-Sabes lo que tienes que hacer.- Asentí como siempre.-Colócate las vendas. Cuando esto esté lleno de gente te darán aviso. Estaré afuera... Y recuerda Siva... Relájate, puntos estratégicos ¿okay?.- Asentí sentándome en la banca del vestidor en donde estábamos. Pronto saldría a pelear. - Te vendré a buscar.
-Okay.-Sabía por Saúl, que Abelardo vendrá a la pelea ¿por qué? No sé. Sólo quería que esto pasara y esperar que sucederá después de esto. No pasaban de las once de la noche. Era más seguro hacer las peleas de noche por obvias razones.
¡Dios! Era increíble todo lo que había pasado estos dos últimos años. Era como algo irreal. Se suponía que a mis veinte años estaría en la universidad estudiando producción musical, establecida en mi apartamento, con una novia a quien quería y que me quería. Quizás todavía estaría tocando con la banda, pero no. Ahora estaba sentada en unos bancos oxidados en un vestidor cuchitril que olía a húmedo y pecueca, esperando a que me dieran aviso para salir a pelear ilegalmente en nombre de un hombre que era un jodido gangster. De esa manera suena un poco feo, pero simplificando era así. Y simplificándolo, sí comienzo a dar detalles sonaría horrible.
Ya se podía escuchar el bullicio de la gente desde donde estaba. A la mayoría de este tipo de peleas mayormente asisten hombres y unas cuantas mujeres independientes. Apostadores cualesquieras que venían por un poco de entretenimiento y a veces, a perder dinero.
-¡Eh!.- Volteé a la puerta viendo a Saúl asomado.- Sales en cinco.-Asentí. Me aseguré bien las vendas y los zapatos. Cerré el bolso y se lo entregué a Saúl cuando salí de los vestidores.
-Ya sabes lo que tienes que hacer.- Asentí. Él no había parado de decir eso desde que habíamos llegado.
A lo lejos vi a Abelardo mirándome mientras me mostraba el pasaporte disimuladamente, mi pasaporte. Era un incentivo, lo que me llevaba a la conclusión que algo grande estaba detrás de esta pelea. En mi vida me había sentido tan ansiosa de que sucederá. Desde ese preciso instante ese documento se había vuelto mi prioridad, me costara lo que me costara.
La mayoría de la gente que se encontraba ahí, parecía importante y eso no me gustaba. Desde que estoy en este ambiente he aprendido y a los golpes, que mucha gente importante reunida en un solo lugar era peligroso. Llamé a Saúl y él se acercó rápidamente.
-¿Qué está pasando?.- Miró disimuladamente hacia los lados a ver si se fijaba de algo.
-Hay varias bandas aquí. ¿El motivo? Ni idea.- respiré intentando pensar, mirando alrededor tratando de buscar algo, hasta que lo ví. Ahí estaba el desgraciado. Alexander. El tipo que había inventado pendejadas sobre mí y Saúl y al que había dejado en ridiculo. Se había salido del grupo hace bastante y por lo que sabíamos, estaba trabajando para otra gente. Él conversaba con otros tipos, mejor vestidos que él claramente. Cuando dirigió su mirada hacia mí, sólo me sonrío guiñandome un ojo, y entonces caí en cuenta, nada bueno iba a pasar aquí y él estaba detrás de esto.
-Esto no me gusta Saúl.- Dije lo más serena posible aún, volviendo a mirar a saúl que asintió dándome la razón.- Tanta gente de este tipo en un lugar es malo y lo sabes.- El hizo una mueca mientras asentía. Parecía tan preocupado como yo.
-Siva, si pasa algo, te digo pequeña, que salgas lo más rápido de aquí ¿si?.-Asentí.- Terminemos con esto antes de que algo pase.- Asentí.
-Vale... Estoy lista.- El asintió y fue avisar que todo estaba listo de nuestro lado para comenzar la pelea.
Entré en el área de pelea viendo a la otra chica. Parecía un ratoncito delante de mí, pero se veía habilidosa y no me podía confiar.
Cuando inició la pelea ella lanzó el primer golpe que esquivé rápidamente devolviendolo y acertando en sus costillas. Se alejó recomponiendose del golpe rápidamente mientras dábamos vueltas en el lugar sin dejar de mirarnos. Sólo quería ganar y salir de aquí con mí pasaporte.
Me acerqué y enseguida lanzó un golpe pero no acertó. Volvió a atacar pero con la pierna. Quería cansarla para comenzar a atacar. Estuvimos como un minuto en esas hasta que se me aproximó con todo tratando de hacerme una llave, en un momento me separé pero me golpeo en la mejilla haciéndome tambalear un poco. De pronto se escuchó un estruendo y varias persona entraron comenzando a disparar a todo el que vieran. Vi como mi contrincante salió corriendo para salir de ahí y no lo pensé dos veces cuando yo ya estaba en las mismas pero dirigiéndome hacia Abelardo. Cuando lo visualicé tuve que escurrirme para que no me alcanzara una bala, así que me escondí detrás de un muro observando los movimientos de todos para poder llegar a él sin que me hirieran.
Fueron cuatro los segundos que desvié la mirada de él para chequear el perímetro y así llegar hasta donde él y cuando lo volví a mirar estaba en el suelo herido.