Melody Smith.
El olor que provenía del bosque es extraordinario. Al bajar del auto una sonrisa se curva en mis labios, puse mis manos en mi cintura y me relajo. Los animales se podían oír. Amo estar en contacto de la naturaleza, siento que es... Parte de mí, es mi vida. Sin la naturaleza yo no podría vivir.
—Aún no puedo creer que viviremos aquí —murmura mi hermana menor, Alyssa. Le sonrió.
—Yo tampoco —reprocha Audrey, mi no hermana.
Ruedo los ojos por su comentario. Ella es mi media hermana y odio eso, resultó que mi papá tenia otra esposa; pero lo peor de todo no es eso, sino que mi mamá se aferra a no dejarlo ir. Hay aveces que no la entiendo. Parece como si no pudieran vivir sin el otro, es como un lazo que los envuelve.
Una figura que se encuentra detrás de un árbol llama mi atención.
De pronto aparezco en otra dimensión. Una oscura y tenebrosa.
Mi labio inferior tiembla y mi respiración se agita. Doy unos pasos pero caigo. Mis rodillas sangran rápidamente, pero sanan de inmediato. Las luces se prenden y me encuentro con un joven. Se encuentra de espaldas y me estremezco.
—Que bueno que viniste, Melody —agrega, aun sin voltearme a ver.
Seria una mentira decir que no tengo miedo. Todo pasara rápido, Melody. Pongo la frente en alto aunque el no me vea, me mantengo firme. Sin mostrar la más mínima pizca de miedo, pero la devastadora realidad es que lo tengo. Demasiado temor me envuelve pero no permito que me atrape.
—¿Quién eres tú? —pregunto.
—Eso es lo de menos querida —musita, ignorando mi pregunta —. Pero no tengas miedo, no te haré nada malo.
—No te tengo miedo —aclaro.
Se voltea permitiéndome ver su rostro. Es atractivo, pero misterioso. Lo analizo de pies a cabeza y puedo admitir que es guapo. Olvida eso, Melody. Pongo mis manos en mis bolsos traseros y camino hacia él.
—¿Quién demonios eres tú? —insisto.
—Soy quien te llevara a tu destino —prosigue y se aclara la garganta —. Tú debes tener la corona, eres la próxima reina de este pueblo. Los vampiros y licántropos no te lo permitirán, pero yo te ayudare.
Y sin decir más desaparece y yo regreso a mi mundo.
—Mel, te estaba buscando —masculla Audrey mientras sale de los arboles.
Aun aturdida de lo que pasó, me limito a sonreír.