Cuando Melisa se despertó, al día siguiente, su reloj inteligente le notificó que tenía un mensaje de Mateo.
—Preséntate en la dirección adjunta en mapsmars. Allí pregunta por María, dile que vas de parte mía.
Después de Melisa se arregló se presentó en la dirección señalada. Allí la recibió una mujer de mediana edad, y le preguntó:
—¿Eres la enviada de Mateo?
—Si.
—Sígueme.
Melisa siguió a la mujer hasta una sala llena de bebes. Melisa reparó los bebes, y vio que estaban envueltos en piel de rata curtida.
—Para eso guardaban la piel de las ratas –pensó Melisa en silencio.
—Son los niños de los rebeldes que han caído en batalla –exclamó la mujer.
—Los tenemos aquí –continuó la mujer- porque no queremos que sean adoctrinados en el culto a Marte, en los orfanatos estatales. Tu trabajo será limpiarles el popó, y lavar las pieles.
Cuando Melisa empezó a realizar el trabajo, sintió un olor muy desagradable.
—¡JUSTAMENTE ME INCORPORÉ A LA POLICÍA PORQUE NO QUERÍA HACER ESTAS COSAS! –pensó Melisa en silencio.