Más que una simple humana

Capítulo VI

Dejó el objeto en la cama cuando del interior del calendario cayó lo que parecía ser una llave, miró hacia el ventanal notando que pasaba del mediodía, volvió la vista a la llave que se encontraba en el piso y se agachó para tomarla, buscó que es lo que podría abrir y se dio cuenta de que se trataba del cajón principal del buró, con una terrible curiosidad impropia de él, abrió con cuidado el cajón, escuchando el “click” que provocaba la llave al abrir el compartimiento, jaló el cajón dejando la llave pegada y en el interior pudo observar varios papeles, los cuales ojeó sin mucha importancia, se trataban de las escrituras de la casa, recibos de luz, agua, entre otras cosas, pero hubo algo que captó su atención sobre de todos los papeles, los cuales dejó en la cama.

Se trataba de una fotografía enmarcada en un cuadro de madera negra, la tomó en manos y observó que se trataba de la mujer castaña junto con un hombre más alto y de edad mayor como por dos años, o eso suponía, se veía reciente, quizá no tanto, a lo mejor de un año atrás, ambos sonreían, el conocía esas sonrisas, alguna vez el mismo sonreía de esa forma: enamorada, recordó a un antiguo amor y negó ante el recuerdo, no era el momento; se mantenía abrazados, el tomándole por la cintura y ella con un brazo tras su espalda, se dio cuenta que en sus ojos había un brillo soñador y esperanzado, uno que en el presente no parecía tener más y que se encontraba opacado con un sentimiento de soledad y amargura no solo en sus ojos, sino también en todo su ser.

Supuso que era su pareja sentimental, “¿Dónde se encontraba?” se preguntó a sí mismo mentalmente sin comprender, teniendo en cuenta la forma en que ambos destilaban amor, era imposible que se hubieran separado de la noche a la mañana, volteó el marco y detrás había una nota escrita en letra cursiva con una caligrafía impecable, como la suya y la que tiene su madre, la cual leyó en voz alta:

“Por fin has logrado lo que querías, mi niña hermosa, al fin has logrado entrar a la universidad y con beca, me siento orgulloso de ti, te veré graduarte así como tú me veras a mí, no te pongas triste, pequeña, si yo yendo dos años por encima de ti no me ha gustado alguien más que tú, no esperes que aunque pasemos poco tiempo en vernos, dejaré de amarte, al contrario y como tú misma me has dicho muchas veces atrás entre lágrimas, es una prueba que ambos superaremos, te amo y tú me amas, nada hay más cierto que eso, además, cuando termines tu carrera en tres años, nos casaremos…
Con amor, James
Pd. No olvides que te amo”

―No comprendo…―dejó el marco en la cama, acostándose en la misma pensativo―si tanto era el amor que le profesaba, ¿Por qué no está aquí? Eso explicaría la ropa que hay aquí, tal vez vivían juntos―

Dejó de hablar para sí mismo y se dispuso a guardar las pertenencias de la castaña sentándose una vez más en la cama pero unos extraños papeles debajo de donde había encontrado la fotografía captaron una vez más su atención, los tomó y se dio cuenta de que se trataba de una orden de restricción en contra de ella y la familia Collins, eso sin duda no tenía sentido, los volvió a dejar en su lugar cuando escuchó la puerta abrirse, tomo todas las cosas que había sacado y las metió como las encontró, tratando de ser lo más rápido y silencioso posible, cerró el cajón escuchando los pasos subir por la escalera con lentitud.
Saltó literalmente de la cama y adaptó de nueva cuenta la cama, alisándola para que pareciera que no había ocurrido nada, buscó un lugar donde esconderse y optó por el armario que se veía grande y amplio, se encerró en el interior justo a tiempo en que ella abría la puerta, se abofeteó mentalmente por no volverla a dejar cerrada y la admiró desde su escondite, traía los audífonos puestos y apreció con claridad la mueca de extrañeza en su rostro, se tiró en la cama boca arriba mirando al techo, ida.

Ya lo vez, es sabio el tiempo, me enseñó que en un momento yo te amaría y también te podía perder, sin tu amor, siento el vacío, sin tu amor, el sol es frio―había comenzado a cantar, Loki creyó no haber escuchado una voz tan hermosa entonando perfectamente―qué más quisiera… que tenerte en mis brazos amor… para volverte a besar, para volver a sentirte un día más, para pedirte perdón―ahí notó el tono de melancolía en su voz así como escucharla ligeramente quebrada―tu tenías razón, no es un juego el amor, no lo es―hubo un momento de silencio en el que ella aprovechó para acomodarse y respirar hondamente, suponía que para evitar llorar―Y ahora que… tú ya te has ido, me quede solo y perdido… que no daría por volver a empezar nuestro amor―la forma en que cantaba era tan sentimental que incluso había sentido su propia tristeza resurgir―Para volverte a besar, para volver a sentirte un día más… para pedirte perdón, tú tenías razón, no es un juego el amor…―sin saberlo, ella se mordió los labios conteniendo las lágrimas―Cada momento sin ti, se muere el alma y yo no puedo seguir… si yo pudiera elegir, volver a vivir… lo haría junto a ti―escuchó un gemido de dolor y tristeza ahogado―para volverte a besar, para volver a sentirte un día más, para pedirte perdón, tu  tenía razón, no es un juego el amor




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