Marca de Traición (saga Corona de la Reina 1)

VII

La fiesta de los Arrepentimientos tiene muchas cosas bellas, los juegos de carnaval, la música y la libertad pero también tenía cosas malas como la resaca del día siguiente.

Para cuándo el sol irrumpió en la habitación de Takara, ella aun seguía dormida, acurrucada entre los edredones. Le dolía la cabeza y el cuerpo, Catalina  iba a pagarle por abandonarla, en la que se supone,  sería una noche de chicas  

¿Qué había pasado anoche?

Thalia no tenía más mínima idea de que había hecho su hermana en festival ahora terminar de aquella vez manera,sobre todo con aquella ropa que claramente no era suya. Sacudió el cuerpo moribundo de su hermana un amor de veces hasta que la escucho quejarse comenzando a despertar.

 Takara se levantó con pereza, con la vista borrosa y la garganta seca, inspiró  profundamente sin sentir la presión del corsé así que volvió intentarlo expandiendo todo lo que podía las costillas pero nada, rápidamente abrió los ojos  encontrándose con la sonrisa burlona de Thalia.

— No se que te pasó anoche pero es obvio que te divertirse — contestó mientras la señalaba.

 Takara pasó sus manos sobre su torso y sintió una delgada tela cubrirla, por el estilo era de algún marinero pero la tela era demasiado fina.

Asustada se levantó  de la cama, tambaleándose un poco y reconociendo que aún seguía en su habitación.

— Buenos días media hermana — volvió a hablar su hermana  — veo que la pasaste bien anoche —  se burló 

— No empieces Thalía — se sentó en la cama — Me duele demasiado la cabeza —

 — Ayer regresaste ebria cual Marinero así que no te quejes querida — se sentó  a su lado — que buen perfume —

 Takara, o la prenda en realidad, emanaba una mezcla de whisky y perfume caro, fuerte y varonil. 

¡¿Qué había pasado anoche?!

Takara se restregó los ojos quitando todo rastro de sueño, su habitación aun seguía levemente oscura, con unos pocos rayos de luz.

— He de ser la única que tras una borrachera se levanta en la madrugada — dijo con voz lastimera a lo que Thalía se burló — ¿De que te ries? —

— De ti querida — se levantó de la cama— Son las diez de la mañana querida — 

Takara la miró horrorizada y saltó de la cama corriendo a abrir las cortinas de par en par confirmando las palabras de su hermana. 

— ¿Por qué no me despertaste antes Thalia? — vociferó mientras corría al baño — el desayuno con la reina es en veinte minutos ayúdame a alistarme — 

Takara apestaba a alcohol, tenía el cabello echa una maraña y la camisa de un desconocido, ya se preocuparia por eso en otro momento. Diez minutos después ya estaba lista así que salió de la habitación como alma que lleva el diablo y corrió buscando el comedor tela pero solo terminó perdiéndose. Se le hacía tarde, así que comenzó a correr y giró en  una esquina sin mirar y terminó chocando contra alguien y cayendo de bruces al suelo pero el golpe nunca llegó.

Había cerrado los ojos por inercia así que comenzó a abrirlos lentamente fijándose primero en la mano que sujetaba su delgada cinturas ,tosca y grande, evitando su caída, miró de frente encontrándose con un pecho fuerte y bronceado por el sol con aroma a whisky  y colonia 

— Buenos días a ti también — dijo él con una voz pícara y coqueta

Levantó su rostro lentamente encontrándose con el hombre más guapo que había conocido, de tez morena y labios curvados en una sonrisa traviesa que a juego con  la chispa de sus ojos.

Profundos ojos azules

Los recuerdos vinieron a ella como un torbellino, la noche, los tragos, las risa, su baile desvergonzado y el siempre a su lado, bebiendo y riendo al igual que ella.

— Suéltame— lo apartó  bruscamente — Todo esto es tu culpa — espetó

— por lo que veo es usted quien se a perdido sola, yo recien acabo de llegar —

— ¡Anochece! — aclaró — tú tuviste la culpa de que perdiera la compostura en el bar — 

— ¿Yo o el licor? — Nathan estaba disfrutando la situación

Takara lo miró de pies a cabeza, la camisa desaliñada, el pantalón suelo de a la cadera, los zapatos sucios y su cabello desalineado. 

— Apártate lacayo,  ya estoy tarde para la Junta con la reina no me estorbes — pasó a su lado en dirección al este esperando encontrar la ruta correcta

— ¡Espera!— tomó su muñeca —pero la sala de de la reina es hacia el otro lado —

— Imposible acabo de venir de allá — refutó 

Nathan enserio estaba gozando este día. 

Entrelazo sus manos y comenzó a correr por el pasillo correcto, Takara , terca como ella sola, se negaba a acortar su ayuda así que forcejeó para que la soltará pero solo consiguió una risa burlona y que comenzará a correr más rápido hasta llegar a un cuadro ridículamente grande. 

— Júrame que no dirás nada sobre esto — pidió — Júramelo — 

Con el meñique levantado hacia a ella a Takara le parecía una situación ridícula e infantil pero aún así levantó su meñique y lo entrelaza con el de él sellando su pacto.

Nathan le pidió que guardara silencio y empujó el cuadro, dejando ver  un túnel iluminado por pequeñas lámparas de aceite, le sonrió  de nuevo y la arrastró dentro del "pasadizo secreto" cerrando el cuadro tras ellos, el túnel olía a humedad y había una que otra telaraña seca pero las lámparas estaban limpias y relucientes. 

— ¿ Qué este lugar? —pregunto con miedo

— los pasadizos del viejo castillo, el Rey ordenó conservarlos bajo la nueva estructura — se giró a verla — un castillo sin pasadizos secretos, no es un castillo — bromeó

¡ Era el túnel de las amantes! Estos.eran los pasillos por lo que el rey escabulle a sus innumerables amantes ocultandolas de la vista de la reina.

En poco tiempo llegaron a otra entrada, está se escondía en uno de los muros y por fin llegaron a su destino  El  harén de las damas de la corte que colindaba con uno de los jardines.

— sólo sígueme el juego muñeca — le acomodó  unos mechones sueltos para luego, Tomar su mano y entrar al jardín. 




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