Mariposas Nocturnas

Parte 7: El Sello

Seguí al mayordomo hacia el gigantesco desván, lugar desde donde emanaba la fuente de todo el poder. Estuvimos caminando entre la multitud de espíritus, obligándonos incluso a abrirnos paso entre ellos.

Una dulce melodia pareció opacar todo el bullicioso ambiente, una dulce canción de cuna. En el centro del lugar, sobre una mesa de madera, descansaba una pequeña caja de música, donde en su interior danzaba una pequeña bailarina de cerámica. Su melodia era tan cautivadora, que incluso podía sentir como calentaba mi corazón.

-Aquí está. -Soltó aquel siniestro hombre mientras se acercaba a la pequeña baratija con los ojos abiertos como platos-. Esto es el motivo por el que el Velo se está derrumbando.

-Lo tienes delante, ¿Por qué simplemente no extiendes la mano y la tomas? -Este me miró, como si me pudiera que lo observará con atención. Extendió su mano sobre la cajita de música, cuando estuvo lo suficientemente cerca, su piel comenzó a quemarse de forma completamente sobrenatural, pero no pareció importarle mucho el dolor.

-Esta sellada, yo no puedo poseerla-. Rápidamente me tomó de la muñeca de sopetón y casi sin esperar, me acercó mi mano a la caja. Intenté tirar de mi brazo para liberarme, pensando que yo también me quemaría, pero no ocurrió nada-. ¿Lo ves? Este sello tiene la firma de tu escuela, un sello que solo una Mariposa Nocturna como tu podría romper.

-¿Pero por qué querrías poseer un objeto así? ¿Por qué no puedes tu romperlo...? -En mi mente se abrió un cajón, trayendome a la memoria una de las lecciones de mi mentora, Agatha. "En ocasiones, una Mariposa Nocturna de alto nivel puede sellar a otra. Normalmente está práctica se hace para aquellas que incumplen las normas, ya sean las normales o las sobrenaturales" -. Alguien te selló.

-¡Fue Agatha, tu mentora! -Sentenció, su mano se apretó de golpe haciendo que este me hiciera daño-. He logrado liberarme de la mayoría de sus sellos, pero este, aún no.

-Si no puedes tocar esta caja, quiere decir que se trata de un objeto maldito, uno que es capaz de rasgar el Velo si se usa. ¿Qué quieres hacer con el?

-¡Eso no te incumbe! -Este gritó, furioso, mientras tiraba de mi para que me acercará más a la caja-. Ahora, deshaz el sello de tu mentora, sé que os enseñan a hacerlo.

-¡Espera, Clem! -Lee apareció en aquel lugar, tambaleándose y apretando sus manos contra su estómago-. Si lo haces, podrá romper por completo el Velo a voluntad, ¡ Creará una fisura tan grande que podría destruir toda la ciudad!

-¡Eso da igual! -Aquel hombre me pegó el filo del cuchillo a mi cuello mientras que me soltaba una sonrisa retorcida-. Rompe el sello, ¡Ahora!

-¡No, Clem! ¡No lo hagas! -Lee se tambaleó más de la cuenta, provocando que esta se cayera al suelo, posiblemente por toda la sangre que había perdido.

Yo la miré, impotente. -Tiene a Duncan y ha expulsado a Barbara.

-Lo sé, pero eso no es suficiente para dejar que destruya la ciudad...

Miré al mayordomo con el ceño más fruncido que nunca-. No voy a hacerlo...

Este tiró de mi brazo para empujar me hacia atrás, para luego correr hacia la debilitada Lee. El filo de su cuchillo ahora apuntaba a su corazón, mientras me miraba con sus ojos amenazantes-. ¡Como no lo hagas, te prometo que terminaré lo que empecé!

-¡No lo hagas! -Lee zarandeó un poco, pero estaba demasiado débil, no podía hacer nada para escapar.

La miré con completa resignación, girandome hacia aquella pequeña baratija para intentar romper el sello. Aquel poder era tan poderoso que no me extraño lo más mínimo que Agatha fuera la creadora. En la escuela, las Mariposas Nocturnas eramos educadas en todas las disciplinas, incluidas en los sellos, ya que si hacía falta una Mariposa Nocturna no tendría problemas en romper el sello de otra si era necesario, igual que si todos los trabajadores de una empresa tenían las llaves para entrar, era una simple medida de seguridad.

Pose mis manos en aquel objeto y poco a poco fui pronunciando las palabras arcanas, la cajita se música comenzó a brillar en destellos dorados, que poco a poco se iban apagando con cada palabra que decía. Logré disiparlo rápido, reconociendo que incluso había sido más fácil de lo que me pensaba.

-Ahora, traemela. -Ordenó aquel hombre mientras mantenía el cuchillo en el cuello de mi compañera-. Lentamente.

Tomé la caja de música entre mis manos y lentamente camine hacia ellos.

 



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En el texto hay: fantasmas, amor imposible, mediums

Editado: 27.08.2023

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