Más allá del bosque.

Capítulo once.

Capítulo once: "De regreso al infierno"

Alexia Warren.

Despierto por un fuerte dolor de cabeza y un horrible olor que llena todo el lugar. Abro los ojos desconcertada y sin saber en dónde me encuentro. De repente, llegan los recuerdos de lo que pasó, por lo cual me desespero. No puedo estar aquí, no puedo volver a vivir lo mismo. Es de día por lo que puedo apreciar gracias a una pequeña ventanilla pegada al techo. Por la luz que se cuela por la ventana, logro apreciar el lugar en el que estoy, es un cuarto lleno de telarañas, todo sucio.

Estoy sobre un colchón desgastado, trato de levantarme, pero me doy cuenta de que estoy atada con unas cadenas que al parecer son de plata, pero no logran hacerme tanto daño por ser híbrida. Todos los recuerdos vívidos vienen a mí, pero se van tan rápido como llegaron.

Al oír la puerta del lugar abrirse, me alteré, y al verlo de nuevo, aún más. En ese momento, se me secó la boca, sentía como si hubiera pasado días sin probar una sola gota de agua.

Intenté gritar, pero ni la más mínima palabra pude articular, solo un ruido estrangulado salía de mi boca gracias a una mordaza. Estaba aterrada, pero... ¿Quién no lo estaría al estar frente al bastardo que hizo de su vida una desgracia?

Tenía miedo, pero también rabia y ganas de arrancarle el cuello para luego sacarle los órganos con mis propias manos. Sin embargo, el primer sentimiento reinaba y abundaba ante el otro.

-Hola, mi amor.-Este tipo está desquiciado.-Ya despertaste, pequeña Alexia.-Dijo para luego entrar por completo y cerrar la puerta.

Se fue acercando poco a poco mientras yo intentaba retroceder como si fuera posible, ya que me encontraba pegada a la pared.

-Princesa, no te alejes. Tenemos que celebrar nuestro reencuentro.

-Por favor, Dan, déjame.-Intento decir, pero la mordaza no me deja.

-No te entiendo, muñeca. Vamos a quitarte esto.-Dice señalando el trozo de tela que tengo en la boca para después quitarlo.

-Ah...-Trato de llevarme las manos a la boca, pero no puedo por las cadenas.-Dan, déjame ir, te lo suplico.

-¡No te irás!-Gritó para darme una bofetada.

Yo solo lloraba, no podía hacer más nada. Solo llorar y rogar porque me deje.

-Y ahora, a celebrar como solo los dos sabemos hacerlo.-Dijo con una sonrisa macabra para empezar a tocarme.

-Déjame, no me toques.-Grité para luego llorar aún más fuerte.-Déjame, por favor.-Din embargo, el hizo caso omiso a mi palabra.

-Vas a disfrutarlo, nena. Como la última vez.-Dijo para desgarrar mi ropa.

[...]

-Hasta luego, hermosa.-Dijo dándome un asqueroso beso, pero no pude hacer nada.

Ese imbécil me había dejado molida e inmóvil tanto por los golpes que recibí al negarme a hacer lo que él quería, como por el abuso.

En lo que salió pude escuchar a Kaixo susurrar unas palabras para luego ver todo oscuro.

Ashton Moon.

-Llamen a la manada de el Alpha Leonardo, la del Alpha Vincenzo y la del Alpha Pierluigi.-Dije dirigiéndome a uno de los guerreros.-Díganles que los quiero acá lo más pronto posible con sus más fuertes guerreros, que es un asunto de suma importancia.

-A sus órdenes, Alpha.-Dijo para salir del despacho.

-¿Qué haremos, Ashton?-Pregunta Malcom.

-Debemos reunir a todos los que podamos, encontrar el paradero de ese imbécil y atacar. Le haré pagar por llevarse a mi luna.-Dije sentándome en mi silla detrás del escritorio.

-Lo más seguro es que estén en su castillo, pero es muy arriesgado llegar hasta el.-Dijo Jean.

-Llegaremos de todos modos...-Dije pasándome las manos por el cabello y desordenarlo en forma de desesperación.

-Ashton, no puedes ir. Tienen a brujos de magia negra de su lado. No puedes arriesgar todo...-Dijo Jean, pero lo interrumpí.

-¡No te atrevas a decirme eso, Jean.-Grité.-¿Acaso tú no arriesgarías todo por tu mate? Porque yo daría la vida por ella.-Dije con gran molestia notoria y levantándome de mi lugar para avanzar a donde el estaba.

-Lo siento, tienes razón...-Dijo bajando la cabeza.

De repente comienzo a sentir un dolor punzante en el pecho el cual va creciendo más y más hasta el punto de hacerme caer de rodillas y sentir que me quemo.

Rasguños van apareciendo por todo mi cuerpo y de un momento a otro siento que me hubieran dado un golpe en el rostro. Veo a los chicos acercarse y mover los labios, pero estoy de alguna forma aturdido que no puedo escuchar nada.

No, a mi pequeña no... No de nuevo.

-¡Ashton!-Dijo Malcom.

-¿Te encuentras bien?-Dijo Jean.

-Se atrevió a tocarla...-Susurré.-¡ESE HIJO DE LAS MIL PUTAS SE ATREVIÓ A TOCARLA!

El dolor de cabeza que había disminuido un poco volvió a hacerse más fuerte y luego, lo último que escuché antes de caer en la oscuridad fue la voz de Kaixo.

Me encontraba en un lugar completamente oscuro y asqueroso, a lo lejos se escuchaban sollozos y escucharlos me partía el corazón en mil pedazos, pero no sabía de dónde venían.

A unos metros de mí pude ver una gran puerta de metal de la cual provenían los sollozos. Al entrar vi un reducido cuarto asqueroso y lleno de un diminuto charco de sangre fresca.

Ya dentro del cuarto, pude ver un pequeño cuerpo acurrucado en posición fetal en un colchón malgastado y sucio. Al parecer era una chica, por lo que me acerqué para ver qué le pasaba.

Al estar cada vez más cerca fui reconociendo el olor que emanaba de su cuerpo y sin pensarlo dos veces fui corriendo hasta ella, pero creo que la asusté porque gritó.

-ALÉJATE DE MI, NO ME TOQUES.

Eso me dolió más que a nada en el mundo.

-Mi amor, soy yo. Soy Ashton.-Dije tratando de tocarla.

Ella poco a poco fue subiendo su rostro y al verme empezó a llorar con más fuerza. Se encontraba desnuda, con el cuerpo lleno de moretones y sangre.




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