Capitulo 3
Maxine dirigía su mirada a Newt, conteniendo la respiración, preparada para cualquier eventualidad. La mirada del joven llevaba un atisbo de preocupación, y el silencio que reinaba en el bosque parecía demasiado inquietante. Observaba a Arthur, quien escuchaba atentamente, sus ojos entrecerrados mientras estudiaba los árboles. Newt, por su parte, mostraba nerviosismo, su respiración lenta evidenciaba la tensión en el ambiente.
En ese instante, Maxine sintió a Arthur empujándola ligeramente bajo el brazo. Los ojos de Newt encontraron los suyos, y el miedo se reflejó claramente en su mirada. "Shhh", susurró él en voz baja. Maxine sonrió y comenzó a acariciar a Arthur nuevamente, con gestos suaves y calmados, infundiendo una aura de paz en medio de la incertidumbre.
Arthur emitió un suave ronroneo mientras la mano de Maxine acariciaba su melena. La criatura alada la empujó con su pico en un gesto juguetón. Mientras tanto, Newt permanecía inmóvil, con los ojos escudriñando los alrededores, observando cada árbol con atención. Una inquietud palpable se apoderaba de él, su respiración se volvía superficial y rápida, como si anticipara una amenaza latente.
Las orejas de Arthur se movían con agilidad para captar incluso el sonido más tenue en la penumbra del bosque. Mientras tanto, en la mente de Maxine, una mezcla de emociones se desataba. "¿Por qué justo hoy pasa algo? Encima, iba a escribir cosas en mi diario, justo hoy pasan cosas... pero conocí a un hipogrifo, eso es bueno, en verdad, y es como un gatito", reflexionaba Maxine, pasando del miedo repentino a la felicidad.
Arthur volvió a empujar a Maxine, seguido de un suave sonido. Levantó la cabeza para mirarla, como si quisiera comunicarle algo. Mientras tanto, Newt permanecía inmóvil y tenso, sus ojos vigilando cada rincón del bosque. Sentía como si estuvieran al borde de un posible ataque en cualquier momento. El bosque, envuelto en una extraña aura, parecía contener secretos y peligros inesperados que aguardaban en la oscuridad.
Arthur empujó a Maxine nuevamente, acercándose más en sus brazos, sumiéndola en un abrazo reconfortante. La tranquilidad persistía, pero Arthur insistía, empujándola una vez más, como si intentara captar su atención de una manera peculiar.
Maxine, desconcertada, no lograba descifrar el mensaje de Arthur. Él la empujaba en una dirección específica, indicando que algo estaba muy cerca. La criatura alada mostraba signos de nerviosismo, buscando refugio en la proximidad de Maxine, y el miedo se reflejaba en sus ojos.
Aunque Maxine no podía identificar el peligro inminente, Arthur, con su aguda percepción, parecía alertarla de algún riesgo cercano. Observó cómo la mirada intensa de Arthur se dirigía hacia una dirección específica, revelando su miedo palpable. Decidió seguir la mirada de la criatura y, entre los árboles a su derecha, distinguió una figura emergiendo de la oscuridad.
La figura avanzaba erguida sobre dos patas, envuelta en una capa oscura que caía con gracia sobre sus hombros. De repente, la enigmática persona se detuvo, como si hubiera percibido la presencia de Maxine y su acompañante. Desde otra dirección, el crujir de hojas resonaba en la quietud del bosque.
La tensión invadió el cuerpo de Arthur, cuyo rostro se presionaba contra el hombro de Maxine. Preocupada, ella extendió la mano hacia Newt, buscando alertarlo sobre la inquietante situación que se desarrollaba a su alrededor.
Newt sintió el toque y giró la cabeza lentamente. Con el rabillo del ojo, percibió el movimiento que se aproximaba desde el otro lado del bosque. La figura encapuchada comenzó a avanzar hacia ellos, revelando un propósito aún desconocido. Mientras tanto, otra figura encapuchada emergía detrás de la primera, tejiendo una atmósfera de misterio y peligro que se cernía sobre ellos en la penumbra del bosque.
La mirada de Newt reflejaba preocupación, sus ojos llenos de temor ante el creciente peligro que se cernía sobre ellos. A pesar de la amenaza inminente, Arthur seguía presionando su rostro contra el hombro de Maxine, buscando refugio en su cercanía. El crujir de las hojas, como un ominoso presagio, continuaba creciendo en intensidad.
En la mente de Maxine resonó la pregunta: ¿Cazadores? Las dos figuras se aproximaban lentamente, sus oscuras capas ondeando con cada paso que daban, sus intenciones aún veladas en el misterio de la penumbra del bosque.
Arthur, alerta a la situación, instó a Maxine a ocultarse empujando con su rostro. Los árboles temblaban a su alrededor, y el sonido del crujir de las hojas alcanzaba niveles ensordecedores, haciendo que apenas pudieran escuchar sus propios pensamientos.
Newt fijó una mirada preocupada en Maxine mientras las dos figuras continuaban su avance inexorable. Ante la proximidad amenazante, Maxine cambió su expresión por completo, adoptando una actitud defensiva y preparándose para conjurar un hechizo en caso de necesidad.
Las figuras encapuchadas persistían en su avance. Arthur, temblando ahora, presionaba su cuerpo contra los dos estudiantes, como si quisiera formar un escudo protector a su alrededor. Con la violencia del temblor de los árboles, la visión se veía dificultada, pero Maxine notó que las capas de las figuras se movían al compás de sus pasos. El encuentro inminente se volvía cada vez más inevitable.
Newt, con los ojos bien abiertos, miraba a Maxine, sin estar seguro de cómo proceder. Su mirada también se dirigía a las figuras, mostrando una preocupación palpable. Estaban a punto de alcanzarlos, y la incertidumbre llenaba el aire con una tensión creciente, como si el destino mismo se revelara en ese crucial momento en el bosque misterioso.
Maxine avanzó decidida y pronunció el hechizo: "¡Despulso!" El conjuro fue más poderoso de lo habitual, causando que una de las criaturas perdiera el equilibrio. Ambas figuras fueron empujadas hacia atrás y cayeron al suelo, perdiendo sus capas en la caída. Maxine notó con sorpresa que una era un goblin y la otra un duende.