El troyano

Después de un rato Melisa se hartó del trabajo que le habían asignado, recordó las clases en la academia, y le tomó una foto a uno de los bebes. Luego ocultó un troyano en la foto, tal como le habían enseñado en la academia. Le envió la foto a Mateo con el texto ¡QUE NIÑO TAN HERMOSO!

Tras enviar la foto, Melisa sintió que se le hacía un nudo en el estomagó.

—¿Y SI MATEO TIENE UN BUEN ANTIVIRUS QUE DETECTA EL TROYANO? –pensó Melisa mientras sudaba- ¿SERÉ TORTURADA?

Contrario a lo que Melisa pensaba, Mateo tenía un reloj inteligente desactualizado, que no detectó nada. Al poco tiempo Melisa recibió una notificación en su reloj, de que había accedido al de Mateo. Melisa empezó a husmear y en breve dio con los contactos de Mateo.