[más allá de la mente criminal] ©

One - Christopher Evans es un criminal.

—Señor Evans, quiere por favor recapacitar con nosotros y decir la verdad, podríamos acortar su pena.—dice un agente/oficial, al joven de 25, sentado frente a él. 

—¿Acortar dice?, ¿cree que eso me levantará el animo y saltaré en puntitas de alegria, señor agente?—se levanta, inclinándose en la mesa hacía el hombre, que intenta no dejar que el miedo de estar encerrado con un asesino serial lo dominará, mientras lleva su mano al arma que cuelga de su cintura.— ¿Por que le dicen eso a los prisioneros?, es solo una simple excusa, para que ellos cedan, igual van a estar en prisión, me convencería mas que me dijeran que me liberan mañana si dijera la verdad.—sonríe de lado. 

—Eso es imposible, señor Evans, si todavía no sabe, usted a llevado miedo y oscuridad a un pueblo lejano, donde nunca se había visto un asesino de su clase, ademas de que tiene cargos por mas asesinatos en ciudades dentro y fuera de nuestro país, ¿y piensa que si dice la verdad saldrá mañana?, esta muy equivocado, tal vez no llegue a los 70 años, cuando lo liberen, si es el caso de que se comporta mejor y reduzcan su condena.—dice intentando enojar al pelinegro. 

—Oficial,... ¿usted de verdad quiere morir hoy?—ladea la cabeza, simulando pena. 

—Saquenme de aquí.—dice el hombre, con pánico y enojo a la vez, intentando disimular el abrumado miedo que le tiene a solo un joven que no había pasado de los 25 años, que parece la muerte. Evans solo sonríe con malicia y se acomoda en la silla, suspirando. 

—Señor Evans, si quiere puede dormirse ahí y ojalá partirse la espalda en la noche, para no molestar mas al mundo.—habla el mismo sujeto por un micrófono. El joven solo sonríe, sin creerse que fuera tan cobarde. 

—¿Enserio, señor oficial?, no lo creí tan cobarde. Un agente de verdad encararía a un criminal nariz con nariz, ¿no cree?—dice este, intentando prender la chispa de la ira en el viejo alguacil. 

—Ya se su truco, señor Evans, y no funcionará. 

—Sin trucos, viejo.—sonríe, levantando los brazos a cada lado de su cabeza.— Solo le sugiero que cierre bien las entradas de su casa y procure no salir de noche, dicen que es peligroso. 

—Quiero que 5 agentes lo vigilen toda la noche, esta basura detestable no deseada debe quedarse toda la noche ahí encerrado.—la sonrisa del joven desaparece en incontables minutos, al oír al viejo, no esta enojado, pero odia que le digan cosas a escondidas, al menos que es el escuche, por que siempre hablan a sus espaldas quien o no. Mientras los presentes están distraídos, los toma por sorpresa el vidrio roto que divide esa habitación con la de Christopher. Se ha ido la luz allí, por lo tanto deducen que ha tomado la lámpara de techo para romper el vidrio, solo que se preguntan como lo ha echo, si se suponía que era indestructible. Los agentes apuntaron con sus armas hacia la oscuridad, esperando alguna señal, como si fuese el mismo diablo y fuese a por ellos, pero parecía que Evans no quería salir. La luz de una linterna cae en su rostro, y este solo sonríe sin mostrar los dientes. 

—Yo reconsideraría el dejarme aquí.—sugiere.— No se, para no tener que ir a... 1,2,...6 funerales mañana. 

—Saquenlo de aquí, no es seguro que este sujeto este sin un lugar encerrado que no lo deje salir.—ordena el oficial. 

—¿A donde lo llevamos? 

—No tengo idea, déjenlo donde no se pueda escapar.—tres agentes lo toman, llevándolo. 

—Podria quedarme en su casa, señor oficial, de seguro no salgo nunca, si su esposa me atiende.—sonríe, dándole a ver la perversión de sus palabras.— No se sorprenda si se divide en dos de la noche a la mañana, aveces así es mas eficiente.—vuelve a darle doble sentido a sus palabras, las cuales son bien tomadas por el oficial, asustándose por su esposa. 

—¡Quitenlo de mi vista! 

—Buenas noches, oficial.—se despide Evans, antes de que se lo lleven al sótano del edificio y lo encierren allí. No se sorprende por ello, su vida parece ser un sótano oscuro y desolado. 

—Creo que vendrá chucky a por mi, si me dejan aquí, y no saldré vivo de esta.—dice burlón, a través de la puerta. 

—Buen intento, Christopher, ya deja los juegos para otro día.—le contesta un agente. 

—¿Un juego?, ah si, ¿que tal si jugamos al héroe que mutila dos agentes de policía con un cuchillo extremadamente filoso hasta que la vena orta estalle en sangre pura h aguada?—da una mueca pensativa, aunque no lo pueden ver. 

—Un héroe no haría eso, ni mucho menos tendría la mente tan dañada, como la tienes tú. 

—Que aburrida es la gente, no saben divertirse. 

—Te diviertes con personas, por eso no es divertido. 

—Claro que lo es, haces que una vida o un alma sea tan insignificante, que termina siendo divertido.—explica moviendo las manos. 

—¡Matando personas!, no le veo nada divertido a eso, solo es una enfermedad imparable que tienes. 



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En el texto hay: criminal, christopher

Editado: 20.06.2018

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