Título: Perfección enmendada.
Presente
—Maldito —dije apuntándole con el dedo el solo arqueo su espalda un poco recordando el momento que habíamos pasado en esa montaña rusa—¡¿TE PARECE GRACIOSO?
—¿Enserio quieres que te responda? —pregunto divertido.
—Ya me estás respondido ¡IDIOTA! —dije tocando nuevamente mi rostro después de habernos subido en ese juego, según él me iba a llevar a un lugar que me encantara, nunca dijo la palabra montaña rusa, MALDITO.
—El punto es que te divertiste ¿no? —pregunto lamiendo su labio inferior, definitivamente con él es difícil concentrarse.
—¡¿DIVERTIRME?!, casi vomito maldito loco—dije golpeándolo con mi bolsa a lo cual él no se molestó en cubrirse simplemente no le dolía.
—Vuélveme a decir loco y te comeré la boca. Oh espera tienes razón soy un loco...por querer aquí mismo comerte la boca y hacerte decir mi nombre de esos bonitos labios de mil formas—dijo dando pasos frente a mí su cuerpo estaba tan cerca de mí y su rostro a unos centímetros de mis ojos y mis labios.
—¿April? ¿AMIGA? —oh no...otra vez, tragarme tierra y escúpeme en el infierno, gire mi cabeza deseando que no fuera quien creo que es, pero pues lamentablemente la maldita vida no me favorece.
—Ah hola—respondí a la pelirroja teñida frente mío a unos kilómetros, se acercó a nosotros con una sonrisa pícara y me intento abrazar cosa que la aleje antes de que diera su siguiente movimiento, Alexander me miró de reojo preguntándome si quería que nos fuéramos.
—¡Tanto tiempo! —dijo sonriendo a Alexander—¿y.…Que hacen ambos aquí?
Que confianzuda.
—Aquí la pregunta es... ¿Quién eres tú? —la voz de Alexander hizo eco.
Jennifer lo miró con curiosidad y algo más que eso. Su mirada brillaba. Maldita.
—Jennifer mucho gusto ¿y tu como te llamas guapo? —pregunto coqueta.
¿Es enserio?
—Que usado—dijo Alexander haciendo una mueca de burla, Jennifer y yo lo miramos confundidas—Oh cierto perdóneme lo que quise decir fue que su nombre esta más usado, como su forma para nada discreta coqueta.
Jennifer abrió su boca indignada por el comentario de él y yo solo podía contener la risa poniendo ambas manos en mis labios.
—¡¿QUIEN TE CREES QUE ERES PARA ATREVERTE HABLARME A MI ASI?!—le gritó Jennifer molesta. Y él estaba de lo más tranquilo.
¿Qué le sucedía a Jennifer? XD.
—Soy lo que soy y usted no tiene el más mínimo derecho de gritarme... ¿Como era que se llamaba? —pregunto dudoso. — ¿te podrías quitar de nuestro camino?, estamos en una cita y aquí la única que sobra eres tú.
Jennifer intentando mantenerse al margen giró dándonos la espalda y se fue corriendo lo más rápido que pudo, ja toma eso hija de...
—Ven vamos a comer algo—la voz de Alexander me despertó a lo cual me hizo girar la cabeza como la niña exorcista y sonreír maquiavélica—te ves hermosa cuando sonríes así.
Rio divertido.
—Oh amor cuanto te idolatro—¿acabo de decir lo que creo que dije? él me sonrió coquetamente y me miró directo a los ojos.
—Me acabas de decir......¿amor? —dijo jugando con su voz.
—Olvídalo—dije a lo cual hizo que me agarrara de la mandíbula haciéndome alzar mi vista a sus ojos. —quita tus manos, estamos en público.
Murmuré a lo cual Alexander se percató y me puso al lado suyo agarrando mi mano suavemente me apego a él y caminamos durante todo el trayecto cuando estábamos por la salida un grupo de chicos de nuestra edad nos miraron murmurando algo entre sí, hasta que uno de ellos se acercó a mí, un chico de pelo rojizo casi a mi altura con una sonrisa de galán.
Alexander lo miró fijamente.
—Hola—dijo el chico en mi dirección. Regalándome una sonrisa
—Ah hola—dije.
—¿Sabes? Te he estado observando y, ay perdón estoy…estoy nervioso—dijo el chico intentando dar una impresión de timidez.
—¿Te gusta? —la voz de Alexander sonó entre nosotros, el chico lo miró fijamente percatado de su presencia, nos observó a ambos, pero, aun así.
—Sí— Definitivamente este chico es valiente, Alexander forzó una sonrisa de amigos giró su rostro para echarme una ojeada giro nuevamente mirando al chico.
—Es mi Prometida, así que te pediré que te vayas por donde viniste—mi boca se abrió hasta llegar a mis pies dios tanta imaginación no ayuda, el chico borró su sonrisa, me miró y se echó a correr donde estaba su grupo de amigos—idiota.
—¿Prometida? ¿Y mi anillo? —pregunte codeándolo en forma divertida.
—Vamos, si gustas ahorita a una tienda y te lo compro oh prefieres ir a una joyería de lujo. ¿Como quieres el diamante? —dijo girándose en mi para quedar vista a vista—¿viste cómo te miraba?, ósea que le sucede no sabe acaso donde quedan tus ojos.
—Okey señor posesivo, a ver si entiendo, te molesto que viniera a coquetear conmigo cosa que es lo más normal del mundo. Apenas te conozco y ya te estas adueñando de mí. —dije caminando por delante de él lo cual hizo que me mirara con seriedad.
—Ese tipo no tenía buenas intenciones—dijo alzando los brazos en modo de defensa.
—¿Oh así que esa es su defensa? —dije mirándolo con diversión.
—Pues sí y además no me gusta, QUE TE ESTÉN MIRANDO LAS BUBIS—Gritó haciéndome poner una mano en su boca intentando callarlo.
—¿Estás loco?,¿y si te escuchan?
—¿Quién te manda a ser tan sexy? y déjame decirte que tus pecas y tus labios no ayudan en nada a mi pobre imaginación que sueña con tenerte conmigo al despertar besando cada parte de tu clavícula hasta llegar al punto donde te toques y ruegues porque te dé más y más y ma.... —agarré su pelo sonrojada por las barbaridades que me decía en pleno parque de juegos y lo jalé recibiendo un ay de respuesta suya hasta llegar al auto.
Me senté en el copiloto al igual que el en su lugar, me miro coqueto y beso mi mejilla haciéndome sonrojar más de lo que ya estaba.