Matías y María.

Muda.

En mis malos días tuve la compañía de mi entrañable compañero de trabajo.

Después de navidad, sentí que perdí contacto con Matías, quería hablar con él, pero también quería que fuera el primero en hablarme.

Recibí una llamada de Matías, en una mala situación, exactamente en el espacio que estuve en el baño, me llamó.

- Hola, María.

-Hola, estoy ocupada, pero te escucho.

- ¿Quieres salir a comer mañana?

Acepté, y mañana volveré a ver a Matías desde un buen tiempo, me pregunto si habrá cambiado algo entre nosotros.

Antes de ir, Mamá entró a mi cuarto.

- ¿A dónde vas?

- A ver a Matías.

- Entonces es por eso que estás de mejor humor.

- ¿Se nota?

- Claro que sí, desde que volviste, supe que no todo salió como lo planeado, me lo decía tu rostro y noté que evitaste contármelo todo.

No pensé que eso fuera posible, pero siempre me has entendido más que a nadie.

- ¿Recuerdas cuando regresé a la casa?

- Si, claro.

- ¿Eso quiere decir que también viste mi rostro?

- Si hija, no podía mencionar el tema, porque desde mi perspectiva, sería difícil que me lo explicaras todo, lo único que podía hacer era dar mi mayor esfuerzo y hacer que recobraras la felicidad en tu rostro.

Tampoco noté que intentó hacerme sentir mejor desde que regresé.

- Gracias, estaba tan triste por todo.

- Eso ya no importa, es más importante que seas feliz, ¿Y que harás con Matías?

- A que te refieres.

- Matías te hace tan feliz, dejarás que se vaya, y nunca volverás a hablar con él.

- No quiero eso.

- Entonces dile eso.

De camino al restaurante, recordé que fue divertido estar con Matías todos estos años, más porque no nos distanciamos al dejar de ser compañeros de clases, nunca entendí porque nunca surgió algo más, ni de parte mía, ni de él, estoy segura que no está interesada en mí de esa forma. Ya quiero verlo otra vez.

Para variar, Matías fue responsable y me estaba esperando en una mesa del restaurante.

- María, ¿Qué tal has estado?

- Estuve bien, luego te cuento los detalles.

- Y... ¿Cómo has estado estos... 3 meses?

- Bueno, el detalle es que me robaron fuera de mi trabajo.

- Enserio, que bueno que estás bien.

- Si, fue horrible, pero ahora tengo que tener más cuidado.

Esperaba que Matías estuviera alterado por la noticia, pero parece demasiado alterado.

- Iré al grano. ¿Quieres ir a otro concierto de Mitski?

No podía creer la propuesta de Matías, me mostró las entradas que compró.

- ¿Cómo compraste estás entradas? Si casi gastamos los ahorros de nuestra vida para poder ir.

- Bueno...

- ¿Bueno qué?

Espero que Matías no sea una clase de Narcotraficante, porque viajar otra vez va a ser costoso.

- Recuerdas a la hermana de Mitski, ahora somos novios.

- ¿Qué?

Ese beso en el aeropuerto, era un indicio, pero pensé que su relación no funcionaría.

- ¿Desde cuando?

- Hace un mes.

- ¿Y porque me lo dices hasta ahora?

Me molesta que no me lo dijera, no pensé que ellos llegarían tan lejos, son tan diferentes...

- He estado ocupado. No encontré el momento correcto para decirte lo mucho que conecté con Nara.

No pude supe que decir.

- Es gracioso, porqué... La ultima vez que la primera persona que me gustó fuiste tú.

Matías nunca actuó con otras personas como lo hacía conmigo, eso significa que todo este tiempo le gusté, todo lo que hizo por mí, lo hacía para agradarme.

- Perdón por ser tan directo, pero quería que lo supieras. Siempre parecía que no era de tu tipo, porque veía como hablabas de tus gustos en un hombre, y aun así, seguí intentando, hasta ahora que pienso que nunca hubiera funcionado, no me ves con esos ojos.

Esto realmente confirma lo que estuve pensando. Tus intenciones en todas las ocasiones que me invitaste a comer comer, eran románticas y nunca lo noté. Me divertía mucho saliendo contigo.

- No tengo problema si quieres que dejemos de ser amigos, en serio, porque no quiero incomodarte después de confesarte lo que sentía.

Recordé la conversación que tuve mamá, y estoy decidida a decírtelo.

- No importa Matías, aún quiero ser tu amiga, porqué dejar de serlo.

Porque qué cambiaría si te digo lo que siento.

Al salir, recordé cuando Matías me invitó a su casa y me enseñó su videojuego favorito, jugamos los juegos que el tenía, cenamos y me llevo a mi casa, Matías estaba nervioso, y me imagino que ese día intentó llamar mi atención. Siempre ha sido malo para hablar, fallaba en exposiciones y nunca tuvo novia, pero siempre recordaba mis cumpleaños.

Aunque nunca seremos novios, no quería que nos alejáramos.

Volvió a suceder.

Nuevamente, fui incapaz de decir lo que sentía, no era físicamente posible para mí hablar en Inglés y tampoco pude expresarte mis sentimientos.

Me quedaré aquí con estos sentimientos.

Sé que tendré altas y bajas por tu nueva relación, pero si eres un buen amigo como para perderte por algo que puedo pasar por alto.

María nunca confesó su amor a Matías, dejo que ese sentimiento se esfumara, ella es feliz, pero nunca le confesó sus sentimientos a su amigo.



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En el texto hay: viajes, humor, amor y desamor

Editado: 13.09.2024

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