Mariela

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-¿Estás hablando enserio Mari?- Me observo sorprendido mientras se sacaba la camiseta para secarse el sudor.

-Bueno sinceramente lo he pensado. –Comencé a temblar tanto por los nervios de adentrarme a ese mundo desconocido como por verle sin la camiseta. – Lo he pensado mucho la verdad y creo que la mejor decisión que puedo tomar es irme, Sinceramente me estos días sin ti se me han hecho realmente difíciles, Antes sentía que podía estar a tu lado a todas horas y verte sonreír y creo que eso era lo que hacía mis días tan diferentes, Pero luego de todo lo malo que sucedido junto con la prohibición de mi padre de acercarme a ti me he sentido la persona más deprimente Carlos.- Las lágrimas comenzaron a escapárseme solas mientras recordaba todo lo que había sentido durante los días anteriores.

El me observo atento por unos segundos y luego se acercó lentamente para abrazarme.

-Si te vas conmigo no volveremos.- Dijo mientras aun me abrazaba y luego dio un pequeño suspiro.

- Tenías razón en todo lo que me habías dicho, Mara es una hipócrita a la que solo le interesan sus propios asuntos.-

-Es así Mariela.- Me abrazo mucho más fuerte. –Nos iremos lejos y no volveremos, Mañana en la mañana te prometo que estaremos lejos de aquí amor.-

-¡No!- Me separe de él rápidamente para observarle fijamente. –Tiene que ser hoy Carlos. Tu no lo entiendes cuando papa se entere de que escape de casa mi castigo será mucho peor que el anterior, Esta vez podría marcarme los brazos con el cinturón y a ti...

-Espera.. ¡Que!-

-La última vez que escape contigo, Papa me golpeo tanto con el cinturón que durante días casi no pude levantarme de la cama.-

-¡Ese desgraciado!- Me tomo de la mano y prácticamente comenzó a arrastrarme hacia adentro de la casa. – ¿Así se hace llamar doctor?

Caminamos rápidamente por la casa directo hacia la sala principal, La Tía de Carlos aún se encontraba en su trabajo.

-A ver.- Dijo aun alterado cuando me senté en el sofá.

-¿Qué?-

-Las piernas Mariela, Las piernas.-

-¡Carlos!- Me sonroje totalmente. – Pero por supuesto que no, no subiré mi vestido para mostrarte mis piernas.-

-No pienso hacerte daño, Solo quiero ver que es lo que te ha hecho.-

Me quede pensándolo por unos segundos mientras el aún me observaba desesperado.

-¡Vamos!-

-No tienes por qué ponerte así.- También me altere y me acomode un poco más en el sofá.

Estaba totalmente avergonzada cuando le mostré mis piernas llenas de Marcas, No podía dejar de ocultar mi rostro cuando sentí que una de sus manos sostener mi pierna mientras paseaba uno de sus dedos por la marca más notable.

-¿Te duele?- Me observo serio mientras aun lo hacía.

-No la verdad ya no.- Respondí sin observarle debido a la vergüenza que sentía. –Ya es más como una costra.-

Quizás llegue a pensar en aquel momento que algo más pasaría entre nosotros, Después de todo ya no podía decir con toda certeza que sabía en lo que Carlos estaba pesando pues él se había transformado en un total misterio, intente dar un paso pequeño dejando que tocara cada una de mis cicatrices mientras temblaba, Pero luego de eso el solo bajo mi pierna lentamente y se levantó.

-Preparare mi maleta.- Me regalo solo una pequeña sonrisa y luego camino rápidamente hacia su habitación.

Me quede sentada allí por unos minutos más mientras asimilaba que en unas horas estaría lejos de él lugar en donde había crecido, También que ahora Carlos y yo pasaríamos más tiempo a solar y por supuesto podría llegar a suceder lo inevitable y no estaba tan preparada.

Cuando Carlos termino de arreglar su maleta ambos la atamos a su motocicleta junto con una soga resistente, Adentro de la maleta también estaba escondido la enorme cantidad de dinero que junto con Erick había ahorrado antes y después del concurso de las Calabazas.

-Tengo miedo.- Dije mientras me subía a la motocicleta. -¿Qué tal si papa está esperándome con su cinturón en casa?-

-Entonces tendremos un problema muy grande ese hombre y yo, Lo golpeare tanto que..

-¡Es mi padre Carlos!- Interrumpí enojada.

-Lo lamento.- Suspiro. –Bueno el caso es que como sea sacaremos tu ropa de allí Mariela.-

Me paso el casco y mientras me lo colocaba como podía él se bajó rápidamente de la motocicleta por supuesto no sin antes colocarle sus palancas para que se estuviese sujeta.

-Olvide algo.- Corrió adentro de la casa y luego de unos segundos salió mientras se ocultaba algo en la chaqueta con una mano y con el otro sostenía un cigarrillo.

Decidí mantenerme en silencio y no preguntarle nada, Sabía perfectamente que esos últimos minutos que pasara allí parado solo observando la casa y fumándose su cigarrillo seria la película de los recuerdos más preciados que había tenido junto a su hermano en aquella casa, Quizás su silencio y estar allí de espaldas observando lo que alguna vez había sido su hogar le llenaba tanto de nostalgia porque sentía que estaba abandonado a su hermano allí.

Pero luego de unos minutos en los cuales solo observe su espalda y la manera en la que se fumaba aquel cigarrillo, Se volteo para caminar hacia la motocicleta y partir, Jamás pude saber si había llorado pues apenas y subió un poco la mirada se colocó aquellos lentes oscuros que me prohibían entender lo que sentía.

Me quede en total silencio y solo le abrase fuertemente mientras tomábamos el camino a la casa de mis padres.

Durante todo el camino decidí no hablar y no solo porque sentía mucho miedo por lo que podía encontrarme al llegar a casa si no porque entendía que aunque él no quisiera demostrármelo le dolía alejarse de él lugar en donde luego de tantos problemas y tristezas de su infancia por fin había conseguido armar una pequeña familia que ya no existía. Lo abrazaba mucho más fuerte porque quería que entendiera que ahora yo sería su familia y que nunca le abandonaría.



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En el texto hay: maltratomujer, amor

Editado: 06.01.2023

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