Este punto en mi historia se da así, de forma abrupta. Después de esa fiesta, no volví a hablar de cosas muy interesantes con mi compañera de escuela. Lo normal era despertar, ir a clases, volver a la noche y listo. No era por mi falta de voluntad, juro que cada día intentaba sonsacarle a Samey algo más que monosílabos.
Las cosas fueron un tanto distintas con Jake. Como había prometido, comenzó a hablarme mucho más. Casi la mitad de las tardes estaba con él, haciendo lo que sea. Nos dimos cuenta que nos llevábamos bastante bien. A pesar de eso, nunca me contó demasiado sobre Sasha, y eso que ya habían roto.
Jerry y Harold son como volver a casa luego de un largo viaje, siempre. De alguna manera se sienten familiares, y es que son de las pocas personas en el colegio que les gusta Star Wars y los juegos de mesa tanto como a mi. Además, siempre les dio igual que yo no fuera un chico (eso es bastante decir, en serio).
¿Me siguieron molestando en la escuela? Por supuesto que sí. A pocos meses de comenzar, el director nos citó a Samey ya mí para decirnos que hubo un cambio en el uniforme. Desde ese momento solo podíamos usar el de deportes para… bueno, los deportes. El resto del tiempo teníamos que llevar el uniforme formal, con una maldita falda gris plisada. Ese fue el motivo por el que se añadieron más burlas al repertorio.
Pero aún así yo no tenía idea de qué tan lejos llegaría eso, hasta el año siguiente. Ah, el segundo año… que locura.
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¡Hola lectores! Introduzco esta nota al final del interludio aprovechando la oportunidad del cambio de partes. Me dirijo a ustedes, por escasos que sean, para decirles que, si les gusta esta historia, no se olviden de dejar un comentario. Me ayudaría muchísimo y me haría muy feliz <3 mil gracias.
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Editado: 16.07.2022