Marie Him

7. Rebeldía sinfónica

166 DÍAS ANTES DE LA BODA.

 

Habían sido unos días agotadores, después de la visita de nuestra querida asesora matrimonial y de imagen, las sesiones de fotos y la 'gran comunicación' con mis padres consiguieron acabar conmigo. Después de nuestra sesión de fotos y mi valor para enfrentar a mi madre con su terquedad de tomarnos fotos en la playa, dejó que se fueran todos los presentes para decirme eso que tanto se tenía guardado.

"¿Sabías que tener la exclusiva de su relación es una ventaja para poder vender la historia a las revistas? Por supuesto que no. Solo decidiste hablar y correr a todo el equipo al que ya se le había pagado por un capricho tuyo, Marie Ann. Esto no es un simple matrimonio, hija. Es una estrategia que si no se lleva bien no servirá de nada que se casen".

Por supuesto, no me convenía contradecir a su madre desde ese momento, así que cumplí con sus peticiones en lo que llegaba el gran día.

Me vi en el espejo por última vez, mi rostro no tenía ninguna imperfección, mis ojos resaltaban con mi vestido rojo inspirado en los años 50. El vestido de un Ivory, una diseñadora reconocida en California y que estaba abriendo su paso dentro del mercado internacional mandó su vestido especialmente para esta ocasión, aunque yo creo que es principalmente porque mi madre es conocida de la suya.

El vestido era hermoso, no podía negarlo. Resaltaba mi figura de una forma maravillosa, me veía elegante y sexy al mismo tiempo. Las mangas eran caídas y el escote era en forma de corazón, bajando de forma ajustada por mi cintura, moldeando mi cuerpo hasta la parte baja de mis muslos en corte de sirena. Mi maquillaje era sencillo, pero resaltaba el delineador mis ojos dándole ese toque atrevido a mi presencia.

─ ¿Marie? Mamá dice que ya es hora ─poco a poco fue apareciendo la cabeza de mi hermana sin una sonrisa en su rostro, aunque todo cambió en el momento en el que me vio sentada frente al tocador. Podía ver sus reacciones a través del espejo que no pude evitar sonreírle.

─ ¿Qué tan mal me veo?

─ ¿Bromeas? ¡Te ves grandiosa! Dejarás a todos con la boca abierta, estoy segura de que muchos chicos de CES van a babear al verte llegar. Conseguirás novio y tal vez tenga un hermano para mí.

─No digas eso, eres demasiado pequeña para pensar en tener novio ─no pude ocultar la sorpresa en mi rostro y ella solo se rio de mí.

─Todas las chicas de mi edad ya tienen novio, no tiene nada de malo que yo también quiera uno. Pero ya, pronto podrán llevarme a esos eventos... y si no bajas ya, mamá va a explotar.

Sin decir más, mi pequeña hermana desapareció por el mismo lugar por el que llegó. Suspiré y tomé unas pequeñas respiraciones para darme valor y enfrentar a lo que me deparaba en el otro lado de la ciudad. Tomé mi bolso de mano y confirmé tener lo necesario: labial para retoques y mi celular. Lo único que me importaba.

Bajé las escaleras y ahí estaban mis padres arreglados, ambos vestían de negro, aunque mi madre tenía detalles plateados en su vestido con corte griego. Se veía maravillosa y mi padre emanaba poder con ese esmoquin de diseñador. Solo que... no tuve la oportunidad de decirles nada, porque mi madre solo consiguió recordarme que ya íbamos tarde.

El viaje en la limosina negra estuvo lleno de incomodidad y silencio, mis padres hablaban sobre lo que tenía que hacer, sobre cómo debía actuar y qué decir ante las cámaras. No presté atención a nada, porque sabía que me regañaría mas tarde o al siguiente día por parpadear en un tiempo que no debía. No volví a estar en el mismo tiempo y espacio que ellos hasta que la limosina se detuvo, la puerta se abrió y el flash de las cámaras empezó a bombardear el camino a seguir en la pequeña entrada roja.

Era gracioso, porque dentro de las revistas y periódicos se tenía siempre un apartado de los California Elite Society, por eso era mi familia importante en la zona. No solo por las empresas y la carrera de mi madre, sino por ser de la cuna de oro de California.

Mi nombre era dicho por personas que nunca había visto en mi vida, no podía ver rostros y tampoco distinguir qué se intentaba decir de mí. Solo podía ver el camino rojo que me guiaba a las escaleras donde se encontraban algunas personas todavía fuera del Teatro. Hoy era noche de sinfónica por parte de los Hoffmann. El dinero recaudado iría para su fundación para estudiantes talentosos de California, para ayudarles a pagar sus estudios.

Y hablando de los Hoffmann...

Sobre la entrada del Teatro, al pie de las escaleras se encontraban los Hoffmann dando una entrevista a una reportera... y ahí estaba junto a ellos Byron quien respondía una pregunta mientras que sus padres lo veían orgullosos de él. No me sorprendía el porqué, se veía maravilloso con ese traje negro y... una corbata roja. Del tono de mi vestido.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.