— Los mando Huo — aseguró Linh.
— No, yo sé quiénes son — Hue se tomó la cara con las manos — reconocí a uno. Nunca quise que esto volviera a pasar, quería una vida tranquila para ti hija, por eso oculte mi pasado — se fue llorando a su habitación.
— ¿Qué pasa Xuan?
— No lo sé ¿Por qué buscarían a mamá?
Ambas jóvenes esperaron impacientes a que la mujer saliera de su pieza, cuando lo hizo iba más tranquila, les contó a las jóvenes que ella había sido parte de la Policía de Investigaciones en la gran ciudad, se enamoró de un compañero, se casaron y tuvieron a una linda niña, llamada Lan. Debido a que su grupo estaba siguiendo a unas bandas organizadas, la señora Hue se ofreció para ir encubierta, ayudó a desmantelar las organizaciones criminales.
Recibió amenazas para que no fuera al juicio a dar su testimonio, pero ella no se dejó amedrentar, cuando volvió a casa contenta porque al jefe de los mafiosos le habían dado 20 años de cárcel, su hijita de dos años y su esposo estaban muertos a tiros. En ese momento descubrió que estaba embarazada de tres meses, por eso dejo todo de lado, y se fue a esa pequeña ciudad a esconderse, para vivir en paz.
— Nunca me dijiste nada — Xuan estaba pálida — creí que papá y mi hermana habían muerto en un accidente, cuando ya vivíamos aquí.
— No quise que esa tragedia marcará tu vida, como la mía. Linh, vi que luchaste bien contra ellos.
— Hasta yo me asombre, debo haber tenido instrucción en artes marciales, o algo así. Tuvimos suerte, ahora vendrán con más gente y armados, yo no podré hacer mucho.
— Tranquila — sacó una arma que tenía guardada, estaba en perfecto estado — Xuan, tendré que enseñarte a usarla, no puedes luchar cuerpo a cuerpo, con Linh entrenaremos, hacía mucho que no luchaba por mi vida.
— Mamá ¿Y si vamos a hablar con Cong?
— No, si sabe que me encontraron... él debe pensar en la aldea primero, si somos un peligro nos expulsará. El de la cicatriz es a quien metí a la cárcel, deben haberlo dejado libre antes.
Tres meses después de esto hubo una peregrinación al río para recordar a los antepasados, Linh, Xuan y Hue fueron las únicas que ese quedaron en la aldea, al rato que se fueron los demás, un grupo de 7 hombres quemaron un costado de la casa, a las mujeres no les quedó otra que salir, aunque golpearon y balearon a algunos, las atraparon.
— Es a mí a quien quieres — dijo la mujer — déjalas ir.
— Una es tu hija, y la otra tu protegida, solo por eso ambas se irán al otro mundo contigo.
— Ya me quitaste a mi esposo y a mi hija mayor ¡¡¡No te basto con eso!!!
— Ellos solo fueron unos peones, tú eres la reina que quiero.
El de la cicatriz le puso el arma en la cabeza mientras dos hombres la tenían de los brazos, pero antes que apretará el gatillo, la mujer mayor logró mover el brazo de uno de los tipos y fue el hombre quien recibió el disparo del bandido. Aprovechando la distracción Linh atacó a quienes la tenían sujeta, y ayudó a Xuan, en ese momento llegaron los hombres de la aldea, los atacantes huyeron de nuevo.
— Hue ¿Qué pasó aquí? — Cong la miraba inquisitivo.
— Solo querían robar — apartó la mirada.
— No me mientas, vamos a conversar
Cuando volvió estaba cabizbaja.
— ¿Qué pasa madre?
— No quiere que los de la aldea sean dañados cuando ellos vuelvan por mí, por eso nos expulsaron. Linh, si lo deseas puedes quedarte, Cong te aceptará en su casa.
— Sra. Hue, nunca las dejaré, ustedes son mi familia.
— ¿Dónde iremos? — se preguntó angustiada la joven oriental.
— A la ciudad. Arreglen sus cosas.
El líder y otros hombres las llevó al puerto, pero hubo un problema con el que nadie contaba, la occidental apenas puso un pie en la barca, empezó a tiritar, su cuerpo se negaba a dar un paso.
— ¿Qué te pasa hermanita? — ahora Xuan le decía así a la muchacha.
— Tengo miedo, siento que mi corazón va a estallar — lloraba angustiada.
— Mírame hija, iremos contigo, no tengas miedo, solo serán dos horas, y luego seguiremos por la carretera. Es la única forma que no nos sigan ¿Puedes aguantar?
— Sí Sra. Hue — la joven sentía que el corazón se le saldría de pecho, asustada, la acomodaron entre las vietnamitas.
Cuando se iban, la mujer mayor dejó caer una lágrima y se despidió del líder en un susurro.
— Adiós Cong, te extrañaré hermano, espero poder volver a verte.
La muchacha occidental no dejó de llorar hasta que desembarcaron, luego caminaron varias horas más, se subieron a un camión, luego de 2 días llegaron a Hanoi, la mujer mayor se contactó con algunos amigos del pasado, y pudo poner un puesto de comida modesto. Unos meses después unos turistas norteamericanos fueron a comer al local, vieron a la joven fijamente, tanto que la incomodaron, por eso la mujer mayor la mandó a la cocina y fue a atenderlos.
— ¿Cómo se llama la chica de antes?
— Es Linh, mi hija adoptiva.
La Sra. Hue término de atenderlos, cuando se iban escuchó un nombre que susurraban: Mia Damme.
Por curiosidad busco en internet, al ver una fotografía y leer la historia completa que la acompañaba se dio cuenta de la verdad, ahora su problema era como decirle a Linh. Unas semanas después la joven todavía se ocultaba en la cocina.
— Cariño ¿Se te hace conocido el nombre Mia Damme?
— No — demoró en contestar y su voz sonaba insegura.
— ¿Estas segura?
— Sí.
A partir de esa noche la joven empezó a tener pesadillas, se levantaba e iba a sentarse a la playa.
— ¿Qué te pasa? — la Sra. Hue se sentó a su lado, en unas rocas.
— Tengo un sueño que se me repite desde hace días, me veo, pero no soy yo... soy una malcriada... insulto a todos, me creo superior... despierto con miedo.
— Tal vez estés recordando quien fuiste.
— No puedo ser yo... no pude haber sido así. Yo también busque ese nombre — guardó silencio un rato — no puedo ser esa maldita egocéntrica, vi cómo se burlada de los demás, insultaba, trataba mal a todos, como si fueran sus sirvientes. Solo debo ser parecida a ella.
Editado: 03.05.2021