Matrimonio a cambio de Dinero

Capitulo 12

Lo separé de mi muy a mi pesar, ya estaba intentando tener algo mucho mas allá de lo que en mis planes estaba. Si, admito que el hombre que tenia enfrente estaba para comerse, pero no lo quería admitir.

 

 

 

-Es nuestra luna de miel, ¿Porqué no hacerlo?- pregunto tratando de volver a besarme.

 

 

 

-Christian, no hagas esto. Yo no puedo estar haciendo esto, lo quiero con amor y no con un simple calentón.- me baje de donde estaba algo enfadada y me subi hacia la habitación.

 

 

Este hombre que se creía que era, el único en el planeta y que me podía hacer sentir esto. Mi corazón me estaba jugando mal y yo no lo podía permitir, debía parar. Me metí al baño y me eche agua fría, dios santo Jessica, ¿Cuántos años tienes? Debía comportarme bien y no tener este tipo de arranques y mucho menos aguantarlos.

 

 

Me fui hacia la otra habitación para aclarar mi mente y dejar de pensar en aquel momento. Aun no sabia si había sido buena idea venir, aceptar si quiera casarme las confusiones me volvían loca. Me acosté en aquella comoda cama, que a comparación de la otra habitación; esta era de un color café mas obscuro y con la colcha contrastando. Prendí la televisión y para ser sincera no me perdí viéndola, si no en aclarar mis pensamientos y hormonas locas.

 

 

¿Podría soportar esto? ¿Sería yo capaz de comportarme? Eso es algo que no podía contestarme yo misma ni saberlo. Escuché los pasos de Christian subir y acercarse a esta habitación, pero unos segundos después se fueron por donde vinieron. Como aún era temprano y sabia que por ahorita nadie hablaría ya que era algo incomodo, me acurruqué en las almohadas y me deje guiar por los brazos de Morfeo. El sonido del mar era relajante y aquella brisa que entraba desde las ventanas, era algo sencillamente maravilloso.

 

 

Unas horas después y ya algo tranquila me desperté, vi hacia la ventana y el atardecer estaba a punto de terminar. Me coloque en la terraza, algo ya muy común en mi. Amaba esto, el viento que sentía levemente en mi cara, las olas chocando entre las rocas y la arena. Los pájaros cantar, era algo excepcional y que no me lo podía perder por nada del mundo. Di un suspiro largo y cerré los ojos dejándome guiar por aquel bello paisaje y por tener un poco de paz y tranquilidad.

 

 

Los toques en mi puerta me hicieron salir de mis pensamientos e inmediatamente fui a abrir.

 

 

-Vamos a cenar, ya esta reservado.-el hombre con el que me había casado, estaba frente a mi y con las manos en los bolsillos.

 

 

 

-Claro, solo dame tiempo a cambiarme.-sonreí un poco y el asintió feliz.

 

 

 

 

-Tarda lo que quieras, te espero.- se metió a la habitación y yo fui hacia donde mismo. Saqué lo que me iba a poner y fui al baño a cambiarme.

 

 

 

¡Dios santo! Me vi en el espejo y casi pego un brinco del susto, como no me vi antes. Christian me acaba de ver de esta manera y era algo vergonzoso. Me maquille sutilmente y elegí un outfit de acuerdo al tiempo y a la playa. Trate de acomodar mi cabello y salí ya lista.

 

 

 

-Te ves preciosa.- se acerco a mi y me dio una vuelta para admirar.

 

 

 

 

-Gracias, tu luces genial.- le guiñé un ojo y salí de la habitación antes de que viera lo sonrojada que estaba.

 

 

 

Fuimos caminando hacia aquel restaurante,nos quedaba cerca y decidimos caminar para conocer un poco.

 

 

 

-Bienvenidos, señor Sandoval.- saludo el encargado.- Su mesa esta lista.

 

 

 

 

Nos guió hacia el lugar y toda la gente se nos quedaba mirando. ¿Acaso tengo monos en la cara?

 

 

 

 

-Todo mundo nos esta mirando.-susurre en su oido mientras lo tomaba del brazo.

 

 

 

-Te miran a ti.- sonrió con un inclinamiento de cabeza.

 

 

 

 

-Claro como no, han visto con el hombre que me he casado. Eres multimillonario, ya si no me ven asi.- estábamos manteniendo una charla en susurros.

 

 

 

 

-Tu familia también lo era.-siguió mientras retiraba mi silla para sentarme. El restaurante se veía demasiado fino y caro.

 

 

 

 

-Tú lo haz dicho, era.- me coloque la servilleta de tela sobre mis piernas y nos dedicamos a pedir lo que cenaríamos y tomaríamos.

 

 

 

 

 

-Gracias por haber aceptado mi invitación y por hacer el esfuerzo de llevarnos bien.- agradeció mientras me tomaba de las manos.

 



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Editado: 17.09.2019

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