Mariela

20

Luego de ese día en el cual acordamos salir el sábado a otra fiesta (Esta vez en un lugar legal), Carlos fue a verme a la cafetería casi todo el tiempo, Siempre que estaba patinando apurada con alguna bandeja llena de órdenes y lista para entregar, Lo veía con sentado en uno de los lugares con su chaqueta de cuero y sus lentes oscuros, Algunas veces no entraba al establecimiento y solo se quedaba afuera fumándose un cigarrillo, Pero casi siempre buscaba la manera de hacer que yo le observara y le regalara una pequeña sonrisa.

Uno de esos días en los cuales estaba sentado en una de las mesas, Decidí acercarme mientras sostenía una bandeja vacía y mi libreta en mano.

-¿No crees que es un poco acosador lo que haces?- Comencé a escribir en mi libreta.

-¿A qué te refieres?- Dijo sonriente y yo ni siquiera sabía si me estaba observando por la oscuridad de sus lentes.

- Esto de venir casi todos los días y sentarte en una mesa para observarme.-

-No vengo a observarte, Algunas veces me da hambre y hasta ahora este es el mejor lugar para comer hamburguesas que conozco.-

-Carlos nunca pides nada cuando vienes, Solo te quedas allí sentado hasta que el jefe te ve y luego sales corriendo.-

-Solo te estoy cuidando Mari.- Se acomodó un poco más en el asiento.

-No eres mi padre.-

-No. Pero tú eres mi chica y no pienso permitir que ningún idiota quiera ver debajo de ese vestido o se quede observando tus maravillosas piernas.-

-Yo no soy tu chica- Sonreí un poco mientras aun observaba la libreta– Un poco más de respeto, No tienes porque estas observando mis piernas.-

-Así como yo lo hago, Cualquiera lo haría y lo sabes.- Saco un cigarrillo de su chaqueta.

-Eres un pervertido.- Arranque el papel de la libreta y se lo entregue. –Ten.-

Él lo tomo sonriente y comenzó a leerlo. -¿Una cuenta?-

-El jefe hablo con nosotras esta mañana. A las personas como tú que solo vienen a sentarse y no piden absolutamente nada, Se les cobrara un dólar por cada minuto que lleven aquí.-

-¡Espera! ¿Qué?- Se le cayó el cigarrillo de la boca al instante.

Sonreí y luego me aleje lentamente. –Ya llevas 10.-

-¡Mariela!- Se levantó de la silla aun incrédulo con la cuenta en mano. – ¡No puede ser!

Unas noches después de aquel divertido día para mi, Me estaba preparando para salir nuevamente con el.

-Ya no pienso decir nada sobre esto.- Dijo mi hermana cuando me vio peinándome para la ocasión.

-Sé que no. ¿Pero me prestarías un pantalón de cuero?-

Al final de la noche como toda hermana mayor, Luego de discutir y decir que no unas mil veces, Baje por la ventana con el pantalón de cuero sintiéndome un poco incomoda, Era la primera vez que no utilizaba un vestido para una salida especial y me sentía un poco incomoda y fuera de mi misma.

Carlos estaba en la motocicleta esperándome, Me sentí un poco incomoda cuando me observo de arriba abajo sin siquiera disimular.

-Bonitos pantalones.- Se enrojeció un poco.

Me quede en silencio mientras enrojecía como tomate y sin decir ni una palabra tome el casco que me ofrecía con su mano para colocármelo y sentarme en la parte de atrás.

-Esta vez no vallas tan rápido por favor-

-Lo intentare.- Encendió la motocicleta y comenzó a acelerar.

-¡Carlos!- Me asuste un poco por la velocidad y rápidamente lo abrase para no caerme.

-Si voy un poco más lento llegaremos mañana a la fiesta Mari, Sujétate todo estará bien.-

 



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En el texto hay: maltratomujer, amor

Editado: 06.01.2023

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