Matías

6 - DIAGNÓSTICO

—Ya nos dieron los resultados de diagnóstico de Matías —me susurró la profesora.

Abrí los ojos, deseosa por conocer por fin lo que el pequeño tendría.

Tienen que saber, que hasta ese momento solo teníamos cierta idea de lo que el pequeño tenía.

La primera vez que supe lo que era el autismo, fue al observar los apuntes de una compañera de la carrera psicología educativa. En ellos se mencionaba algunos síntomas del espectro autista, que al leerlos no pude evitar recordar al niño:

Dificultad o desinterés social: suele apartarse. Le cuesta seguir conversaciones. Prefiere divertirse a su modo. No le gusta compartir.

Distorsión del lenguaje: casos de dislalia. Repetición de palabras. Vocabulario limitado. Incomprensión de expresiones no literales.

Mirada perdida: no mira a los ojos cuando le hablan. Su vista se enfoca en el objeto de su atención.

Aprendizaje visual: instrucciones con imágenes. Memoria fotográfica.

Sensibilidad ante el ruido: reaccionan de distintas formas ante un ruido excesivo o extraño, ya sea gritando, tapándose los oídos, recreando el sonido o paralizándose.

Y muchos otros como motricidad, la capacidad intelectual, etc. Sin embargo, cabe destacar que tener el transtorno del espectro autista no significa tener todos ellos, pues precisamente se le llama transtorno porque cada caso es distinto.

Pero sigamos con Matías. A pesar de que la información me ayudaba a comprenderlo un poco, no debía besarme en una hoja de papel. Para diagnosticar a una persona con autismo es necesario llevarla a diferentes especialistas, así se da una idea precisa de su caso especial.

Por eso, cuando la maestra me anunció que por fin le entregaron los resultados, no pude evitar emocionarme por saber la verdad.

Me mostró una hoja, números y palabras que yo no comprendí nada, pero que ella no dudó en aclararlo.

—Ansiedad excesiva, distorsión del lenguaje severo —dio una pausa—. Autismo nivel uno.

¿Hay niveles de autismo? Sí, pero son descritos de otra manera que solo 1, 2 y 3. El autismo se clasifica de acuerdo a las necesidades que la persona requiere y necesita, es decir, en base a niveles de ayuda:

Nivel 1: Necesita ayuda.

Nivel 2: Necesita ayuda notable.

Nivel 3: Necesita ayuda muy notable.

Al escuchar a la profesora no pude evitar preguntarme que, si Matías se encontraba en el caso uno y aún así nos esforzábamos con él para que pudiera hacer las actividades o estar a la par de sus compañeros, entonces ¿cómo sería un pequeño de nivel dos y nivel tres?

Me preocupé. Llevar tal carga iba a ser demasiado para mí, para la maestra, para los padres de familia y los alumnos.

Es pesado, agobiante, incluso asfixiante. Has de sentir que debe haber una cura, una estrategia, algo para neutralizar el autismo. Pero no sé trata de una enfermedad, no es un virus que hay que erradicar. ¿Cómo pues se puede sobrellevar sin salir loco en el intento?

Más adelante tendría una respuesta a esta interrogante, una que me abriría la mente para seguir insistiendo en ayudar aunque sea poniendo mi granito de arena a cada una de estas personas que para el resto, son incomprendidas.

Gracias doy a Dios por haberme abierto los ojos.



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En el texto hay: infantil, experiencias de vida

Editado: 17.06.2020

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