Maxine, en lugar de responder con palabras, le regaló otro beso en la mejilla, una expresión de gratitud que iba más allá de lo que las palabras podrían transmitir.
Ominis, con una sonrisa que irradiaba confianza y afecto, respondió con un agradecimiento sincero. "Gracias, Maxine. Me gusta mucho cuando me besas." El silencio que siguió fue breve pero significativo.
"Sabes, ¿te puedo preguntar algo?" planteó Ominis, llevando la conversación hacia un terreno más íntimo.
"Claro, digame, señor Gaunt," respondió Maxine con una mezcla de curiosidad y expectación, dispuesta a adentrarse en los misterios que el destino les deparaba.
En el tenso silencio que envolvía el momento, Ominis Gaunt, con la mirada clavada en Maxine, revelaba una vulnerabilidad que rara vez se asomaba en sus ojos.
"¿Hay algo en el futuro que quieras que haga, o que no haga?" preguntó, sus palabras suspendidas en el aire como una súplica silenciosa. La pausa que siguió fue palpable, cargada de una ansiedad que revelaba la importancia de la respuesta que aguardaba.
Maxine, en su inocencia y con una risa juguetona, respondió, "Ummm no sé a qué te refieres, jaja."
Ominis, con una seriedad que oscurecía sus facciones, profundizó en sus palabras. "Sabes, Maxine, las personas son muy importantes en mi vida." Una pausa, como si el peso de sus recuerdos y visiones le impusiera silencio. "Por el poder de mi varita, he visto cosas que me han cambiado la vida, pero ¿existe algo que necesites que yo haga o no haga?"
Maxine, con la simpleza de su corazón, respondió con una dulzura conmovedora. "Nop, solo quiero que seas feliz, Ominis. Y que no te pase nada malo."
Ominis, sumido en sus pensamientos, reveló una faceta más introspectiva. "...¿Quieres que te cuente lo que he visto?" preguntó, como si estuviera a punto de compartir un secreto que pesaba en su alma.
Maxine, curiosa por descubrir los misterios que se escondían detrás de las palabras de Ominis, indagó, "¿Qué has visto, Ominis?"
En un instante de inusual ansiedad, Ominis pareció debatirse con sus propias palabras. "Por un tiempo, el tiempo fue un aliado. Todavía lo es. Pero... por un momento, yo... yo..." La pausa se prolongó, y en la ansiedad palpable de Ominis se adivinaba un atisbo de temor.
"Ví... cosas," reveló finalmente, una confesión que dejaba entrever un pasado y un futuro entrelazados en un misterio que solo él podía descifrar.
"Viste cosas? ¿Qué cosas?" Maxine, con la curiosidad pintada en su rostro, estaba lista para adentrarse en los recovecos del tiempo y descubrir los secretos que Ominis guardaba.
En el instante en que Ominis Gaunt compartió las sombras de su pasado, su voz resonó como un eco lejano, llevando consigo el peso de las experiencias que había atravesado.
"Ví cosas horribles..." murmuró, sus palabras flotando en el aire como suspiros de un tiempo distante.
"Las peores cosas que he visto..." continuó, cada pausa marcada por la angustia que se filtraba en sus palabras.
"Las peores cosas que he visto en mi vida..." susurró, como si las imágenes no deseadas aún bailaran en el rincón más oscuro de su mente.
"Ví las peores cosas que te puedes imaginar." concluyó, su voz cargada de un peso que trascendía la mera descripción.
Maxine, captando la gravedad del momento, buscó entender el contexto. "Está bien, Ominis... emmm sí, pero ¿donde, en un sueño?"
Ominis, visiblemente nervioso, reveló una verdad que parecía atormentar su ser. "Hice un trato con... con una cosa, Maxine... con algún tipo de criatura." Su mirada se encontró con la de Maxine, mostrando una preocupación que sugería que no podía revelar mucho más.
La inquietud se apoderó de Maxine. "¿Una criatura? Que... criatura?"
Ominis, después de una breve pausa, intentó describir lo indescriptible. "Una criatura... con forma humanoide, pero... con una cara que... no era una cara." Otra pausa, como si el terror que evocaba se resistiera a ser pronunciado.
"Tenía muchos tentáculos, Maxine, y, no... eso no fue lo peor." confesó, su voz temblando ante la dificultad de expresar la magnitud del horror.
"De verdad, Maxine, es muy difícil," añadió, como si las palabras fueran un muro que intentaba construir entre ella y la oscuridad de su pacto.
"Tentáculos? Eso me recuerda a Baldur's Gate 3. Lo he jugado cuando estaba en casa o a las historias de Lovecraft," reflexionó Maxine, su mente conectando los puntos mientras intentaba asimilar la verdad. "Ohh sí... bueno”, suena calmada “pero... ¿qué te pidió a cambio?"
En la penumbra de las revelaciones, Ominis Gaunt confesó con ansiedad palpable, como si cada palabra fuera un peso que amenazara con abrumarlo.
"Un pedazo de mi alma," pronunció en una pausa que resonó como un suspiro cargado de pesar.
"Y... ah, Maxine, eso es poco... muy poco de lo que realmente quisiera decirte," añadió en otra pausa, sus palabras flotando en el aire como susurros que apenas rozaban la superficie de la verdad.
"...¿Qué te puedo decir? ¿Qué te puedo contar, que no sea demasiado?" se preguntó, como si las sombras de su pasado fueran inabarcables, insuperables.
Maxine, tratando de comprender la complejidad de la situación, planteó una pregunta llena de compasión. "Eso... fue porque tu familia te obligó o algo?"
Ominis, con una expresión pensativa, reveló una realidad que lo atormentaba. "Nací con... un don, Maxine. Hablo de la... magia, la mucha magia." Su voz llevaba consigo la carga de una vida marcada por la magia que fluía en sus venas.
"Y... los Gaunt me obligaron a usarlo... de muchas formas, y por mucho tiempo," continuó en un susurro cargado de pesar.
"Pero... ah, Maxine..." Ominis se detuvo, sus palabras desvaneciéndose en el aire, como si el peso de su pasado fuera inefable.
Maxine, con una serenidad que no dejaba entrever el torbellino de emociones que se gestaba en su interior, respondió con un tono compasivo. "Sí, Ominis." Maxine no se sorprendió mucho, pues ya había intuido que la vida de Ominis estaba marcada por dificultades. Su rostro, sin embargo, no mostraba juicio ni temor, sino una determinación tranquila.