¿Por qué nadie lo escucha?
Lentamente el reloj avanza y nada puede detenerlo. Observo a los demás, ríen despreocupados, ignorando el peligro inminente que se avecina. Quiero correr, el deseo de volar arde en mi interior, pero no me es posible escapar, lo sé, el tiempo se acabará. Me acerco a mi madre que, como es usual, está haciendo la cena, la abrazo con fuerza mientras siento las lágrimas brotar con lentitud. Ella no se mueve, suspira, y a los segundos la escucho sollozar. "Lo sé, cariño", me susurra.
Yo cierro los ojos, el miedo me ha consumido, un zumbido se adueña de mis oídos, pero aún soy capaz de oír el tictac aumentar su velocidad.
El fin se acerca, y nadie aquí puede escucharlo