Más Allá del Mar

Francia

Los jóvenes habían caminado todo el día por las mágicas calles de andorra, pero era un lugar pequeño, querían seguir viendo que más le tenía Europa. En la noche, se encontraban en una pequeña tienda, comprando comida para lo que harían después.

- Deberíamos ir a Toulous, leí que había un parque de atracciones sensacional – dijo la muchacha tomando una botella de agua de una nevera.

El muchacho leía en su teléfono la ruta más favorable, ya que ahí en Andorra, no había trenes.

- Deberíamos ir a Paris, es más barato – dijo el muchacho.

- Esta más lejos – dijo ella.

- Sí, pero para ir a Toulous tendríamos que bajar nuevamente a Barcelona – dijo el muchacho.

- ¿A qué hora sale el último autobús? – preguntó la muchacha.

- A las nueve – dijo él.

- Pues vámonos a Paris – dijo la muchacha tomando unos Cheetos.

Pagaron todo y tomaron un taxi hasta la estación de autobuses a la cual habían llegado esa mañana. Compraron dos asientos en un autobús, que los llevaría directo a Paris.

Ya dentro del autobús, la chica iba recostada de la ventana, y el muchacho de su hombro, donde próximamente se quedó dormido. Violet sabía que el viaje seria de diez horas así que cerró sus ojos, en realidad estaba cansada, pasó su brazo por el hombro del muchacho, y lo acercó a ella, se quedó dormida acariciando el pelo rojo del muchacho. Solo esperaba quedarse dormida todo el viaje.

El sol acaricio la cara de Violet, que se encontraba aun recostada de la ventana dormida, haciendo que se sobresalte, y despertando a Aarón que había dormido todo el viaje.

- ¿Llegamos? – pregunto el muchacho, estirándose.

- No lo sé – dijo ella.

El muchacho le pregunto a la persona que estaba a su lado, en inglés, el cual le respondió en el mismo idioma que llegarían en poco tiempo.

- ¿Tienes hambre? – preguntó el muchacho, la chica asintió.

El muchacho abrió su mochila, y sacó galletas, que le entregó a la muchacha, luego extendió su brazo para acurrucarlo, apegada a él.

Los jóvenes buscaron un hotel barato en donde pasar las noches que se quedarían en Paris, encontrando uno a veinte minutos de la estación a la que llegarían.

- A eso de las nueve de la mañana, se encontraban en el pequeño aparta hotel.

- Iremos a la “Torre Eiffel” – dijo el muchacho.

- Y a las Catacumbas – comentó la muchacha, descargándose de su mochila.

- Y a un café parisino – dijo el muchacho sonriendo.

La pareja se arregló muy rápido, estaban ansioso por conocer las calles de Paris. La ciudad del romance.

Bajaron las escaleras emocionados.

- ¿Cuánto tenemos que caminar? – preguntó el muchacho.

- Yo estaba pensando, en lago más práctico – dijo la muchacha señalando una renta de bicicletas.

El muchacho las siguió hasta la cera de frente donde alquilaron dos bicicletas por un día.

Pedaleaban con soltura por las calles adoquinadas de Paris, riendo libremente, por la hermosa ciudad. El cabello de Violet ondeaba con la brisa que chocaba en su cara, mientas que Aarón sentía ese momento como una de las películas europeas que había visto.

No tuvieron que pedalear tanto, cuando la magnífica Torre Eiffel se encontraba delante de ellos. Amarraron sus bicicletas con las cadenas que le habían dado en el lugar de alquiler, y se dispusieron a tomarse algunas fotos.

- Wow – dijo Aarón mirando desde abajo la bella torre. – Es más extraordinaria de lo que dicen.

El muchacho le tomó una fotografía desde abajo. Violet lo fotografió a él.

- Eres muy guapo, Ginger – dijo la muchacha mostrándole el teléfono.

El muchacho sonrió con las mejillas enrojecidas.

- ¿Subimos? – preguntó el mismo.

- Claro – respondió la castaña.

Se tomaron de las manos dispuestos a subir al imponente monumento. Entraron luego de algunas horas esperando pacientemente en la fila para entrar.Subieron a las escaleras metálicas demasiado estrechas para su gusto, pero ansiosos por subir.Mientras más iban subiendo, la vista se hacía más grande y pequeña al mismo tiempo. Más podían observar, pero todo se había reducido notablemente de tamaño.

- Mira – dijo Violet señalando las pequeñas personas que se veían desde allí arriba.

Aarón no se perdía de ningún detalle para tomar una foto.

Luego de unos minutos se encontraban en el primer piso de la torre. Parecía un centro comercial de lujo, hermoso, opulento, digno de una revista aclamada.



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En el texto hay: amor de verano, accidentes

Editado: 10.11.2019

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