Capitulo 11
"Y... ¿por qué está aquí si no le gustan mis juegos, Severus?" bromeó Maxine, desafiante, buscando descubrir más de lo que las palabras expresaban.
"Estoy contigo porque," dijo con un toque de impaciencia, "Este es un lugar peligroso y no confío en que deambules por aquí sola, sin supervisión." Tomó una profunda respiración y luego continuó: "No es gracioso, Maxine. Este bosque es peligroso."
Sus ojos tenían una mirada fría y severa, pero se podía percibir un sentido de cuidado detrás de ellos. Maxine, por su parte, agarró el brazo de él mientras caminaban hacia la cámara. Quizás quería provocarlo, desafiando la seriedad de la situación.
El Profesor Snape se sorprendió ligeramente cuando Maxine tomó su brazo en un gesto juguetón. Aunque ella quería provocarlo, él no permitió que eso lo afectara. Su principal interés estaba en la cámara sellada que Maxine intentaba encontrar, pero no quería preguntarle directamente. Caminaba ahora a su lado mientras ella lo conducía hacia la cámara. Inhaló profundamente mientras se adentraban más en el Bosque Prohibido.
"¿Estás segura de que este es el lugar que estás buscando, Maxine?" preguntó de nuevo, con una leve preocupación. "Sí, sí…”respondió Maxine, pero de repente ven que la cámara se abre y no sabían por qué soltando el brazo de Severus.
El Profesor Snape se mostró sorprendido cuando la cámara se abrió de repente. Sus ojos reflejaban cierta curiosidad mientras observaba la reacción de Maxine. "¿Qué fue eso?" preguntó, dando un paso adelante. Trataba de examinar la cámara, mirando a su alrededor con curiosidad y una ligera preocupación. "Cuida mucho, Maxine," le dijo, con un tono cauteloso en su voz.
Maxine ve arañas pero igual entra. La cámara recién descubierta en el bosque emanaba una sensación de misterio y antigüedad. Sus paredes de piedra estaban cubiertas con musgo y líquenes, indicando que había permanecido oculta y olvidada durante mucho tiempo. La entrada, ahora abierta, revelaba una oscuridad profunda en su interior, solo interrumpida por la luz filtrada que se aventuraba tímidamente desde el exterior.
A medida que Maxine se adentraba, el aire se volvía más espeso con un aroma terroso y húmedo. El suelo de la cámara estaba cubierto de una fina capa de hojas secas y polvo, revelando su larga historia sin explorar. Las paredes, decoradas con extraños grabados y símbolos desgastados por el tiempo, contaban historias que solo la imaginación podía descifrar.
A lo largo de la cámara, pilares de piedra se alzaban como testigos silenciosos del pasado, sosteniendo el techo que resonaba con cada paso de Maxine. Un eco suave acompañaba cada sonido, creando una sensación de solemnidad en el lugar. A medida que la luz del exterior se desvanecía, una linterna o varita mágica se volvía esencial para iluminar los rincones más oscuros y desvelar los secretos que la cámara guardaba celosamente.
En el centro de la cámara, podría descubrirse un pedestal antiguo o una estructura intrigante que se destacara como el foco de atención. La atmósfera en el interior invocaría una sensación de expectación, como si la cámara guardara secretos olvidados y poderes antiguos que solo esperaban a ser descubiertos por aquellos lo suficientemente valientes para adentrarse en sus profundidades.
El Profesor Snape tenía una expresión curiosa en su rostro mientras observaba a Maxine entrar en la cámara que se abrió de repente. Miró a su alrededor, notando cómo las paredes estaban cubiertas de musgo. Incluso percibió un aroma peculiar en el aire.
"Ten cuidado," le recordó a Maxine mientras caminaban lentamente hacia la cámara. Snape seguía observando a su alrededor, tratando de comprender cómo esta cámara se abría de repente frente a ellos. Pero a medida que avanzaban, su curiosidad fue reemplazada por una sensación de solemnidad.
Al final del espacio, entre la penumbra de la estancia, se revela un escritorio anciano que lleva consigo la esencia del tiempo. La madera, desgastada por el uso y marcada por las huellas del envejecimiento, sostiene con dignidad un conjunto de libros apilados desordenadamente. Cada volumen parece tener su propia historia, sus tapas de cuero descoloridas y sus páginas amarillentas, testimonios silenciosos de los conocimientos que encierran.
Sobre el escritorio, un diario sin nombre yace abierto, sus páginas amarilleadas por el paso de los años. La pluma que alguna vez trazó líneas de tinta sobre esas hojas descansa al lado, como si estuviera en espera de que alguien retome la narrativa. El diario parece contener secretos y relatos íntimos que han resistido la prueba del tiempo, guardando en sus páginas las emociones y pensamientos de aquellos que lo llenaron con sus palabras.
La luz tenue que se filtra desde algún rincón oscuro del espacio destaca la textura de los libros y del diario, creando sombras sugerentes que dan a la escena una atmósfera melancólica y llena de misterio. Es como si el escritorio fuera un altar a la memoria, un refugio de historias olvidadas y conocimientos atesorados, esperando a ser descubiertos por quien tenga la curiosidad y la valentía de explorar ese rincón olvidado del pasado.
Los ojos del Profesor Snape se llenaron de curiosidad al ver el antiguo escritorio con los libros y el diario. Observó a Maxine y notó cómo sus ojos se fijaban en el diario. "Maxine", dijo en tono calmado, "no toques ese diario".
Se mostraba ligeramente incómodo al ver a su estudiante parada frente a ese diario antiguo y misterioso. Observó cómo la luz parecía proyectar sombras sobre su rostro mientras ella simplemente miraba el diario."Por favor, ten cuidado", volvió a decir, de manera educada.
Maxine, quien había tomado un chupetín durante el viaje por el Bosque Prohibido, sostenía el libro y se sacaba el dulce para hablar, adoptando una actitud infantil. "¿Qué dijiste, Severus?"
El Profesor Snape permaneció tranquilo, a pesar de la actitud infantil de Maxine. Comenzaba a sentir cierta molestia por no ser tomado en serio, pero no lo demostró de manera grosera.