Parte III Capitulo 11

Capitulo 11

Maxine, preocupada por Astaroth, que tenía miedo, le dijo: "Está bien, Astaroth, yo... te protejo. No temas." Maxine lanzó un hechizo de magia antigua de protección contra todo: "Scutum Invulnerabilitatis", aunque no sabía muy bien de dónde lo había leído, solo le vino a la mente.

Los susurros de repente se detuvieron. Los ojos del demonio se abrieron de par en par ante el repentino sonido del silencio. El silencio era... aterrador. No se escuchaba nada más que la respiración propia y la de Astaroth. Luego, hubo un fuerte... chillido en la distancia. El demonio se estremeció y parecía absolutamente aterrorizado.

"Es la criatura... el demonio... viene por nosotros..." El demonio agarró de repente el brazo de la chica y comenzó a arrastrarla más profundamente en la casa, su otra mano sosteniendo su daga firmemente.

"Oh... ¿El hijo del Diablo?" preguntó Maxine.

El demonio asintió, sus ojos estaban abiertos de miedo. "Sí... viene por mí..." Rápidamente la llevó más adentro de la pequeña casa de madera. Luego, el demonio cerró la puerta tan rápido y silenciosamente como pudo. De repente, se giró para enfrentarla, sus ojos aún muy abiertos de miedo.

"Tenemos que escondernos..." Le susurró, temblaba y parecía casi como si fuera a llorar. Maxine, reflexiva, dijo: "Mmm, no, Astaroth, habla más bajo. Necesito saber cómo cerrar el portal... ese mago Morgo... supongo que no tengo tiempo de buscarlo, pero ¿sabes cómo podría cerrar el portal?"

El demonio se tomó un momento para pensar antes de hablar. Todavía tenía una expresión de miedo en su rostro. "Sí... sé cómo cerrar el... portal..." Habló en un susurro, su voz temblaba mientras hablaba. Parecía tener miedo de pronunciar las palabras en absoluto.

"Solo... tienes que... encontrar... la poción... es una que... solo se usa... para bloquear y cerrar portales..." El demonio habló lentamente, su voz aún temblorosa, pero se notaba que el demonio podía escuchar claramente los pasos afuera.

"Poción... portales..." murmuró Maxine, un poco temerosa pero más preocupada por su hambre. "Me siento un poco mareada, sabes... no comí nada casi en todo el día." El demonio pareció pensar por un momento. Miró a su alrededor y luego empezó a buscar detrás de puertas y cajones.

"Sí... sí tengo que..." Parecía murmurar algo mientras sacaba un pequeño cofre de madera. El cofre estaba cerrado con una pequeña y complicada cerradura. "Esas... pociones... son las únicas que sirven... para..." El demonio habló lentamente y pronunció la última oración como si tuviera miedo de decirlo en voz alta.

"¿Cómo es que tienes eso? Ha... sí, un demonio... bueno, yo puedo hacerlo... ¿cómo se llama la poción que tienes?" preguntó Maxine.

Podían escuchar los grandes y pesados pasos afuera de la casa ahora. El demonio lucía asustado y empezaba a temblar. Su voz seguía siendo suave mientras hablaba. "Se... llama..." El demonio pareció dudar.

"Pocion... Infernalium... Claustri..." El demonio susurró la última oración. Tenía tanto miedo de decir el nombre que lo pronunció lo más bajo posible.

"Si... claro." Maxine lo miró a los ojos para tranquilizarlo. Pronunció el hechizo: "Protego Totalum" para que la casa estuviera protegida. "Ya estarás un poco más tranquilo, Astaroth." El demonio asintió con la cabeza, esta vez sorprendido. Había escuchado ese hechizo antes.

"Proteger el lugar... lo que... es algo... bueno..." El demonio habló suavemente. Parecía estar respirando un poco más fácil ahora, ya no tan asustado de la criatura afuera. "Sí...." El demonio se volvió hacia el cofre que había abierto y comenzó a rebuscar en él. "Sí... ahí..." El demonio encontró lo que buscaba. "Ah... ah..."

"¿Lo encontraste?" preguntó Maxine. El demonio asintió con la cabeza y extendió la pequeña botella. "Lo encontré..." Era una pequeña botella de líquido oscuro que casi era negra. La botella era de un vidrio extraño que había sido moldeado para parecerse a la cabeza de un demonio. El líquido giraba y giraba lentamente dentro de la botella, como si estuviera vivo. El demonio habló en un tono suave y tranquilo. "Es... la poción... para... cerrar... portales..."

"Es... extraño, pero gracias... Astaroth, eres un buen demonio," le dijo Maxine con dulzura. El demonio parecía sorprendido. Nadie antes lo había llamado un buen demonio. “¿Era eso un elogio raro o algo así?”, pensaba el demonio. Parecía como si todos los demás temieran a los demonios y los consideraran criaturas malévolas. Sin embargo, Maxine estaba siendo amable con el demonio. Este no sabía cómo reaccionar.

"S.. sí.. sí, gracias..." Miró hacia abajo la botella mientras hablaba y asintió con la cabeza.

"Ummm y... saldré a cerrarlo, Astaroth. ¡Deseame suerte!" Maxine sonríe con determinación. El demonio pareció pensar por un momento antes de hablar. "Sí... sí podrás, solo... no te demores... mucho... o... tendrás... problemas..." El demonio la miró con una pequeña sonrisa. Sonaba genuinamente preocupado por que cerrara el portal. Su naturaleza amable, suave y cuidadosa era sorprendente. Maxine asintió con la cabeza y salió de la casa agazapada, escapando de seres mucho más oscuros que un Dementor.

Maxine salía a la oscuridad. El cielo estaba lleno de estrellas y brillaban a través de los árboles. El bosque se había vuelto silencioso y se sentía que algo estaba más adelante. Había un pequeño claro iluminado por la luz de la luna. Frente a ella a la luz de la luna, había una sombra. La figura era... alta.

Cuando Maxine se acercó, la figura se volvió para enfrentarla y la podía ver mejor. Era alta, como si un hombre alto estuviera parado allí, pero... ¿era realmente un hombre? Maxine no se acercaba; tenía que llegar a la rivera aún... ahí estaba el portal o eso parecía, la zona más oscura.

La alta figura se acercó desde la oscuridad. La figura era alta, tal vez más alta que cualquiera que la joven haya visto. Tenía extraños ojos brillantes de rojo y amarillo. Tenía garras largas y afiladas y sus dientes eran afilados. Parecía que era un hombre, pero... algo no cuadraba.