Capitulo 4
El goblin extrajo un pequeño cuchillo y una daga de su bolsa, dirigiendo su atención hacia Maxine y apuntando la daga hacia Arthur, quien continuaba gruñendo. Newt dio un paso adelante, susurrando con urgencia, "Maxine... No". Aún la miraba con sorpresa, mientras la cara retorcida de rabia del goblin se movía lentamente hacia ellos, manteniendo un ojo vigilante en Arthur. La situación se volvía cada vez más tensa, y el bosque, una vez más, parecía albergar secretos oscuros y peligrosos.
Maxine sintió que el cuerpo de Arthur se tensaba contra ella. Decidida, dio unos pasos adelante y lanzó: "¡Levioso!" El goblin pareció flotar en el aire, a unos cuatro metros de distancia. Emitió un sonido de sorpresa mientras permanecía suspendido en el aire. Newt avanzó otro paso, con la mirada fija en el goblin, mientras Arthur continuaba gruñendo, cada vez más inquieto.
Los ojos de Arthur seguían fijos en el duende, quien también mostraba sorpresa ante la insólita escena del goblin flotando en el aire. El duende permanecía de pie, observando la situación con detenimiento.
Con determinación, Newt sacó su varita, aunque su mano temblaba ligeramente. Maxine, avanzando con cautela, lanzó el hechizo: "¡Depulso!" hacia el duende, quien fue empujado unos tres metros hacia atrás. Maxine optó por hechizos menos potentes, temiendo que Newt pudiera malinterpretar sus intenciones. La situación en el bosque se volvía cada vez más intensa, y la magia se desataba entre las oscuras sombras de los árboles.
El duende fue arrojado hacia atrás y aterrizó en el suelo con un estruendoso golpe. Su rostro reflejaba sorpresa y dolor mientras te observaba. El goblin, al emitir otro agudo sonido de sorpresa, también cayó. Arthur gruñía con más intensidad, evidenciando su incomodidad con la presencia de estas criaturas.
Mientras tanto, Newt continuaba mirándola con mezcla de preocupación y confusión. No comprendía por qué estaba utilizando magia en ese momento. "Vamos", instó Maxine a Newt, agarrando su brazo para salir. Aunque parecía querer saber más sobre el goblin, no era el momento adecuado. Tu expresión seria y la preocupación por Arthur eran evidentes.
Newt resistió su tirón, deteniéndose en seco. Necesitaba respuestas antes de sentirse cómodo abandonando la escena. El goblin, desde el suelo, la miraba con ira reflejándose en sus ojos. A pesar de estar en el suelo, sostenía su daga con firmeza, listo para cualquier eventualidad. La tensión en el bosque aumentaba con cada momento que pasaba.
Arthur jadeaba ligeramente, pero mantenía su postura gruñendo, listo para defenderte. Observaba al duende con precaución mientras Maxine lanzaba el hechizo: ¡Expelliarmus! Con la esperanza de que funcionara en objetos que no fueran varitas. De hecho, el cuchillo del goblin fue expulsado tres metros, dejándolo desarmado.
El hechizo resultó efectivo, y el cuchillo voló lejos, aterrizando en el bosque. El goblin estaba en estado de shock al ver su cuchillo ahora fuera de su alcance. Arthur seguía gruñendo y vigilando al goblin. Newt parecía indeciso sobre si irse, aún mirándote con una expresión preocupada.
Maxine, apuntando al duende y al goblin, se acercaba para preguntar en voz alta y firme: "¿Qué quieren? ¿Quiénes son? ¿Y qué hacen en el bosque?" En esos momentos, Maxine imponía cierto temor. Tanto el duende como el goblin parecían sorprendidos y enfadados. Comenzaron a hablar entre ellos, intentando comunicarse con palabras y gestos. Sus voces eran ásperas y profundas. La tensión en el bosque era palpable mientras todos esperaban respuestas.
El duende apuntó su daga hacia Maxine y luego la señaló a Arthur. Aunque la capucha del goblin cubría su rostro, su mirada era firme y penetrante, causando incomodidad en Maxine. Arthur gruñó aún más fuerte, moviéndose de manera protectora hacia ella.
Maxine, entre risas y enfado, exclamó en su mente: "¿En serio no van a responder? ¿Acaso no saben lo que puedo hacer? ¿No saben quién soy?" Su frustración crecía, y la posibilidad de hacerles daño de verdad le cruzaba la mente.
Tanto el duende como el goblin parecían sorprendidos al ver una sonrisa en el rostro de Maxine. El goblin habló con el duende en una voz profunda y áspera, sacudiendo las hojas en su enojo. Los ojos del duende se endurecieron, como si estuviera tratando de intimidarla. La tensión en el bosque se mantenía, y la incertidumbre flotaba en el aire mientras esperaban alguna respuesta de los intrusos.
Arthur se apretó contra Maxine, mostrando su lealtad, su cuerpo tenso junto al de ella. El crujir de las hojas resonaba mientras el duende intentaba acercarse con la daga en sus manos.
Maxine soltó una risa un tanto maliciosa, cargada de enojo real, y lanzó el hechizo: ¡Bombarda!, haciendo que la explosión se produjera cerca de los pies del duende con la navaja, con la intención de asustarlo, aunque su verdadero objetivo era apuntar a su despreciable cabeza.
El duende gritó de miedo cuando el hechizo impactó cerca de sus pies. Retrocedió de inmediato, y la daga voló fuera de sus manos. La sorpresa del goblin, que se acercaba, también fue evidente. Se podía percibir el miedo en sus ojos, como si reconociera la verdadera potencia del hechizo. La tensión en el bosque se intensificó, con el eco de la explosión resonando entre los árboles.
Arthur se sobresaltó por el hechizo, mostrando signos de agitación. Gruñó al goblin y lo empujó con la cabeza, haciendo que los ojos del goblin se abrieran con miedo mientras daba un pequeño paso hacia atrás.
Maxine, aún apuntando con firmeza, exclamó: "¡Ríndanse! No... no saben lo que puedo hacer realmente. ¡Respondan mis preguntas! ¿Quiénes son y por qué nos atacan?" Maxine avanzaba un poco mientras mantenía su varita en posición.
El goblin y el duende quedaron atónitos en silencio, mirándola con incredulidad. El miedo estaba claro en sus ojos. El goblin dejó caer el cuchillo y comenzó a hablarle al duende en una voz áspera y profunda. El duende asintió y comenzó a hablar lentamente, revelando finalmente algo de información sobre su presencia en el bosque.