uClassic - Adrian Gurvitz
Venía de pasar la tarde con papá cuando el sonido de una canción llamó mi atención.
—Nos vemos el próximo fin de semana, princesa —se despidió mi padre con un beso.
Cuando terminó de aparcar el coche bajé y busqué el lugar del que provenía el sonido.
Dos voces cantaban acompañadas por una guitarra. Una voz grave y experta, y otra de niño que, digamos, no lo era tanto.
Mis pies y mi curiosidad me llevaron hasta la cochera de los Solatano. De ahí provenía el sonido. Max y su padre estaban ensayando.
—Empecemos de nuevo, enano —dijo el señor Solatano. Vi a Max acomodar torpemente la guitarra sobre su regazo—. Gotta write a classic, Gotta write it in an attic... —continuó el señor Solatano—. Vamos, Max, tú puedes. Es una canción fácil para tocar y cantar.
Me consta que Max trató de hacerlo tan bien como su padre:
—Baby, I’m an addict now, An addict for your love... —cantó y tocó tratando de ponerle sentimiento.No era el mejor, pero escuché al señor Solatano decir que iba mejorando.
En ese momento no sospeché cuán importante sería para nosotros esa canción.
—¡Suhail! —el señor Solatano me saludó al verme.
Los saludé a ambos. No obstante, Max bajó la mirada y no me devolvió el saludo. Se avergonzó al darse cuenta de que lo estuve escuchando. Por mi parte, ya no odiaba a Max. Desde que me ayudó con el fantasma nuestro trato era más cordial.