Dicen que cuando te enamoras por primera vez, se torna dulce, inocente y maravilloso en todos los sentidos. Sientes que vives un cuento de hadas, una historia que te deja suspirando cada día y a la vez sonrisas.
Sin embargo, nadie sabe a ciencia cierta qué tan doloroso puede llegar a ser cuando ese castillo de felicidad se derrumba hasta por la más mínima tontería, lo cuanto puede llegar afectarte en toda tu rutina y es ahí cuando te das cuenta que todo lo que no te mata te hace más fuerte y que las personas llegan para enseñarte lecciones de vida.
Que te enseña a madurar y a tomar decisiones para tu vida futura.
No lo entendía antes, porque ahora estamos en un después, antes soñé, reí y pensé que todo podría ser perfecto y ahora, que es el después, he despertado de una manera cruel y todavía no entiendo porque.
Estoy aquí, estancada como una efigie en aquel lugar, oculta para que nadie pueda hallarme, rezando por ello, sintiendo una presión punzante en el pecho, como una cadena de espinas abrazando mi corazón y estrujándolo poco a poco, es cuando sientes que no puedes más, piensas que morirás y sabes que después de esto terminarás más que muerta en vida. Nunca pensé que sentiría como mi corazón se despedaza por partes y el dolor que produce, me faltan palabras para seguir describiéndolo. Mis ojos se empañan de lágrimas que brotan y resbalan por mis mejillas sin cesar.
Estoy a punto de ahogarme en llanto.
Todo esto es culpa de Declan Vankov, mi primer Amor, aquel que se robó mi corazón desde un inicio, aquel que se llevó mis besos en suspiros, aquel que se llevó mi inocencia con sonrisas. Él me ha traicionado de la manera más cruel, aquella persona en quién más confié en el mundo y que me dio una apuñalada por la espalda.
Aquel que solo vino a destruirme como el huracán que es…
Mi cardigan.
Este es el después pero vamos a comenzar por el antes.
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Editado: 09.06.2020