayuno a Craber. —El desayuno del señor del timón.
—Gracias, cuñada.
Dalina golpea su hombro y baja las escaleras mirándome avergonzada. Craber me guiña un ojo y me río para bajar las escaleras y llegar a la cocina.
Mi mente maquina qué podemos hacer; las brujas qué guardan maldiciones suelen ser muy poderosas, las armas blancas son básicamente inútiles contra ellas y las de fuego pueden hacerles mucho daño, pero son expertas en cubrirse y atacar en el momento exacto.
Además, no suelen vivir solas; en la pasada época de mar, nos enfrentamos a varias y las que viven en cuevas o lugares medianamente resguardados tienen una estirpe de seres fantásticos a su vera.
Bajo las escaleras hasta llegar a la cocina, donde veo qué están todos mis compañeros desayunando, excepto Anne y Jake.
Cojo mi desayuno sentándome a comer en la gran mesa.
Un rato después, la marea está un poco más revoltosa qué estos días, dando alguna ola medianamente grande. Me siento en la parte alta del mástil observando por el catalejo acompañado de una tranquila pero potente melodía por parte de Dusten.
Diviso la isla a unas tres millas náuticas a estribor.
—¡Craber! —lo llamó desde arriba. —Isla a tres millas náuticas aproximadamente, a estribor.
—Bien, grumete. ¿Alguna orilla?
Fijo el catalejo viendo qué hay unas rocas y al lado una orilla donde podemos parar.
—Sí, a tres millas y media, más o menos, pasando el festival de rocas.
Veo cómo el manejante del timón asiente, seguimos avanzando y en menos de diez minutos nos acercamos hasta la orilla. Miro la hora, 10:07.
—¡Eleven anclas! —oigo qué indica Craber al resto de carperos, y me pregunto, ¿donde está metido Anders?
Aldous eleva anclas al momento exacto, Asia, la esposa de Shiver, resguarda la vela y Craber da un tirón dejando el barco perfectamente posicionado en la orilla.
—Buen posicionamiento, Crab. —lo felicita el capitán que ha salido de la nada.
Craber asiente y bajo del mástil para establecer la tabla para pasar a la isla.
Colocamos esta y bajo del barco dando un salto en la arena entrando a la isla. Es un paisaje natural precioso, pero las modificaciones de los humanos se acercan y está indicado por unas antorchas.
Doy otra revisada a la isla; y sí, es pequeña, pero cumple a la perfección la forma de boomerang.
—Bien. Hay qué encontrar la cueva donde reside esa bruja, grumetes. —informa el capitán, dando una ojeada rápida a toda la isla.
Nos dispersamos para ponernos en busca de la cueva de la bruja qué acarrea la maldición.
No hay indicios de dónde puede estar, me posiciono hasta lo alto de una roca, observando dónde puede estar esa cueva.
⟳
Ha pasado un rato mientras buscamos y no hemos encontrado nada. Me siento en una antorcha y reposo allí.
—Uf… no parece qué haya nada aquí, capitán. ¿Y sí está isla no es Sunken Grove? —resoplo mientras descanso y Craber habla.
—Tiene la forma tal cual a la del mapa, y el mapa mágico indicó qué ya estamos aquí, es está. —refuto yo.
Craber se apoya en otra antorcha, y me levanto observando de nuevo el lugar. Anders se apoya en una roca y el resto de compañeros están desperdigados por la isla. Sigo viendo y me fijo en algo qué no había pensado antes… ¡el curso de las antorchas!