Noche tras noche vivía una y mil veces la vez que te marchaste. Gritaba de dolor y agonía, el saber que tú ya no estabas para mí me mataba cada día más, esa tristeza me consumía como tú no tienes idea.
Llegué a mi casa corriendo ya que estaba lloviendo y no quería un resfriado. Subí las escaleras con un tanto de emoción, hoy nos veríamos en aquel árbol, en el árbol donde me habías pedido ser tu novia... sonreí, ese día fue el más feliz de mi vida.
Tiré el celular a la cama; estaba empatado, no servía. Me dio una frustración, ya no podría escribirte que llegaba un poco tarde.
Me metí a la ducha y me bañe rápidamente, mis movimientos eran tan rápidos que ya estaba abriendo el paraguas para ir hacía ti. No me gustaba que esperaras.
Al llegar al árbol tú no estabas y mi cuerpo ardió ¿Por qué no estabas? ¿Llegué muy tarde? Busqué a mi alrededor y te hallé... estabas por subirte a un auto, aún no te habías ido. Corrí hacía ti, con ansias de tocarte, de besarte, de ver esa hermosa y reluciente sonrisa que siempre tenías para darme brindarme.
—¿Thiago? — llamé, sin embargo, sólo giraste un poco tu rostro hacía mí y me viste con dolor, tristeza y decepción ¿Por qué me mirabas así?— ¡Thiago! — volví a llamar con esperanzas a que vinieras a mí. Subiste a aquel auto sin siquiera decirme nada, y te marchaste...
Fruncí mí ceño ¿Qué pasaba? Mi corazón dolió, se desgarro, se rompió al ver la nota en el árbol.
"Perdóname, Olivia... Lo mejor será que me olvides"
Mis piernas flaquearon, me sentí mareada... ¿Olvidarte? No, eso jamás lo haría ¿Por qué me pides esto, Thiago? Dañé la nota con rabia, caí al suelo lastimando mis rodillas y lloré desgarrando mi ser, nunca podría olvidar al chico que me había sacado de la oscuridad.