— Tío... tú fuiste quien orquesto todo eso.
— Tenía que recuperar mi dinero.
— Eres un desagraciado, mataste a John — la Sra. Jacqueline lo escuchó hablar con su cómplice — él había descubierto que mató a Chloe, iba a encararlo.
— Entonces puede que tú seas mi padre — Mía estaba en shock.
— Jajaja todo es culpa de tu abuelo, cuando quedó viudo se casó con mi mamá, pero antes le hizo firmar un preacuerdo, no recibió nada cuando se separó, y yo siempre estuve a cargo de John, que solo me daba migajas. Guarde la carta donde Chloe me acusaba, cuando se cambiaron la puse donde pudieran encontrarla, pero corte mi nombre, me encanto ver como quedo John luego de eso. Ahora ambas caerán al agua y por fin ya nadie se atravesará en mi camino.
La joven por fin recordó toda su vida anterior a la caída al mar.
— Quisiste matarme en el viaje en yate.
— Tuve tanta suerte que la naturaleza me ayudó, o al menos eso pensé, pero eres como la mala yerba, seguramente debes ser mi hija jajaja.
— No la mates, puede ser tu hija — rogó la mujer mayor.
— ¿No pides por tu vida? Que tonta eres, ella te trato de la peor forma. Tú crees que me interesa si es mi hija o no, pero como veo que les preocupa tanto te diré quién es tu papito — tomó la carta, la leyó, por un segundo quedo serio, luego rió.
— Que les parece, me quedare sin hija, pero tendré millones para consolarme. jajaja
— No es verdad — Mia no podía creer que era su padre biológico.
— Mira si no me crees — se acercó a la muchacha, pero antes de pasárselo, lo dejo caer al mar — que torpe soy, tendrás que creer en mi palabra. Te irás al otro mundo sabiendo que te envió tu papito.
Pero antes que apretará el gatillo, por el costado del yate aparecieron un par de hombres que lo apuntaron a los secuestradores, Noah luchó, y lo tiraron al mar.
— Ríndase Colton — gritó Hue, apuntándole con una pistola — está rodeado.
— Somos de la policía — le dijo uno de los hombres.
— Maldita mujer — puso ojos de desquiciado — si no fuera por ti, habría logrado conseguir mi objetivo, pero no dejare que Cenicienta tenga su final feliz — antes que nadie hiciera nada, disparo a Mia, en ese momento fue acribillado por los oficiales.
— Linh — Hue llamó a la joven con el nombre que le había dado.
La muchacha sintió el ruido del disparo y cerró los ojos, escuchó algo cayendo frente a ella, cuando los abrió vio a Jacqueline tendida, de su vientre salía mucha sangre.
— No... mamá... que hiciste...
— Pronto — urgió Hue al jefe de los comandos — hay que llevarla a un hospital.
— Hija que bueno que estas bien... — dijo la mujer herida.
— Mamá, por favor no te mueras, no me dejes sola.
— Te equivocas... ahora tienes a Xuan... y su madre... ellas te quiere de verdad.
— Sra. Jacqueline estará bien, por favor manténgase despierta — la mujer oriental le sujetó la herida con la mano y un género, para tratar de contener la hemorragia.
— Agente Jian reportándose — dijo el hombre que conducía el yate, mediante la radio de abordo — necesitamos una ambulancia, urgente, rehén herido, de los secuestradores, uno murió y el otro será entregado por el capitán Kian — escuchó — entendido, cambio y fuera.
— ¿Cuánto falta para llegar? — preguntó la ex policía, preocupada.
— Vamos a todo lo que da la nave, no antes de 15 minutos.
— Por favor mamá aguanta... mamá — gritó Mía desesperada, sentía que la nave no avanzaba, las luces del puerto se veían demasiado lejos y su madre cada vez respiraba con más dificultad.
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Un año después la joven millonaria iba regularmente a una universidad a dos estados de su hogar, trataba de pasar lo más desapercibida posible, se había hecho de un grupo de buenos amigos. Todas las noches se comunicaba con Xuan.
— Por fin son las fiestas de fin de año, nunca pensé que estudiar administración de empresas fuera tan pesado — le comentaba Mia a la joven oriental.
— El año que viene quiero poder ir contigo, aunque todavía no sé qué estudiar, me gusta turismo, o traducción, tengo facilidad para los idiomas, o tal vez lo mismo que tú.
— Todavía te queda tiempo, tómalo con tranquilidad. Mañana llegó en el vuelo de las 9 am.
— Te estaré esperando hermanita.
Ambas muchachas se abrazaron felices en el aeropuerto, se fueron conversando de sus cosas, llegaron a su casa, felices.
— Sra. Hue, llegamos — gritó la occidental al entrar.
— Mi niña, que bueno verte — se abrazaron — ¿Quieres ir a comer algo?
— No, quiero ir a verla enseguida.
Fue corriendo al patio, donde en la piscina estaba la Sra. Jacqueline terminando su sesión de terapia.
— Mamá — se tiró feliz al agua, como estaba vestida, a abrazar a la mujer.
— Cariño, que bueno que llegaste.
— Te extrañe mamá — ayudó al terapeuta a poner a su madre en la silla de ruedas.
— Deberías dejar que la enfermera me ayudará a acomodarme.
— Eres mi madre, quiero hacerlo ¿Cómo va la terapia Dr. Wilson?
— Muy bien, por fin sus piernas empezaron a moverse, si sigue así para la próxima navidad estará bailando.
Esa noche madre e hija miraban los álbumes de fotos.
— Nunca he podido terminar de agradecer a Dios que te protegió, mamita.
Mia recordó la angustia al ver a la mujer bañada en sangre, por suerte cuando llegaron al puerto, fueron llevadas al mejor hospital del lugar. Luego de la cirugía solo quedó esperar.
Dos días después la Sra. Jacqueline abrió los ojos.
— Mamá ¿Cómo te sientes?
— Bien.
— Me protegiste arriesgando tu vida — en ese momento el corazón de la herida empezó a decaer — te necesito, por favor no me dejes.
— ¿A pesar que nunca te dije que no era tu madre?
Editado: 03.05.2021