Capítulo dos: "Secretos del pasado".
Alexia Warren.
—¿Qué? Me estás jodiendo. Eso no existe.—Digo de mala gana.
—Aunque parezca mentira, no lo es, Alexia y lo puedo demostrar.—Dijo Ashton tratando de acercarse, pero me levanté rápidamente guardando distancia.
—Distancia, Alpha.—Dijo mi abuela.—Demuéstrale, de otra forma no creerá.—Veo que se acerca a Ashton y le susurra algo a lo que el asiente.
De un momento a otro los ojos de Ashton cambiaron de color y luego se empezaron a escuchar sus huesos rompiéndose y acomodándose. Poco a poco su cuerpo fue cubierto por pelo y de la nada, ya no era Ashton el que estaba frente a mí... Estaba un enorme y aterrador lobo.
Lo primero que hice fue retroceder lo más posible para luego tratar de huir, lo cual me fue imposible al sentir mi cuerpo débil y de la nada, caer en la oscuridad.
[...]
Al abrir los ojos lo primero que vi fue a Ashton muy cerca de mí y tomando mi mano, a lo que yo reaccioné incorporándome en el mueble y alejándome de él.
—Ahora que ha despertado...—Dice mi abuelo y agarra un poco de aire.—Dile su verdadero origen.
—Alexia, querida. Como ves, el mundo no es como piensas.— Dijo sentándose a mi lado.
—Ya veo, hay tres hombres lobos acá.—Digo con la mirada en Ashton.
—Cariño, somos brujos.— Me quedo con la boca abierta después de lo que dijo.—Hay muchas criaturas que la humanidad cree extintas o hasta inexistentes, simples cuentos, pero te diré algo... Todas, absolutamente todas y cada una de las leyendas, historias y relatos son reales.—Hace una pausa y señala a los chicos.—Hombres lobos, vampiros, ángeles, demonios, hasta las hadas. Todos existen y están a tu alrededor.
—Luna...—Habla Malcom.—Los hombres lobos tenemos una compañera de vida la cual es escogida por la diosa luna; a nuestras parejas se les conoce como "Mate" pero, sin embargo, a la pareja de un Alpha se le conoce como "Luna". Ésta tiene como deber velar junto con el Alpha...—señala a Ashton.—Por el bien, la seguridad e integridad de la manada. Usted es nuestra Luna y su deber es liderar junto a Ashton.
—¿A qué se deben los hematomas?— pregunto en un susurro ignorando la explicación de Malcom y levantándome del mueble.
—Es porque el Alpha... Bueno...—No termina porque es interrumpida por la gruesa voz de Ashton.
—Porque me he acostado con otras mujeres.—Responde frío, sin embargo, en su mirada hay algo de culpa y arrepentimiento.
—Cariño, hay otra cosa, dice mi abuela agarrando aire.—No somos tus abuelos.
Eso fue como si un balde de agua fría me hubiera caído encima. De no ser por Ashton hubiera ido al suelo en el momento que mis piernas dejaron de tener las fuerzas suficientes para sostenerme. Tanto fue la impresión que no me importó que fuera un hombre el que me estuviera sosteniendo.
—¿Qué?—Digo con la voz cortada y los ojos cristalizados.
—Hace doce años el reino de los brujos y el reino de los vampiros estaba en guerra, fue una batalla muy dura. El rey y la reina de los brujos peleaban sin parar y nosotros junto con ellos. Esa noche desaparecieron, no se supo más nada de ellos, así que asumimos que habían muerto.
—Pero... ¿Qué tiene que ver eso conmigo?—Pregunté tratando de calmarme.
—Cariño, siempre nos preguntaste qué significaba tu marca y nosotros nunca te respondíamos.
—Muéstranos la marca, Alexia.—Dijo Ashton acercándose.
Mire de reojo a mi abuela tratando de buscar su aprobación, a lo que ella asintió. Me subí un poco el suéter y me bajé un poco el jeans. La marca estaba justo al lado derecho de mi ombligo, consistía en una corona y unas espadas cruzadas por detrás
—¿Qué pasa con mi marca?—Pregunté arreglándome la ropa.
—La reina antes de morir nos hizo jurarle que cuidaríamos a su hija de tan solo cinco años y le borraríamos su memoria...—Agarra aire y me mira.—Esa niña eres tú.
—Entonces... Eso quiere decir que...—No terminé gracias a un nudo que se ha formado en mi garganta.
—Eres la reina de los brujos.—Terminó Ashton por mí.
—Alexia, tienes que ir con Ashton, es ley. Se que será muy complicado para ti, pero de ahora en adelante no podrán estar tan distanciados o sentirán un gran dolor o vacío ya que el vínculo está formado entre los dos. Cada segundo sin estar cerca será una tortura, y es el triple por su rango.
—No creo poder hacer eso, necesito pensar.—Digo con la voz entrecortada y salgo corriendo en dirección a mi cuarto.
Al llegar entro y cierro la puerta con seguro y me tiro en la cama a llorar. Es muy difícil enterarme que las personas a las que amo y me han cuidado por tanto tiempo me han mentido por doce años y que ahora me quieran mandar a vivir con un completo desconocido aun sabiendo lo que pasó es aun peor.
—No llores que te ves patética.—Me sobresalto y me volteo rápidamente para buscar al dueño de esa grave voz.
—¿Quién eres? ¿Qué quieres?—Pregunto tartamudeando y pegándome lo más que puedo a la pared.
—No puedo creer que vine persiguiendo al idiota de Ashton para molestarlo y me encontré con su mate y con bonus incluido.—Empezó a reír acercándose a mí.—También eres la reina de los brujos.—Dice con una sonrisa diabólica.
—¿Cómo sabes eso?—Trato de sonar dura, pero fracaso gracias a los malditos nervios.
Se acerca a mi (Demasiado, diría yo) y dice:
—Digamos que los vampiros tenemos un buen oído,—Se separa mirando por la ventana.—Pero basta de preguntas, niña. Tú vienes conmigo.
—Estás loco, yo no iré contigo a ningún lado, imbécil.—Digo tratando de llegar a la puerta pero me toma del cabello y hace que choque contra la pared.
—Mala decisión, preciosa. Ahora será por las malas.
Tras decir eso veo cómo van apareciendo colmillos en su dentadura y me espanto hasta mas no poder. Poco a poco se va acercando a mi cuello, pero este me tiene inmóvil a la vez que tapa mi boca. Sollozos ahogados se escuchan salir de mí. Temo que me haga daño, los recuerdos de ese día llegan a mí haciéndome reaccionar.