168 DÍAS PARA LA BODA.
─No puedo con esto ─me atreví a decir en voz alta mientras que mi madre hablaba con el fotógrafo. Se sentía demasiado forzado y ya me estaba cansando de repetir la misma fotografía una y otra vez solo porque a mi madre o al fotógrafo no le gusta. Nadie va a creer que esas fotos son reales, es demasiado "perfecto" el momento como para capturarlo con una cámara.
Y los dos salimos en la toma, ¿cómo es posible que sea un "romance secreto" si salimos los dos en la toma? Alguien debió tomarla y eso deja de ser un secreto. Se ve tanto la producción que estoy empezando a fastidiarme.
Error. Ya estoy fastidiada.
─Cinco minutos para todos ─pidió mi madre con un tono serio, de verdad estaba enojada y no me afectaría, yo también lo estaba. Llevábamos desde las cinco de la mañana generando contenido que tal vez nunca se suba a redes sociales hasta que se haga pública la relación.
─No, ya terminó la sesión. Muchas gracias a todos, ya se pueden ir retirando ─la gente se veía confundida, no sabían a quién hacerle caso. Es lo de menos, independientemente de la decisión que quieran tomar, yo me pensaba retirar del lugar.
─Byron, habla con ella. Por favor, hijo ─casi me detuve en seco al escuchar eso. ¿Le llamó hijo? ¿Cree que él me va a convencer de seguir con esta ridícula sesión? Me estoy muriendo de frío en la playa solo por el capricho de mi madre. No es clima para estar en traje de baño y mucho menos para una maldita sesión de más de cinco horas.
─Marie ─la voz de Byron se escuchó cerca de mí, sus pasos se empezaban a escuchar mientras subía por la escalera de madera que separaba mi casa con la playa. Era un fresco inicio de semana, apto para tal vez caminar por la playa con un suéter o una fogata en la arena para contemplar la vista, no para hacer tonterías como esta.
─No pienso seguir con esto, Byron ─fue lo único que pude decir antes de ingresar en la casa con mis brazos envueltos en mi cuerpo, fui tan tonta en dejar mi cobija en la playa y por dignidad ni pensaba regresar por ella. Ya llegaría directo a mi cuarto, tomaría mi ropa y me iría a dar un baño con agua caliente.
─ ¿Seguir con qué? ─su voz se escuchaba diferente. ¿Seguir con qué? ¿A qué se refiere?
─Con la sesión, no es ni el clima ni el concepto adecuado ─ ¿qué otra cosa podría ser? No creo que haya pensado tal vez que... oh. Ya veo. Me detuve por un segundo antes de subir las escaleras, pensando en cómo podía decirle que no era lo que pensaba. No encontraba en mi cabeza las palabras adecuadas para decirle: hey, la boda sigue, no te asustes.
Giré sobre mis talones y lo vi a nos metros de mí, se pasaba la mano por la cabellera dorada que tenía mientras se mantenía en un simple traje de baño. Su abdomen era plano y sus músculos definidos, podría trazar con mis dedos cada línea marcada en su cuerpo, aunque solo sería en mi cabeza. Era muy pronto para ser verdad.
Después de nuestro paseo en la playa, tomar mucho champagne y reír de la vida, estuvimos a punto de compartir un lento acercamiento que pudo llevar a un beso bajo la luz de la luna y el canto de las olas. Todo iba de maravilla hasta que un trueno me asustó y la amenaza de lluvia nos hizo regresar casi corriendo de nuevo a estar bajo techo. Intentamos improvisar poniendo una película y palomitas, pero fue cuestión de tiempo para que me quedara dormida.
Desperté en mi habitación con la misma ropa del día anterior y Byron se había ido, solo dejó un mensaje de que me vería el lunes sin falta, que la había pasado de maravilla.
Así que desperté el lunes a las cuatro de la mañana para poder bañarme y recibir a la gente por parte de mi madre, la gente me hablaba y casi no les prestaba atención, tal vez ese fue mi error y por ello terminé atrapada en un traje de baño, con frío y con muchas ganas de gritarle a la gente.
─ ¿Te quedarás? ─me atreví a preguntar, Byron sonrío, pero su vista seguía lejos de mí, perdida en el suelo o un punto en medio de nada.
─Tenemos nuestra sesión en dos horas.
─ ¿Otra? ─sonrió y eliminó unos pasos que nos separaban, sus manos se ocultaron en sus bolsillos y yo solo podía sentir como mi cuerpo acumulaba la tensión en forma de nudo debajo de mi estómago.
─De ese tipo no, Marie ─Oh... ahora todo tiene sentido. Byron se detuvo a unos pasos de mí, su rostro se alzó para poder ver al mío y costó un poco mantener mi mente donde debería. Debía salir de ahí antes de que... solo tenía que salir de ahí.