¿Qué eres tú?
El ambiente a mi alrededor se hizo denso, era difícil respirar, la temperatura baja y el vaho sale por mi boca, el olor a podredumbre se hace más intenso. La portada de un libro antiguo aparece en la pantalla de mi portátil. Está tan maltratado que no se ve el título, solo se pueden ver marcas de rasguños y figuras sin sentido alguno, bueno, al menos para mí. Me remuevo en la silla, un escalofrío recorre todo mi cuerpo y el sudor frío escurre por mi espalda. No sé si estoy haciendo lo correcto o no, pero necesito sacar todo este odio y rencor de mi cuerpo. Regina y Mike no se pueden salir con la suya. El odio me nubla los pensamientos, no puedo negar que quiero ver a ese par muy lejos de mí, quizás, no a cientos de kilómetros, pero sí varios metros bajo tierra o en lo profundo del mar.
El libro aparece en mis manos. Es pesado y rugoso, además se siente una extraña energía que emana de él y llega hasta lo más profundo de mí ser. No entiendo nada de lo que está pasando. Lo único que deseo, es no volver a ver a Regina y Mike en lo que me queda de vida.
Paso mi mano por la portada desgastada, siento los dibujos realzados. Abro el libro. La primera página está amarillenta por el tiempo que ha transcurrido desde su edición, no tiene nada escrito. Cálculo que debe tener por lo menos un par de siglos, aunque al juzgar las figuras de la portada, creo que es mucho más viejo que la humanidad.
Me quedo pensando en todo lo que le quiero hacer a ese par. Abro el libro y sigo hojeando, paso las páginas una a una. Veo más dibujos extraños en ellas. Los dibujos de las creaturas que se ven en las hojas viejas y amarillentas, van siendo más aterradoras con el paso de las páginas, parecen salidos de las peores pesadillas. De alguna forma los dibujos tiene vida, es como si lo hubieran sacado de alguna película de magia. Cierro repentinamente el libro, al ver a un jinete cuya cabeza ha sido cercenada. La mayoría de los monstruos ya los he visto en leyendas urbanas, cuentos de terror o mitología antigua.
La cabeza me duele, es como si todo me diera vueltas. Las emociones se hacen más intensas en mi cuerpo y la adrenalina está a flor de piel. Cierro mis ojos con fuerza y los vuelvo a abrir, centrando mi atención en la pantalla que está frente a mí. Un temporizador en retroceso aparece en la pantalla, los números están en negro y el fondo es rojo sangre, con gotas más oscuras corriendo por la pantalla, se veían tan reales que hasta parecía que se salían de la pantalla. Debajo de los números ahí un frasco llenándose de ese líquido espeso que parece sangre coagulada, es tan asqueroso que el estómago se me contrae, estoy a punto de vomitar.
El temporizador tiene los siguientes números 24:00:00 y van retrocediendo uno a uno. Aún sigo sin comprender qué es lo que está pasando, pero dentro de mí algo me guía hacia lo que tengo que hacer. Pero, aun así, no lo comprendo del todo.
Veo los números y después el libro, intentando entender, lo repito una y otra vez. Me desespero demasiado, odio no tener el control de la situación y aún más no comprender lo que pasa… Sin embargo, los minutos están pasando demasiado rápido. Otra ventana emergente se asoma en la pantalla. Tiene un botón que dice “reproducir#, no dice nada más.
Paso el puntero de la laptop por el botón verde y le doy clic.
La pantalla del equipo se apagó. La sangre se me fue hasta los pies. No podía ni hablar. Revisé la conexión de la laptop, pero estaba cargando correctamente. Suspiro. No dejo de pensar que todo esto que estoy haciendo es un error, pero no me detengo.
―¡Quiero y deseo mi venganza! Ellos deben de sufrir más de lo que yo lo estoy haciendo ―dije en voz alta y pisando uno de los añicos de la taza que Regina me había regalado.
Esta se quiebra aún más, una esquirla me perfora la piel, mi calcetín de hora de aventura se mancha de sangre. El libro se abre solo y una voz sepulcral se escucha en mi armario. Estoy hipnotizada por el libro que aún sigue en el escritorio. No puedo ignorarlo. Lo tomo en mis manos de nuevo, me siento en mi cama, aun con el nudo en la garganta por el coraje acumulado en los miles de errores y mala suerte que me atormentan en mi vida.
El reloj vuelve a aparecer en la pantalla y avanza cada vez más rápido, veo a la ventana y una colosal luna llena color rojo se asoma por la ventana. No me había dado cuenta de que la noche me acompaña con sus misterios y oscuridad. Suspiro. Vuelvo a ver el libro. De nuevo se escucha la voz en el armario. Un escalofrío me recorre el cuerpo, pero no puedo quitar mis ojos del libro.
En esta ocasión la voz se escucha más fuerte, en la oscuridad. Mi estómago da un vuelco. Mis viseras se retuercen dentro del cuerpo. No puedo evitar sentir una serie de escalofríos. Esa voz me causa una extraña sensación, es como si me raspara la piel. Sé que es algo difícil de entender, pero así lo sentí, fue como si alguien que te quiere hacer daño, te hablará al oído. Es una de las peores sensaciones que te puede pasar en la vida.
—¿Has decidido? —dice la voz sepulcral, aún más cerca de mí. Estoy paralizada, solo veo hacia al frente tratando de encontrar de quién proviene la voz, pero a la vez no quiero encontrar a quién pertenece. De nuevo, escucho la voz sepulcral. Pero lo que dice es algo curioso.
—Tranquila, preciosa. Vengo a ayudarte para que logres decidir, cómo deseas acabar con la maldita de Regina —vuelve a hablar el sujeto en la oscuridad. Una silueta demasiado alta se materializa en la habitación. Me siento diminuta entre tanta oscuridad. La energía negativa que hay en el ambiente me hace estremecerme y me eriza la piel. Muerdo mi lengua. No quiero gritar. Es como si estuviera en una pesadilla de la que no puedo despertar. El aire me falta. De repente, una imagen aparece en mi mente. Regina y Mike se están besando con pasión desenfrenada, poco les falta para revolcarse en el piso o la cama más cercana.