CRISTIAN
Ha pasado una semana más y estoy ansioso por que llegue el día, he notado a Rebeca algo rara.
Hoy en la noche hemos decidido ir a cenar a un restaurante.
Me visto con un traje gris, sin corbata y unos zapatos negros de charol; estoy esperándola y cuando aparece por la puerta me siento el hombre más afortunado del mundo.
Lleva un vestido morado apretado al cuerpo, resaltando su silueta, con escote corazón y su cabello lo lleva suelto.
Bajo para ayudarla a subir al auto y noto que lleva unos zapatos plateados un poco altos; no me gusta verla así se puede a lastimar.
-. Estas… hermosa – digo encendiendo el auto
-. Gracias – se sonroja me causa tanta ternura, que quiero besarla
Llegamos al restaurante, la ayudo a bajar y vamos a nuestra mesa estamos en uno de los mejores restaurantes de la ciudad; he pedido una mesa en el balcón para poder admirar la vista.
Llegamos y el mozo trae la carta, hacemos nuestro pedido y esperamos a que lleguen nuestros platos.
-. ¿Te gusta? – la veo perder la mirada en el paisaje que es la ciudad iluminada con miles de luces que parecen estrellas por el negro cielo de la noche
-. Sí – su voz está apagada – es muy bonito
-. ¿Qué pasa? – pregunto, debo sacarme esta duda
-. Yo…
-. Rebeca – conozco esa voz y desearía que no fuera él – que sorpresa
-. ¿Se te ofrece algo? - no quiero arruinar la noche; pero me va a ser imposible
-. Tú – sus ojos se abren de par en par - ¿Qué haces con esta?
-. Te voy a pedir que te retires – me pongo de pie – y no le faltes el respeto a mi prometida
-. Te vas a casar – Leticia sale de atrás de él – con ella – suelta su veneno, creí que al verla me iba a mover algunos hilos; pero no siento nada
-. Sí – digo cogiendo a Rebeca por la cintura que se ha puesto de pie, Leticia ya no me produce ni cosquillas – y ahora retírense – mi voz suena muy seca y muy grave
-. Mira hermano – Roger trata de tocar mi hombro y yo lo alejo – acepta un consejo, est… - se detiene ante mi mirada de advertencia - ella nunca podrá complacerte solos pierdes tu tiempo.
-. Retírate – ahora si me salió un grito y Rebeca estaba temblando a mi lado – lo siento, cariño – susurró en su oído
-. No creo que me hayas podido olvidar – habla Leticia poniéndose delante lleva un vestido que más parece polo; pero no me provoca nada – ella no es como yo
-. Claro que no es como tú – Rebeca se tensa, es buen momento para que ella despeje sus dudas – ella es mejor no es una zorra que abre las piernas a cualquiera que le de regalos caros y mucho dinero – su cara se enrojece de la rabia y Rebeca esboza una pequeña sonrisa
-. No te permito que le hables así a mi novia – Roger se tensa
-. ¿Qué paso con mi tío? – Rio - se dio cuenta que solo buscabas su dinero
-. Es suficiente – empuña sus manos Roger
-. Eso digo yo – interviene Rebeca – espero que a ella no la golpeas como hiciste conmigo – pasa su mano por mi cintura – yo por fin he logrado conseguir un hombre que me respeta, me ama y me da mi lugar
“Esa es mi chica”
-. Quédate con tu zorra – sigue mirándola ahora a ella – no vales todas las joyas o dinero que te den al final siempre será una perra capaz de cambiar a cualquiera por un poco de dinero – Leticia la mira con odio – se han juntado un buen par, son tal para cual
-. Ahora si nos disculpan – necesito besarla y ellos deben largarse – estamos disfrutando de nuestra cena – pasa un mozo por ahí y le digo que los retire están interrumpiendo nuestra cena.
El mozo los retira y yo llevo una mano a la nuca de mi prometida y la beso; no puedo resistir y la beso con deseo, necesidad y pasión me enloquece.
El mozo llega con los pedidos y me separo a regañadientes, sus labios están hinchados por el ímpetu del beso; pero es que ya no puedo más esta noche le voy a confesar todo.
Cenamos en silencio, aunque de vez en cuando la sorprendo mirándome y cuando la descubro se sonroja.
Vamos de vuelta al auto y veo que al salir tiembla de frio, le ofrezco mi saco y ella lo toma gustosa. Subimos y partimos rumbo a su casa.
Antes de llegar debo hacerlo. Paro a unos metros antes de llegar y ella me mira.
-. Necesito hablar contigo – digo en serio estoy temblando; pero de los nervios
-. Te escucho – dice mirándome
NARRADOR
Cristian se saca el cinturón y se gira para quedar frente a ella, cosa que Rebeca imita.
-. No sé por dónde empezar – suelta un suspiro
“Estas arrepentido, lo siento” piensa Rebeca
-. Solo dilo – toma su mano y lo alienta a que inicie aun cuando ella tiene un nudo en la garganta
-. Sé que cuando acepte lo del compromiso, lo hice como un favor... de amigos – acaricia la mejilla de Rebeca - pero después de probar tus labios la primera vez – pasa sus dedos sobre ellos – yo…
-. Está bien – interrumpe ella – si quieres acabar con todo lo acepto – trata de que su voz no se rompa
-. Déjame terminar - alza un poco la voz
-. De acuerdo – responde en un hilo de voz
-. Me enamore de ti - Suelta, ella alza su mirada y sus ojos están abiertos de par en par
“Me corresponde”
-. Yo… - él coloca su dedo sobre sus labios
-. Desde el principio cada palabra ha sido cierta – sus ojos están cristalizados de la emoción – todo lo que he dicho de ti es todo lo que siento y…
-. Yo también me enamore de ti – lo corta y unen sus miradas, sonríen y se funden en un beso... es como si el tiempo se hubiera detenido
-. ¿Desde cuándo? – pregunta él, cuando se separaran
-. Desde el día que casi lo hacemos en mi cuarto, algo se encendió. ya no te veía como amigo si no como un hombre
-. Entonces – saca el anillo de su mano y se baja del auto dejándola totalmente confundida, llega a su lado y abre la puerta, coloca una rodilla en el suelo y...