Capítulo 16
El Profesor Snape observó cómo Maxine se levantaba por la mañana y se dirigía a desayunar. Sabía que Hogwarts ofrecía una comida increíble en el menú, y estaba orgulloso de verla disfrutar de un desayuno nutritivo que le proporcionaría energía y concentración para las clases.
Maxine, aún radiante por la experiencia con el unicornio. Luego, agarrando una manzana, se encaminó hacia la biblioteca, llevando consigo la magia de la jornada que apenas comenzaba.
El Profesor Snape observó cómo Maxine recomendaba a los estudiantes de primer año que incluyeran frutas en su desayuno, una sugerencia saludable y sensata.
Le agradaba ver cómo ella se dirigía a la biblioteca para estudiar temprano en la mañana. Esto indicaba la dedicación que tenía hacia sus estudios, una cualidad maravillosa que destacaba en ella.
Tenía la corazonada de que este podía ser un año importante para Maxine, ya que comenzaba su travesía en Hogwarts en una casa que ya amaba desde el primer momento. La narrativa sugería un inicio lleno de promesas y posibilidades, con el telón de fondo mágico de Hogwarts como testigo de su viaje educativo y personal.
En la tranquila biblioteca de Hogwarts, Maxine se sumía en sus estudios de historia, concentrada en las páginas desplegadas frente a ella. Mientras absorbía el conocimiento impreso en esos libros, su mirada se perdía por la ventana, como si las palabras escritas la transportaran a otro tiempo y lugar.
En un momento de distracción, Maxine dejó escapar una melodía, cantando en voz baja una canción de IU que parecía fluir naturalmente de su ser. La dulzura de su voz llenaba la biblioteca mientras las palabras resonaban en el silencioso recinto.
"Bajo el sol naranja…
Bailábamos juntos donde no hay sombras,
No habrá promesas de ruptura allí,
Te veo en mis recuerdos y es hermoso.
Forever Young."
Las notas de "Forever Young" flotaban en el aire, creando un aura de nostalgia y añoranza. Maxine, perdida entre las páginas y las melodías, tejía su propio mundo de sueños y recuerdos, fusionando la magia de la música con la riqueza de la historia que exploraba.
En la silenciosa biblioteca de Hogwarts, en Profesor Snape observaba a Maxine sumergirse en sus estudios con una mezcla de concentración y alegría. La melodía de su suave canción creaba un ambiente mágico en el recinto, aunque el profesor se esforzaba por no perturbarla.
Maxine, con un libro entre las manos, sonreía mientras dejaba que sus pensamientos vagaran entre las palabras impresas y las notas de la canción que resonaban en su mente. Era evidente que estaba inmersa en algo más que simples estudios académicos; su corazón estaba tejido en las páginas del libro que sostenía.
La expresión de Maxine cambió repentinamente mientras lágrimas se asomaban en sus ojos. Murmuró suavemente unas palabras que parecían dirigidas a alguien llamado Ominis. La tristeza y la melancolía se reflejaban en su rostro, pero, al mismo tiempo, una sonrisa se asomaba, como si intentara reconfortar a alguien, incluso a sí misma.
"Ominis, estoy bien en verdad..." susurró entre lágrimas, como si compartiera un secreto con las páginas del libro. La dualidad de sus emociones se entretejía en esa simple frase. Después de un momento de reflexión, volvió a sonreír, como si decidiera aferrarse a la felicidad y continuar su lectura con renovado ánimo.
En la tranquila biblioteca de Hogwarts, Snape continuaba observando a Maxine, notando cómo sus emociones se transformaban mientras estudiaba. La mención de "Ominis" parecía llevarla a un lugar de añoranza y tristeza, pero luego, con resolución, ella se secó las lágrimas y decidió continuar con su lectura.
Maxine, con determinación en sus ojos, se propuso buscar el libro de Libatius Borage, tal vez con la esperanza de encontrar en sus páginas algún consuelo o conocimiento que le ayudara a comprender y superar sus sentimientos. El rastro de lágrimas en su rostro dejaba claro que no era una tarea fácil, pero su determinación revelaba una fuerza interna notable.
Las emociones de Maxine eran palpables en el aire de la biblioteca, y Snape respetaba su esfuerzo por enfrentar la realidad y seguir adelante. Estaba seguro de que la joven bruja estaba destinada a descubrir más sobre la magia y sobre sí misma a medida que avanzaba en sus estudios.
Maxine se encontraba junto a la ventana, donde se había instalado a leer después de pasar bastante tiempo sentada. Tarareaba suavemente, disfrutando de la tranquilidad que le ofrecía ese rincón alejado de la atención de los demás estudiantes. El profesor Snape notó cómo Maxine, al leer el libro, experimentaba una gama de emociones y recuerdos relacionados con Ominis. Era comprensible que esas memorias perduraran en ella.
Aunque intentaba ser positiva y mirar hacia adelante, aún podía percibirse que había emociones que persistían en el momento presente. Respetaba la fortaleza que ella mostraba y encontraba agradable su enfoque en aprender más sobre Pociones.
El profesor reconocía la espera de Maxine por un momento de privacidad mientras permanecía junto a la ventana. Observó cómo ella tarareaba suavemente mientras leía el libro, demostrando una dedicación tranquila y sin interrupciones. Snape apreciaba la manera en que ella elegía disfrutar de su lectura de una manera discreta, respetuosa y calmada, sin interferir con otros estudiantes.
Maxine Borage, agotada por la lectura, decidió descansar en el aula de Herbología. A esa hora, parecía que no había nadie más en clase, lo que le brindaba un momento de tranquilidad. Se sentó y observó cómo los pétalos de los árboles danzaban en el aire, cayendo suavemente al suelo.
El profesor Snape notó a Maxine, inmersa en ese rincón de la escuela, disfrutando del momento de sosiego. Era evidente que se trataba de una hora libre, sin ningún profesor presente. Observó con satisfacción cómo ella se sumergía en la calma del instante, simplemente contemplando el descenso de los pétalos de los árboles.