Mas Alla De Mi

6. Ella

Iba camino al bar de un amigo, Arturo. Ya le había llamado para saber si podía cantar a cambio de algo de efectivo, fue enseguida que me confirmó para el viernes en la noche, y que el pago dependía de lo concurrido que estuviera el bar y también de lo que consumieran las personas, el bar es muy concurrido y más por lo universitarios, así que acepte apenas me dijo.

-¡Hey Miguel! Ven un momento por fa.-El chico de piel morena que estaba atendiendo a unas chicas se acerco rápidamente.

-¿Qué tal Victoria?.-Se limpió las manos con un pañuelo blanco y luego se lo puso en el hombro con un ágil movimiento.

-Bien Migue.-Me senté en el taburete de cuero vinotinto sintético. Todas las mesas frente al escenario estaban llenas, al igual que las que estaban pegadas a la pared. Habían muchas personas de pie cerca de la barra y sentadas en los taburetes de la misma.

-¿Quieres algo de tomar?

-Una cerveza por favor.-Asintió y fue en busca de mi cerveza, vi como la sacaba de la cava en donde las guardan y me la entregó.

-Gracias.- Le pague, le di un trago y me levante.-Iré a arreglar el sonido, no vemos después.-  Asintió y regreso a lo que estaba. Faltaban diez para las nueve de la noche y se suponía que tocaría ocho canciones a partir de las nueve hasta que terminara de cantarlas todas.

En el escenario habían instrumentos, pero igual usaría mi guitarra. El chico que también estaba arreglando el sonido ya estaba probando los instrumentos.

-Oye ¿esta un plug desocupado?.- Pregunté subiendo al escenario para luego tomar la guitarra.

-Si bonita, aquel de allá.-Apuntó.

-Gracias.- Lo conecte, probé a ver si sonaba bien y perfecto. Me acerque al chico que ya había terminado de probar los instrumentos y que ahora probaba las luces.-¿Cual es tu nombre?

-Gregorio, un gusto.-Le apreté la mano.

-Victoria.

-Lindo nombre.-Dijo coqueto.

-Gracias. ¿Tocaras hoy?

-¡Oh no! yo solo pruebo las cosas, sé un poco de esto, pero en realidad trabajo en la barra.

-Vale, me avisas cuando termines por fa.- Él asintió y siguió en lo suyo, poco después terminó. Mire mi reloj y ya eran las nueve y diez, tomé mi guitarra la guindé en mi hombro, me puse frente el micrófono y lo toqué con el dedo índice.

-¿Se escucha?.- Había gente, mucha.

-¡si!.-Gritó la multitud con el alcohol ya presente en su sistema.

-Eso fue ruidoso.-Todos rieron.-Me llamo Victoria.-Los chicos comenzaron a silbar.-Ya Romeos.-Volvieron a reír. De pronto mi vista se posó en la chica que apenas entraba en el bar. Cargaba su cabello castaño suelto; sus ojos celestes parecía fod perlas brillantes entre el ambiente oscuro y todavía no se percataban de mi presencia. Me habían paralizado por un momento hasta que los gritos de los espectadores interrumpieron y sin pensarlo comencé a tocar los primeros acordes de una y otra vez.

-Siento, que no te he dejado de pensar, desde ese momento.- Me miró y le sonreí .- Que contigo estaría bien, que tus ojos son perfectos y.-  Ya no la mires joder, ¿le dijiste que todo se quedaba ahí y ahora le cantas? Que contradictoria eres Victoria. 

Las personas se habían quedado en silencio mientras cantaba, el bar había quedado más oscuro de lo normal y gracias a Gregorio, sólo las luces del escenario me alumbraban haciendo el ambiente más romántico dependiendo del punto de vista. Ella aun no me había dejado de mirar, en cambio yo trataba de no mirarla, se me hacía difícil, ella era la persona que más llamaba la atención estando todavía a oscuras. Pase así las siguientes dos canciones. Trataba de ignorarla pero pero la chica que sabía lo que causaba en la gente estaba presente en ella y no paraba de aplicarlo en mí.

Cuando termine de cantar para comenzar mi descanso las personas no dejaban de gritar, y eso de alguna manera me hacía sentir muy bien, un sentimiento algo indescriptible, pero que te llena en mi opinión.

-No se olviden tomar mucho alcohol, hoy hay que celebrar señores.-No tardaron en escucharse los gritos de las personas animando el ambiente. Baje del escenario y vi como aquella chica se acercaba, la pelinegra aquella que salve del chico que se estaba propasando.

-Pero que bien cantas mujer.-Sólo le sonreí, no me acordaba de se su nombre.-¿Qué ya no te acuerdas de mi?.

-Si, si me acuerdo, de lo que no me acuerdo es de tu nombre.- Le sonreí y ella lo hizo también.

-La sexy Alejandra.-Reímos. Realmente era sexy y hermosa. Un cuerpo atlético que resaltaba aún más en el vestido negro que cargaba.

-Okay, la sexy Alejandra ¿quiéres tomar algo?.- Se amplió su sonrisa.

-Claro ,vamos.-Me tomó de la mano y llegamos a la barra.

-¡Eh, Miguel!

-Ya voy Victoria.-El chico estaba bastante ocupado. El bar ya comenzaba a llenarse y pronto las persona ya no cabrán aquí. Miguel se acercaba a nosotras un poco ajetreado pero útil.-Díganme.

-Yo quiero una cerveza.-Asintió.- Y Ale.-Espere que pidiera.

-Lo mismo.-Hablábamos un poco, Migue trajo nuestras cervezas y al rato tuve que disculparme porque tenía que terminar de cantar. Me dijo que me esperaría para seguir conversando y así lo hice. Después de terminar de cantar y no volví a ver más a Angélica por lo que supuse que se había ido ya.



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En el texto hay: boxeo, homosexualidad, chicaxchica

Editado: 17.08.2018

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