Finalmente, en un acto de escapismo emocional, Ominis abandona la sala de clases. Un paso decidido que resuena con la simetría de las decisiones que dan forma al destino.
Maxine Borage, con su encanto y risueña personalidad, comparte palabras cómplices con el alborotador Sebastian. Las risas flotan en el aire, pero un matiz de inquietud se instala cuando Maxine nota la ausencia de Ominis. Sin embargo, el murmullo del castillo absorbe la preocupación de Maxine mientras se adentra en su propio mundo de pensamientos.
Mientras tanto, Ominis Gaunt, abandonando el aula, busca refugio en un rincón solitario de la escuela. El dolor emocional se desborda en lágrimas silenciosas. Con la espalda apoyada contra la fría pared, Ominis murmura sus dudas en el eco de su propio sufrimiento.
"Por el amor de... no soy suficiente. Aún... aún......" susurra, su voz quebrándose como un eco lastimero en el vacío del pasillo. La realidad de sus inseguridades se refleja en su angustia, un lamento íntimo que se desliza por las sombras de la escuela.
Mientras Maxine, ajena a la tormenta emocional de Ominis, se sumerge en la contemplación de los tesoros ocultos del castillo, Ominis enfrenta su propio abismo interior. La pausa entre sus sollozos le permite reflexionar sobre la decisión que ha tomado. Las preguntas sin respuesta inundan su mente, pero un destello de determinación surge en su dolor.
"Si... si... si... si no voy por Sebastian...no..." titubea Ominis, las palabras atrapadas en la encrucijada de sus pensamientos. La indecisión pende en el aire, pero el giro de sus reflexiones le lleva a otra posibilidad.
"Si voy por Sebastian, no sé qué me va a..." Ominis se interrumpe, como si las palabras fueran una revelación incierta. La incertidumbre se convierte en un enigma, y Ominis, atrapado en su propio laberinto emocional, se ve obligado a cuestionar el camino que se extiende ante él.
Maxine Borage, entretejida con la magia del en las puertas de entrada del castillo, acaricia con suavidad a los Thesdralls, una sonrisa melancólica ilumina su rostro. La conexión con estas criaturas místicas despierta recuerdos de una persona especial en su vida, un eco de nostalgia que se despliega en el aire del presente. Su sonrisa lleva consigo la carga de la añoranza, una puerta entreabierta hacia el pasado.
Por otro lado, Ominis Gaunt, entre pausas, escruta el pasillo cerca de la Boveda de la Torre de Defensa Contra las la Artes Oscuras en busca de testigos de su próximo acto. La decisión se cristaliza en su mente, un juramento silente de proteger lo que valora, incluso si eso implica intervenir en la relación entre Maxine y Sebastian. Con lágrimas aún en sus ojos, Ominis abandona su escondite, avanzando hacia donde se encuentra Maxine. Su determinación es un escudo que lo separa de las convenciones sociales; solo le importa Maxine y su propio sentido de lealtad.
De manera súbita, Ominis emerge en el lugar donde Maxine solía estar inmersa en el aula. La urgencia en su voz revela una seriedad que rara vez se deja ver, como si las lágrimas hubieran lavado cualquier titubeo. Un destello de su acento británico cede paso a una expresión más grave, más intensa. La máscara de tristeza da paso a una determinación férrea.
"Maxine... por favor..." susurra Ominis, su voz ahora es un llamado apasionado, un intento de comunicar la seriedad de sus sentimientos. En ese momento, la atmósfera se carga con la tensión de un romance en ebullición, donde los secretos del corazón se desvelan con cada palabra pronunciada.
Ominis Gaunt se sume en una pausa tensa antes de soltar las palabras que pesan en su corazón.
"Maxine... por favor... no seas amigo de Sebastian Sallow." La petición se cierne en el aire, envuelta en un tono de súplica y dolor. Sin embargo, el silencio repentino de Ominis revela una batalla interna. Las lágrimas escapan de sus ojos, traicioneras y transparentes, como testigos mudos de un conflicto que amenaza con desgarrar su alma.
En el nudo de sus emociones, Ominis tropieza con la dificultad de expresar la verdadera naturaleza de su angustia. "N-no ser amigo con... con..." titubea, como si las palabras fueran cadenas que lo ataran. La pausa se extiende, cargada de significado, antes de que Ominis articule la verdad oculta.
"Con Sebastian."
Mientras tanto, en el patio donde residen los Thesdrall, Maxine se encuentra ajena a la tormenta que se avecina. La distancia entre ellos, física y emocional, se agranda en el silencio del castillo.
Ominis, de repente, se da cuenta de su error. "Maxine... Maxine... MAXINE...!" grita, su impaciencia palpable en el eco de su llamado desesperado. Con pasos apresurados, recorre los pasillos del castillo hacia el patio, una sombra de preocupación oscureciendo su rostro. La incertidumbre se refleja en sus ojos, una ansiedad que refuerza la urgencia de su búsqueda, sin saber exactamente dónde encontrar a Maxine.
Maxine Borage, sumida en la dicha, acaricia con ternura a los Thesdrall que pueblan el escenario de su felicidad. Un aura de paz y alegría la envuelve mientras se deleita con la compañía de estas criaturas místicas, sumergiéndose en un idilio silencioso con la naturaleza.
Ominis Gaunt, desde la distancia, observa a Maxine con la intensidad de quien busca comprender el enigma de su propio corazón. "Maxine, por favor... por el bien de ambos..." murmura con una mezcla de súplica y preocupación. La trama de su historia se despliega con cada palabra, revelando un conflicto que trasciende las palabras.
De repente, Ominis adopta un tono más afable, como si quisiera descifrar el rompecabezas que se teje entre ellos. "¿Por qué... ¿por qué estas con amigos como Sebastian?" pregunta, su voz cargada de una mezcla de curiosidad y temor, como si las respuestas pudieran cambiar el curso de sus destinos entrelazados.
En la distancia, Maxine, percibiendo la presencia de Ominis, se acerca lentamente. El viento parece llevar consigo la tensión del encuentro inminente.