Tres años después…
Se escucharon los gritos desesperados de un niño, golpes en la puerta de la recamara, tan fuertes que parecía que la puerta se iba a romper. La habitación comenzó a volverse fría, la ventana que daba a la calle estaba bloqueada por madera. Octavio estaba sentado en el suelo, mientras sostenía sus rodilla contra su pecho, lloraba e imploraba, su pijama color azul estaba cubierta de sudor. Sus pies estaba llenos de cortes al igual que sus manos. Tenía los ojos cerrados por el miedo, hace días que la tortura había comenzado y sinceramente quería que esto terminará.
Los gritos y golpes cesaron, todo quedó en silencio por unos segundos, Octavio alzó la mirada mientras todo su cuerpo temblaba, se levantó lentamente, nervioso, aterrado, para dirigirse a la puerta,colocó sus manos en la puerta y puso su oído izquierdo en la puerta para poder escuchar lo que pasaba en su corredor. Pudo escuchar que un vidrio se rompía, se exaltó pero no se apartó de la puerta, su respiración era muy fuerte, sin embargo trató de controlarse para escuchar.
—Octavio — cantó una voz pequeña —. Sal! ¡Vamos a jugar!
La respiración de Octavio pareció desaparecer, sintió un dolor en el pecho, como si le faltarán los pulmones. Sus manos y piernas temblaban, sentía que se iba a colapsar.
—Octavio —hablado en voz baja pero lo suficiente como para que Octavio pudiera escuchar-. ¿No vas a salir?- preguntó como si fuera un niño inocente -. Yo quiero jugar contigo.
No respondió, su boca estaba seca como si no hubiese bebido agua por meses, se alejó de la puerta en silencio con la esperanza de que amaneciera.
-Dime octavio - habló más fuerte- ¿tienes miedo?
Se escuchaba en la puerta arañazos, octavio sintio un escalofrio en su espalda, y una mano pequeña recorrer sus espalda, sintiendo un ardor. Se giró despacio para ver a un niño detrás de él sonriéndole.Grito y abrió la puerta de su cuarto para salir corriendo por las escaleras. tropezó con sus propios pies y terminó por rodar en las escaleras. Sentía dolor, se había roto la pierna derecha, comenzó a gritar y a llorar más fuerte, lágrimas calientes recorrían sus mejillas, cerró los ojos con fuerza por el dolor que sentía.
¡ah!- gritó-. ¡Ayuda! ¡Por favor! - lloraba-. Basta…
Octavio…
No...no…
Octavio - se rió burlonamente-. ¿Ya vamos a jugar?
Ayuda, por favor.
Si juegas conmigo yo te curo
Por favor, ya déjame…
Octavio- se acercó a él-. quiero jugar.
¡no!¡no! déjame!
Sintió manos recorrer su cuerpo, estaba asustado, sintió como era arrastrado hacia el comedor, la puerta se cerró y un grito se escuchó. Después el silencio reino.
Pasaron cuatro días para que descubrieran el cuerpo sin vida de octavio en la cocina, todas sus pertenencias fueron entregadas a sus familiares, excepto la marioneta, quien fue llevada a un centro de caridad.
Una de las 9 marionetas ya había cobrado a su primer victima.
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Editado: 27.08.2018