Marghevix

CAPITULO 1

Capitulo 1.

Un poco de mi vida

 

Abro mis ojos con lentitud por un rayo de sol que se cuela por la ventana del remolque donde habito. Quito mis mantas de forma brusca para ir a cerrar esa estúpida luz, pero cuando voy a taparlo noto algo extraño en las afueras del remolque;

la policía.

Carajo.

Tomo un pantalón, una gorra y un par de botas viejas y sucias, me coloco todo rápidamente y salgo por la ventana trasera tratando de realizar el menor sonido posible. No quiero que me vean, así que me escabullo por un caminillo que se adentra a un bosque; conozco perfectamente este bosque para huir. Así que tomo el sendero que me lleva hacia la casa de mi amiga, en el trascurso amarro mi cabello rubio en una coleta alta y me coloco la gorra con el símbolo y los colores de los Lakers, regalada por mi amiga.

El camino dura menos de siete minutos, pero, por la falta de alimento siento que voy a desmayarme, que asco de vida, no he cenado y por el motivo de la policía afuera de mi remolque tuve que largarme, y eso se suma al simple hecho que no desayune.

¿Qué mierdas hacia la policía afuera?

No pude quedarme a mirar porque después me veían. Si como ven, con solo ver a la policía es suficiente para mandarme por una ventana y huir como rata.

Me detengo e inhalo y exhalo con fuerza con ambos brazos apoyados en mi cadera con mi mirada fija en las ramas de los árboles que se balancean como si danzaran o conversaran, libres.

Mi idea es ir a la casa de mi amiga para que me pueda invitar a desayunar o si no desfalleceré en cualquier momento, es mi única opción para comer por el momento. Miro mi reloj en mi muñeca, de color celeste y unos animalitos animados pintados en el fondo que no identifico cual caricatura será;

Claro, ¿Cómo lo sabré?

No tengo televisión para ver caricaturas.

Le doy un par de toques para que sus agujas se muevan para poder saber qué hora es. Pero, ninguna de sus agujas se mueve.

Oh genial.

Mi reloj de cereal no sirve.

Supongo que me toca mirar el cielo para buscar al sol y ubicarlo para saber la hora del día. Pero, el día se encuentra nublado. Para joderla un poco más, pueden ser la una, las dos, las cuatro.

¡No tengo ni idea!

Reúno todas las fuerzas posibles para salir del sendero y llegar con la calle y un pedazo de la ciudad, solo unas cuantas cuadras y podre llegar donde mi amiga.

Después de ese transcurso me encuentro cruzando la calle hacia la panadería familiar de los Harris, la familia de mi amiga.

A la par de ese negocio se encuentra la casa, así que toco la puerta esperando encontrarme con mi amiga. Y no toparme con sus padres ya que me encuentro en mis peores fachas, bueno siempre estoy igual, pero hoy cargo con un hambre tremenda.

La puerta se abre después de escuchar tres cerrojos abiertos. La puerta se habré lentamente permitiéndome encontrarme con la mirada castaña de Nira, mi mejor y única amiga.

Ella ni se molesta en expresar confusión, ya conoce mis llegadas de la nada, y esa cara de perrito esperando comida. Lamentable, lo sé.

—¡Hola Nira! —Le dedico una sonrisa apenas perceptible.

Ella abre más la puerta y me indica que pase.

—¿Qué sucedió ahora? Te ves horrible. —Agradezco su comentario con una sonrisa de medio lado.

Me dirijo hacia los tamboretes del desayunador, ella me sigue.

—¿Estás sola? —Pregunto mirando las escaleras. Que posee las habitaciones de la familia.

Su casa es bastante espaciosa y acogedora o simplemente es una casa normal y corriente; que para la vagabunda se le hace como lo más acogedor y bonito posible.

Mi mejor amiga pasa por mi lado y se dirige hacia la cocina que está justo en frente de mí.

—¿Qué quieres para comer? —Busca un sarten en los estantes de abajo del mueble de fregadero, ella capto mi indirecta al sentarme justo aquí; tengo hambre.

Me conoce tan bien.

—Sabes que cualquier cosa que se coma lo agradeceré—Apoyo mi cabeza en mi brazo para mirar lo que hace.

—Está bien.

Miro hacia todos los lados para preguntar—¿Tus padres se encuentran en la panadería? —pregunto, por lo cual ella asiente mientas cocina unos huevos revueltos. —Cuando desperté vi por la ventana a unos oficiales conversando con el viejo, no dude y escape por la ventana de atrás, y como no sabes no he comido nada desde ayer—Agrego, porque confió en ella y a pesar de saber mi situación me apoya y me da de comer, soy como su mascota callejera.

—Ya veo, deberías mudarte a otro lugar, ese ya no es tan seguro, bueno, no es que es seguro, pero ha sido un poco más seguro que otros lugares de mierda que has vivido—exclama con una cierta amargura en su tono de voz, después de escuchar eso dirijo mi mirada hacia otro lado.

Cada vez que escucho las palabras de amargura de Nira hace que quiera desaparecer.

Ella retoma la conversación: —Solo quiero apuntar que deberías irte a otro lugar…

Paso mi mano con frustración por mi cabello y la miro: —¿Irme? ¿Dónde iré? ¿Dónde conseguiré un lugar que apenas pueda pagarlo por lo que robo? ¿Dónde iré para encontrarme a alguien que me de comida para no morir? No tengo nada y aun así no puedo encontrar algún lugar.

Ella me mira con tristeza, no puedo replicarle por su mirada, es normal que alguien me mire así; no puedo evitarlo.

—Sabes que puedes contar conmigo, si necesitas dinero yo te lo daré. Solo es mejor que busque un buen lugar.

Ella coloca en frente de mí, el gran plato de comida con refresco que no dudo en comer.

—Sabes que, aunque quisiera no pedirte dinero, lo hago y me molesta eso yo no quiero ser la puta sanguijuela de tu vida. —Expreso con amargura y mirándola a los ojos. —Además, en mi vida no cabe un vivir en un buen lugar, tendría que ganarme la lotería.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.