Los minutos pasaban y Trent aún no llegaba de su casa. Es mi vecino ¿Cómo demora tanto?
Mientras lo esperaba me puse mi pijama, el cual uso desde hace tiempo, lo tengo desde los 12 años, consiste en una blusa corta, dejando ver un poco de mi abdomen y un short que llega al borde de mi trasero. Ojala mi vestimenta sirva para provocar a mi amigo y lograr acabar con todas sus inseguridades.
Me tumbé en mi cama a esperarlo.
De pronto escucho la puerta de entrada, alguien entró, comienza a subir la escala, camina lentamente y luego golpea mi puerta.
Siento pánico ¿Y si es un asesino? O peor ¿Un violador?
Con una almohada me acerco a la puerta, sí, la almohada es mi arma. La abro lentamente y tiro la almohada con todas mis fuerzas.
— ¡Ay! Mels—se queja la voz de un hombre, mi amigo — ¿Qué haces?
— ¡¿Cómo entraste?! ¡Me asustaste! — intento regularizar mi agitada respiración
— ¿Mels? —Me muestra las llaves que tiene en la mano—, sabes que tu madre me dio una copia en caso de emergencia.
Tiene razón, mi mamá le paso una copia hace un par de años, pero con los nervios se me había olvidado.
—Claro— alargo la palabra, el calor de mis mejillas era incipiente.
Trent me aprieta las mejillas con ambas manos—Que ternurita te sonrojaste— me habla como si fuera un bebé, de nervios paso a furiosa, está bien, soy pequeña... pero no me gusta que me traten como una niñita.
Le pego fuerte en las manos. Él pone una cara un tanto rara de " tú no acabas de hacer eso ¿cómo te atreves?" luego se lleva la mano al pecho.
—Dime una cosa, Mels— dice calmado— ¡¿vas a golpearme toda tu vida?! — mi amigo me había gritado, él sabe cuánto odio que me grite, pero sé que lo hace para que nos enojemos y no llevemos a cabo nuestro pacto.
—Claro que no mi querido amigo —le dije en tono un tono no muy propio de mí— ¿por qué tardaste tanto? — reproché, mi intento por no enojarme fracaso totalmente. Creo que pierdo mucha la paciencia con este chico, menos mal es mi mejor amigo y me aguanta.
—Yo, bueno, es que no lo encontraba— dice mostrándome un sobrecito plateado.
Asiento entendiendo.
Luego de 10 minutos sin hacer nada y cuando digo nada es nada, nos quedamos en silencio yo en mi cama recostada y Trent sentado en un pequeño sofá color púrpura que tengo en mi habitación.
— Y... —intento romper el silencio que nos inunda, pero me quedo callada de inmediato, y vuelvo a lo que estaba, mirar el techo.
—Y…—dice mi amigo y fijo mi mirada en él, estaba jugando con sus dedos.
De nuevo silencio
—Lindo pijama— susurra pero logro escuchar.
— Gracias—me queda mirando y se sonroja, al parecer dijo eso solo para él. Me sonrojo también.
¿Qué me está pasando? Me sonrojo a cada momento con Trent, nunca me había pasado algo así.
—Mels ¿quieres que me quede? — dice un tanto apenado.
—Sí, Por favor— le suplico.
—Pero me quedaré en mi habitación— mi madre trata a Trent como a su hijo, tanto que hasta le paso una de las habitaciones de huéspedes, la señora Miller a mí también me ve como a una hija, pero claro ella no me dio una habitación solo para mí, ni mucho menos la pintó de mi color favorito, Mi madre hasta le compra más cosas a el que a mí.
—Ok—no objeto, dejaré que el haga lo que quiera.
Se levanta del sillón y comienza a caminar hacia la puerta de mi habitación algo debo hacer... piensa Mels piensa. Me levanto rápidamente y lo tomo del brazo, justo cuando está a punto de abrir la puerta.
—No te vayas— le digo mientras bajo la mano y miro nuestros dedos enlazados.
—Pero... —comienza a decir, pero unos labios lo callaron, cuando me doy cuenta estaba besando a mi amigo, paso mis manos por su cuello e intento explorar su boca, pero él no me deja, me agarra de la cadera y me aleja —.Mels…— lo interrumpo nuevamente.
Lo beso de nuevo, un beso caliente, lenguas descontroladas totalmente.
Me toma en brazos agarrándome por el trasero y yo rodeo su cintura con mis piernas mientras nos seguimos besando.
Siento la fría puerta en mi espalda mientras el aprieta y acaricia mi trasero, yo estoy tirando suavemente de su cabello mientras beso su cuello. Sus labios tocaron los míos en un beso sin piedad alguna, devorándome. Su lengua baila con la mía en una sincronización exquisita. Un bulto se había formado en su entre pierna.
Me suelto de su agarre y una vez pisando la madera comienzo a besarlo nuevamente, mientras me muevo lentamente hasta llegar al borde de la cama.
Tiro a Trent a la cama, quedando sentado y le quito la camiseta por tercera vez. Hago que se recueste y comienzo a besarlo, luego paso mi lengua por su cuello y comienzo a bajar, no sé qué estaba haciendo, mi cuerpo siente tanto deseo que ya se maneja solo.
Esta vez le quito yo los pantalones, lentamente y con torpeza, estaba muy nerviosa. Una vez que queda nuevamente en bóxer me fijo en su erección. Trent me gira quedando yo debajo de él.
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Editado: 26.06.2018